Si el Parlamento Andaluz es socialista , estaba equivocado creyendo que por ello no era ni cristiano ni eclesiástico; pues lo es y para la muestra un botón que es alli mismo donde hoy comienza -- tras de llegar en andas, desde su catedral, La Virgen de los Desamparados y al término del Pontifical celebrado en el propio parlamento que otrora fuese seminario y aún conserva su capilla -- la celebración del 75 aniversario de la bendición de la Dolorosa. La Virgen partirá de luego en alzas socialistas hacia el Arco de la Macarena, por las calles de Becquer, Escobero Parras, Relator y Ferias, por el Muro de los Navarros, la Virgen de Puerta de Carmona.

Aquí, dueño de mi ser cristiano, voy por entre cornetas y tambores tratando de atinar en la memoria los pasos santos de la misma fiesta, partiendo de la Capital Primada hacia San Francisco y la Tercera en otro viernes eucarístico, por aquellos tiempos de estudiante cristiano, lasallista e inocente bogotano.

De paséo y procesión. El palio seguido por la Sociedad Filarmonica de Pilas, es precedido por el escuadrón de Husares, todas las Hermandades vecinas y que, nadie dude, de este peregrino recatado y con talante de lugareño. Vine a Sevilla a encontrarme con tan digno estilo, con las cruces de Mayo y de Rocío, aqui donde toda cosa torcida es una calle y todas las calles se me antojan ser la Calle Florián, la de telas y paños, platos y platillos, cortinas y brocados, papeles de colgadura y Johny Walker tan campante caminando por los tejados y la Loca Margarita en su trono de la Calle Doce.

¡ Que recuerdos! ¡ Que Calles ! Estas de Sevilla. Como para tomarles un retrato tridimensional y colocarlo sobre el plano de la sabana bogotana, unir puertas y barrotes y tejados y recordar nombres, ver unida la raza los Fernández, los González, los Muñoz, los Ramos y los Jiménez y los Herreras y definitivamente, los Rodríguez, los de aquí y los de allá.

Con todos los recuerdos santos de aquella infancia, pasa por esta hora lejana de aquella, la procesión de las Cruces de Mayo del Rocío. Pero hay otra Cruz. La más dolorosa y pesada de todas. La de aquel Calvario en que se ha convertido mi patria. Aquí repican las campanas desde los altos campanarios, las majestuosas catedrales, los más pequeños templos de arrabal; repican en tonadas leves, espaciadas, largas, rimadas a escala las incontables sirenas de bronce de la Giralda, los sacristanes sordos duermen colgados de los balancines, el eco se convierte en tropiezo de encantos, de bronces, en desbandada orquestada de palomas de Paz que vuelan hacia Colombia....y yo. me quedo convertido en campanil para seguir enviando notas.