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UNILETRAS/KAHAN.jpg

TODO RENGLÓN SUBRAYADO ES VINCULO AL CONTENIDO DEL TEMA*

Sí, en esta sociedad de m... soy un robot

Hoy vamos a poner el telescopio de mi columna Prospectiva independiente de El Diario de Madrid, en la necesidad de completar trámites y requerimientos, entre otros para alguna evaluación de lo que está pasando en mi cuerpo, que ya siente los años. No me queda otro remedio que subsistir en medio de los códigos y a las respuestas codificadas a las preguntas también codificadas para que puedan ser entendidas por un robot. Mi problema de último momento, tiene que ver, o me lo estoy imaginando, con el nivel exagerado de calcio en mi sangre que, por años, figura en mis análisis. Bueno, en especial, con mis dolores en las articulaciones de la columna y las manos. Que son muy fuertes. Hace un par de años me tuvieron que operar de la columna vertebral, debido a osteofitos que son los que producen la degeneración y el daño de las superficies articulares, que obviamente como todo lo molesto, es común en las personas como yo y mis amigos, que somos como nos dicen, de edad avanzada..ERNESTO KAHAN SIGUE ARTICULO COMPLETO.ERNESTO KAHAN SIGUE ARTICULO COMPLETO

 

REFLEXIONES DE ESTE ROBOT- CUANDO ME VAYA... YA NO SERÁ COMO EN AQUELLOS TIEMPOS.. Alguien... quizá haya que llame a la alcaldía,a un juez,a la policía,a una EPS.a la fiscalía,a quien convenga-de acuerdo a la forma en que me muera. Joseph Berolo

UNILETRAS/FUNERAL.jpg

Todo conspira
para que yo me vaya
sin decir ¡Adiós! a nadie,
Nadie se dará cuenta...
aunque quisiera irme
y que todos los supieran...
 
Demasiado grande es el mundo
para darse cuenta
cuando yo me vaya-
causa mucho ruido
el quehacer humano
para acallarse
porque yo me muera-
lo habita mucha gente
absorta en liviandades
que por algo tan trivial
como la muerte se interese,
se desgaste en alardes
de ruidosos funerales,
vaya al cementerio-
nadie tiene tiempo
para tan leve afán;
el doloroso instante,
la soledad acompañada,
el féretro ambulante
por la ciudad extraña...
la corriente humana
sigue indiferente,
sombras son pasmadas
en el pálido horizonte
del más fugaz
de todos los instantes.
 
Todo conspira
para que yo me vaya
sin decir ¡Adiós! a nadie,
sin que nadie haya
que murmure un rezo,
me lleve a la estación,
suspire, llore un poco,
deshoje un beso
sobre el pálido esqueleto,
invoque viejas glorias,
deshoje historias-
solo yo estaré,
encajonado
en mísero ataúd,
¡Qué Ironía!-
acolchonado
para el festín subterráneo
de hambrientas alimañas.

Lentamente,
inexorablemente
he venido caminando el largo trecho
del último suspiro...
calladamente,
solitario,
trasegando por alares viejos,
recordando gestas,
engarzando sueños viejos,
agotando fuerzas en el postrer intento
para impedir llegar,
tan portentoso cuerpo,
herido al fin, de muerte,
al cruce de partidas-
el trayecto final
de la última caída
de mi poder vencido.
 
Atajos tuvo de alegrías,
no todo fue rastrojo,
flores hubo, espinas hubo,
humedales fueron las campiñas,
huertos de semillas muchas,
el árbol, la llanura, tanta viña,
tanto espacio verde....
¡Ah! ... y los desiertos...

¡Oh! eterna melancolía aquella
de vivir por tanto tiempo
conociendo las sequías,
cultivando humanas ironías!
 
Hubiese querido irme
cuando alguien quedaba de los míos ,
me llamaban : ¡Hola... mi querido ! -
cuando venían los vecinos
a preguntar por mi suerte,
alguien les contaba con acento triste
que yo estaba enfermo,
y llorando a mares-
muy cerca de la muerte.
Hubiese querido irme
cuando alguien hubiese habido
para hacerle saber a mis amigos,
a tanto amor ausente,
que viniesen a verme,
mientras estuviese vivo,
alerta, medio despierto
al menos,
para no tener que irme
sin su grata compañía.
Hubiese querido irme
cuando la ciudad entera
me cabía en la mirada,
cuando todos mis amigos
sabían todo lo que yo sentía
por haber nacido en ella,
y haberla abandonado un día...
  
Hubiese querido irme,
cuando, al irse,
cualquiera que fuese
el que se fuese,
se notaba el vacío,
en la calle, en la taberna,
en la plaza,
en el primer domingo
después de la jornada,
una silla vacía
a la hora de la misa
mayor de mediodía.
 
Hubiese querido irme,
cuando todos conocían
que alguien se les iba-
y sonaban las campanas
con dejos de partida.
Hubiese querido irme
cuando al morir,
al muerto
en su casa lo velaban,
lavaban su cuerpo
las mujeres santas,
lo vestían como para ir de fiesta,
lo aromaban y rezaban
entronizado en la sala de la casa,
rodeado de mortuorios gestos,
de gentes con brillantes trajes negros,
las mujeres bajo encajes finos ,
sus siluetas largas, cavernarias,
envueltas en cirios y azucenas,
el aire lleno de olores funerales -
y el nombre del paciente se leía
bien trazado con polvo de oro
sobre largas cintas ribeteadas en dorado,
mortajas de muchas rosas muertas,
asidero tenaz de caminantes,
amarrados al fúnebre escenario.
 
Hubiese querido irme cuando al morir
en el patio del recinto
se libaban aguas fuertes...
cuando con ardor y valentía,
los dolientes,
a cual más borrachos
lloraban y reían
contando mis memorias,
y se hervían caldos desafiantes,
se repartían tintos y pericos
y agüitas confortantes...
y se lloraba mucho-
mucho se lloraba,
quizás por tanto líquido
y tantas otras cosas humectantes.
 
Hubiese querido irme
cuando había algarabía
por la muerte de cualquier vecino-
pólvora en la plaza,
ecos de dolor en todo el pueblo,
resonancia en la comarca,
en la región,
y era gran negocio
empapelar paredes con avisos blancos,
rellenos de muchas letras, muy romanas,
enmarcadas por grandes cruces negras
y largas marcas amarillas
trazadas con brochas engrudadas.
 
Hubiese querido irme
cuando llegaban sin saber de dónde,
flores, muchas flores,
y coronas grandes , por docenas
que sí iban a parar al cementerio.
Hubiese querido irme cuando todavía
me llamaban, Don José.
existía el correo y el cartero
cumplía sus deberes,
y llegaban a tiempo las misivas
de sentida condolencia,
surgían de la nada los amigos
y hasta gentes que nunca conocí,
todos, todos, invitaban a las honras,
y lloraban con todos los parientes-
y hasta los paseantes del lugar
-solo por pasar por el lugar, lloraban.
 
Hubiese querido irme
cuando aún sonaban las trompetas
de la guerra del poeta
que luchaba cosas quijotescas,
la huella aún quedaba
de su paso por la tierra,
sus sueños eran sueños
que todos le aplaudían.
 
Hubiese querido irme
cuando era de todos conocido-
¡qué se yo¡ ...quizá
por lo que hacía,
por lo que no hacía,
por haber viajado lejos,
el primero en treparse al viento,
en elevar cometas,
en hallar la brisa
que marcaba las tormentas
talvez por aquello
de haber vivido tanto tiempo
tan lejos de mi tierra,
cultivando mis nostalgias
en suelos extranjeros
esos suelos
donde tantas veces
posé viajero
de un querer
que nunca hallé
y si lo hallé
jamás lo fue.
Hubiese querido irme
cuando alguien
hubiese habido
que escribiese poemas todavía-
versos a los muertos,
alguna cosa digna
que recordase en piedra
su paso de arboleda.
Hubiese querido irme
cuando se daba la vuelta
a la plaza del pueblo
en procesión de muerto,
y se formaban
largas colas negras
de gentes todas lagrimosas,
de mujeres piadosas,
con sus largos velos,
de viudas sin consuelo,
de novias blancas,
las de mis muchos sueños,
-de amantes descuidadas-
de féminas incógnitas,
de tantas otras bellas
de las tantas que encarné.

Hubiese querido irme
cuando era moda el cortejo funeral,
mujeres nazarenas
arrastrando enaguas rojas,
con sus gemidos largos
que asombraban
a las gentes rezagadas
cargadas de sospechas -
de si el muerto
era aquel
que en vida despreciaban.

Hubiese querido irme
escuchando mil rosarios,
a beatas solitarias,
a brujas rezanderas,
las que tanto me asustaban
cuando andaba derrochando
fantasmas y esperanzas
cazando mejoranas,
 
Hubiese querido irme
cuando decretaban tres días
de extremado duelo,
¡ y todos los cumplían!-
la familia,
los amigos,
los extraños...
y las nueve noches
eran nueve noches,
sin excusas ni pesares
cargadas de palabras ,
por decir palabras...
Hubiese querido irme
cuando todo lo del muerto
se guardaba
y se cuidaba
como si no se hubiese ido...
el cuarto,
la cama,
sus pantuflas,
sus pañuelos,
el perfume, en mi caso el mío-
aquel tan conocido
que me hacía tan querido,
tan cercano a las sonrisas
de labios enfilados
al altar de mis proezas.
 
¿Cuanta pena siento
por no haberme muerto cuando debía!
Hubiese querido irme cuando al morir,
nada, nada regalaban
de lo que del muerto hubiese sido -
su cuchilla de afeitar,
la brocha, el jabón de espuma...
sus cositas.

Hubiese querido irme
cuando hubiese hecho falta,
en mi casa,
en la calle,
en el barrio,
en el pueblo,
en la ciudad,
en todo el mundo.
¡Qué tristeza!
No pude irme
 cuando tanta cosa bella
sucedía al que se iba
cuando todavía se creía
que irse, era para quedarse
de por vida.
 
Tendré que partir
en otra hora,
en cualquier hora,
ya no importa-
desde cualquier lugar,
donde, aunque yo lo quiera,
ya nadie va a estar
en mi partida,
nadie va a llorar,
a correr,
a ver el sitio
donde vaya a estar..
Solo sé que... habrá mucho ruido
y mucho alarde
por otras cosas
que no serán las cosas mías...
y mucha gente indiferente,
y mucho apuro,
y falta de tiempo,
y falta de dinero,
¡Ah! eso siempre fue constante
...todos correrán a ver si algo les dejé..
no vaya a ser que me lo lleve
y nadie dé razón
cuando me vaya
de qué hice o no hice
con lo que siendo mío,
al irme
que para qué querré,
se que lo dirán-
en la otra vida
lo que aquí ni me servía...
ya no es mío-
 
 
Hubiese querido irme
cuando de veras
a alguien le doliera
que dejase o no dejase
fortunas
o infortunios...

Pienso... "Algo dirán,
cuando me muera,
por salir
de aquel afán
de decir lo que en vida
no se dice
por decir algo,
lo que yo quise
que de mi dijeran,
cuando aún pensaba
que mi ser lo merecía "
 
Alguien... quizá haya alguien
que llame a la alcaldía,
a un juez,
a la policía,
a una EPS.
a la fiscalía,
a quien convenga-
de acuerdo a la forma
en que me muera.
Talvez alguien venga,
alguien haga algo
para salir del muerto
y en algún lugar ponerlo-
en una funeraria,
en un gran salón helado,
donde quepan muchos
o no quepa nadie,
donde tengan carrozas-
de las de ahora,
que corren muy veloces
para que nadie que las siga
sepa que llevan la carga
de un difunto.
Tendré que irme ahora
cuando la muerte es negocio
montado en cada esq
uina,
cuando todo cuesta-
las flores,
la elegía
los responsos al borde de la tumba,
la almohadilla,
el sudario,
la camisa almidonada,
la corbata,
el saco,
el escudo de Colombia en la solapa-
ahorro si es, de pantalones
zapatos, e interiores -
al fin y al cabo nada a la vista sobresale,
lo que cuenta aparece maquillado-
la ventana del engaño se parece
a la pantalla rota
de algún televisor abandonado.
Tendré que irme ahora...
Ya que importa...
¡ que expongan mi cadáver
donde cobren por mirar!
el rostro maquillado,
los ojos de cristal
y el cabello bien rizado...

Eso si dejo libre
lo que vale retocarme-
es que vale tanto
estar bien muerto-
...cobrarán por alzarme,
bajarme,
taparme,
....y olvidarme...
Cobrarán si me incineran...
¡ Oh maroma
de candela
de la macabra muerte!
Cosa horrible...
...en un instante-
¡Polvo! ¡Cenizas!

La Nada
en el fondo de una tumba...
es cosa de un instante-
No es Vikingo el fuego
ni olímpica la llama...
es crudo el espectáculo...exhausto
del infierno de la tierra,
¡Qué importa ...el fuego
que todo lo reclama!
... a alguna esquina llegará el osario,
polvo entre el polvo
de alguna casa alzada todavía
al pie del Transmilenio
que todo se lo lleva-
en una caja abandonada,
el alto de un en armario,
botada entre ollas oxidadas,
o puesta en un jardín
dizque de acuerdos
para guardar
en cajas aceradas
los recuerdos-
si es que algo queda
de lo viril que fui..
si son mis huesos
calcinados
lo que devuelve el crematorio,
o es la suma de otras cajas
o la de otros restos
tan solo el sortilegio.
 
Hubiese querido irme
cuando se notara el hueco,
el vacío, la tierra removida,
el lugar que ocupaba
en este mundo...
el sitio abandonado...
conservado.
 
De ESO. lo que sea
que de mi aparezca-
aunque cobren lo que quieran
los dueños de la hornilla-
que se deshagan
en donde
quiero estar- en el mar,
en un río,
en el viento,
en la luna,
aunque por cada grano de ceniza,
que tengan que cargar,
cobren lo que quieran cobrar-
para eso dejo lo que creo
que el asunto costará.

Eso si...

 

 

¡QUE TRISTEZA SI ME VOY
un Lunes....
no podré viajar
con paz y a gusto
todo el día...
No quisiera que nada sucediese
en la jornada rutinaria
de comienzo de semana
de las gentes,
ni perdiesen el puesto
o sufriesen rebaja de salario
por asistir al rápido sepelio
ni tuviesen que empezar llorando
sin querer... llorando
por aquello de llorar.

¡No!
Debo morirme
a la una de la madrugada,
en un sábado
para ser enterrado
antes del domingo
y todos puedan volver a trabajar
temprano al comenzar
de nuevo la semana.
¡No!
Tengo que irme
ahora, cuando todo el mundo
está ocupado-
y no decirle a nadie.,
Pagar de antemano
a quien quiera abrir mi fosa,
rellenar mi osario,
esparcir mi sueño,
derrotar mi paso-
y cuando esté así
enterrado,
desaparecido
desaparecido-
ser el más callado
de los muertos,
el que nada dijo a nadie
antes del suceso
ni a nadie quiso despertar,
y menos desde la tumba del silencio.
¡No!
No es que yo lo quiera así...
es que todo hoy
ha cambiado,
todos andan ocupados,
somos tantos,
somos muchos,
el tiempo corre,
la gente corre,
las nubes,
la lluvia,
los rayos,
las estaciones,
los gobiernos,
los partidos,
el dinero,
todo corre...

Yo se que nada valgo
para que alguien quiera detenerse,
llorar,
orar,
sufrir...por mi
Solo hay tiempo
para olvidar,
para seguir corriendo...

¡Estoy contento!
Me muero cuando nada espero,
me muero cuando nada quiero,
me muero cuando a nadie debo nada...
¡ dejo lo que cuesta un pobre entierro,
el de un pobre solitario llamado como me llamo yo.!

Como yo me voy
sin que nadie sepa
cuando fué,
si hoy... o ayer...el entierro nada cuesta.
Me voy, así no más, sin costo alguno..
es por eso que a nadie digo Adiós,
para que todo siga igual,
y que nada, ni nadie se detenga...
Como quise irme cuando al irme
hiciera ruido,
me voy cuando ya nada queda
me voy cuando a nadie ya le importa
asi no habrá ruido ni malestar alguno
porque yo me muera...
Me voy, así no más, sin costo alguno..
es por eso que a nadie digo Adiós,
para que todo siga igual,
y que nada, ni nadie se detenga...
Como quise irme cuando al irme
hiciera ruido,
me voy cuando ya nada queda
me voy cuando a nadie ya le importa
asi no habrá ruido ni malestar alguno
porque yo me muera..
¡Ah¡... me voy
sabiendo
que solo habrá un instante
para que alguien sepa que me fui...
Pasado seré al otro instante
y todo volverá en si,
cuando ya sin ... todo sea
igual que cuando fui...
 
Joseph Berolo
2005

 

 

No se muere mientras alguien te recuerde. Imagino a Jacobo mi nieto de diez años en unos 15 años dirigiendo casa de poesía Cali, ya la abuela habrá partido o estará quietica . Y él de seguro tendrá una gran foto de la abuela y de Joseph Berolo y recordará a los asistentes que la poesía en Colombia tenía o tiene a dos grandes expositores, amantes y defensores de la bella palabra. Así que tú y yo estaremos en la memoria colectiva por más tiempo del que podamos imaginar. Pero no por nosotros sino por los corazones de ellos que guardarán gratitud por los locos poetas de siempre. Con mi gratitud por siempre querido PADRE JOSEPH BEROLO. Jenny Cabrera Cali Colombia