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La Escuela como Refugio: Un Análisis
de la Violencia Doméstica La
violencia a través de los tiempos ha sido un fenómeno tan arraigado en la historia de la humanidad, que de la
misma forma ha sido imposible de erradicar y se ha manifestado de diversas formas y con diferentes intensidades a lo largo
de las civilizaciones. Una de ellas, quizá la más cruenta, la violencia en la familia. El tema de la violencia
en los hogares es un asunto complejo y preocupante que afecta a millones de personas en todo el mundo. Colombia es un ejemplo
de ello y sus víctimas son las mujeres y los niños. La violencia en el hogar se presenta de diferentes maneras:
agresión física, sexual, psicológica, económica, estructural, entre otras, que ocurre dentro de
una familia o relación de pareja. Esta violencia deja consecuencias devastadoras para las víctimas, tanto a
corto, como mediano y largo plazo. En
estos últimos tiempos, se observan con profundo dolor los conflictos armados que se extienden a nivel internacional,
y el crimen organizado opera a escala global. Las redes sociales y las armas de fuego facilitan la difusión de la violencia
y aumentan su letalidad. La violencia de género, sigue siendo un problema grave en muchas partes del mundo y la violencia
escolar como el bullying (que hace mucho daño) y las demás clases de violencia en las escuelas son una preocupación
creciente. Después
de la pandemia Covid 19, aumentó la violencia doméstica: el confinamiento y el aislamiento social incrementó
este flagelo en todo el mundo. Lo que nos hace preguntar: ¿Es la familia la principal fuente de violencia? ¿Qué
sucede al interior de las cuatro paredes de cada familia? ¿Es el padre o la madre o juntos los que causan la violencia?
¿Por qué los niños y los adolescentes de hoy son más violentos que antes? ¿Por qué
se han incrementado los suicidios? ¿Por qué ha aumentado el estrés y la ansiedad en los niños?
¿Por qué, según el Tiempo (14 de octubre 2024) en la semana de receso escolar hubo 106 muertos y 292
siniestros viales? Y ¿Por qué la escuela se convierte en un escape? Cuando se habla de la escuela como un "escape de la casa",
se está aludiendo a una situación en la que el entorno escolar se convierte en un refugio temporal para niños,
niñas y adolescentes que experimentan maltrato o abuso en sus hogares. ¿Por qué la escuela se convierte en un escape? Miremos por qué:
- Hay seguridad
emocional: La escuela ofrece un ambiente más seguro y predecible donde los estudiantes pueden sentirse valorados
y respetados.
- Se presenta
interacción social positiva: Las relaciones con compañeros y profesores son una fuente de apoyo emocional
y social.
- Se promueven
actividades y rutinas: La estructura de la escuela proporciona una rutina estable que puede ser un contraste positivo
con la incertidumbre y el caos en el hogar.
- Se usan recursos y servicios: Las escuelas ofrecen servicios de consejería y apoyo
psicológico que pueden ser de gran ayuda para los estudiantes que están lidiando con situaciones difíciles
en casa.
- Encuentro
con las amistades. Los niños y los adolescentes encuentran a sus mejores amigos o simplemente permanecen
solos, pero no maltratados.
- Socialización:
en muchos hogares se carece de amistades cercanas, por lo que los niños encuentran su lugar de "amigos"
en la institución educativa.
Finalmente se puede decir que, la escuela puede ser un lugar de esperanza y sanación para
los estudiantes que viven en hogares violentos. Sin embargo, es importante reconocer que la escuela no puede resolver por
sí sola el problema de la violencia doméstica. Se necesita un esfuerzo coordinado de la comunidad, incluyendo
a las escuelas, los servicios sociales, las agencias de aplicación de la ley y las organizaciones sin fines de lucro,
para abordar esta problemática de manera efectiva. Y una ayuda muy grande de las familias, quienes deben darse cuenta
que, con la violencia, todos sufren, especialmente los niños quienes, con dolor y miedo, deben volver a la casa a la
misma rutina y a los mismos malos tratos. Cambiemos hoy, para tener niños sanos, hoy mismo.
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LA PROCEDENCIA DEL MAL. Hacia las afueras de un bosque
muy lejano vivía una familia muy sabia que le tenía fobia a la ciudad. El padre de esta pequeña comunidad,
don Hipócrates, entendía el lenguaje de casi todos los animales con los que se rodeaba y se habían hecho
tan amigos que conversaba con ellos como si formaran parte de la misma familia. En alguna ocasión, cuando descansaba
después del arduo trabajo, pues comía la comida que cosechaba, se le acercaron allí, una corneja, una
paloma, un gamo y una serpiente, e iniciaron su diálogo que se tornó en discusiones, sobre la procedencia del
mal. -El mal viene de tanta hambre
que hay en todas las especies -dijo la corneja, con voz gruesa y firme-. Cuando se tiene la barriga llena los problemas se
alejan. Pero, si pasan algunos días y la comida empieza a escasear hasta la naturaleza se torna agresiva; la ansiedad,
el malestar y la intranquilidad se apoderan del cuerpo y es ahí cuando uno no responde por nada; como el cuerpo no
aguanta sin comida cuando se ve la ocasión nos abalanzamos ciegamente sobre lo que nos sirva. ¡Muchos perecemos
víctimas de la inanición! Estoy segura de que el hambre es el origen del mal. La paloma,
la escuchó atentamente y tomó la palabra para decir: -no estoy de acuerdo con mi compañera-; el mal no
proviene del hambre, sino del cariño, del amor. Vivir en pareja es una alegría porque todo lo tenemos. Amamos
tanto que, si nuestro compañero se aleja y se demora, nos imaginamos miles de tentaciones y, por o general nada bueno;
por el contrario: lo acorralaron, lo destrozaron, se fue con otro palomo, nos abandonó, perdió las plumas, en
fin, una cadena de torturas que van aumentando la adrenalina, no dan ganas de comer y las lágrimas o se detienen y
aumenta el estrés o se llora inconsolablemente. ¿Lo ven ahora? El gamo
gritó: -¡No señores! Ni del hambre, ni del cariño procede el mal-. Yo he tenido hambre y salgo
a buscar hasta que encuentre. Mi mujer me ama y yo la amo también, entonces, no es así. El mal procede del miedo
que a diario nos cobija. Hemos visto tantos animales rapaces con corbata y sin corbata que hasta el movimiento de las hojas
nos produce miedo, se nos acelera el corazón; no nos deja avanzar ni salir de nuestro entorno, ni emprender por temor
al fracaso y a los impuestos que imponen. Como no podemos disfrutar de la tranquilidad, por eso pienso que la procedencia
del mal está en el miedo. La serpiente se enroscaba y desenroscaba en el sitio
donde se encontraba, hasta que le tocó el turno y arguyó: -El mal proviene de la rabia, de la cólera,
de la ira-. No nos soportamos, por todo levantamos la voz, gritamos, nos sacudimos, no nos aguantamos ni una sola mirada que
no venga con buenos ojos, queremos morder al primer animal que pasa, buscamos venganza, somos envidiosos, la violencia no
para ni en nuestras propias madrigueras. Por eso digo que el mal proviene de la cólera. Los
demás animales que estaban escuchando como: el cervatillo, la tortuga, el gavilán, el búho, el jaguar,
entre muchos otros, quedaron sorprendidos de las alocuciones de estos debatientes. Todos ellos tenían razón,
y de aquel bullicio que se formó, se escuchaba: -¡de la envidia!, -¡el ansia de poder!, -¡de la falta
de amor!, -¡la desigualdad!, -¡el racismo!, -¡los animales machos quieren imponerse en todo!, -¡el
odio!, en fin... se oyó de todo. Don Hipócrates que no había hablado
se puso de pie y levantando sus manos, para que todos hicieran silencio, expresó: -Ustedes tienen razón en lo que dicen, si lo quieren
ver así-, pero el mal viene de cuatro humores que expele el ser humano: La bilis negra, vinculada con el elemento tierra,
cuyas propiedades son el frío y la sequedad. La bilis amarilla, el humor correspondiente al elemento fuego, sus cualidades
son la calidez y la sequedad. La sangre, sustancia vinculada con el elemento aire, cuyas propiedades son la calidez y la humedad.
Y la flema, sustancia relacionada con el agua, cuyas propiedades son el frío y la humedad. Si falla alguna de estas
tendencias de la conducta y de la vida, falla también la conducta mental.
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"UNA PAZ PARA TODOS
LOS TIEMPOS" El
hombre está hecho para la paz o para la guerra. Las explicaciones que los historiadores ofrecen sobre el pasado de
cada una de las civilizaciones que han pasado por este mundo están llenas de actos violentos, asesinatos, crímenes,
revoluciones muy sangrientas, castigos como la guillotina, guerras muy fuertes, violaciones, secuestros, robos, esclavitud,
etc., etc., etc. Se sabe, por ejemplo, que Roma conquistó Hispania a sangre y fuego, que nuestra Edad Media fue una
guerra interminable entre cristianos y musulmanes, que la hoguera se utilizó para castigar a los protestantes por parte
de la Inquisición, que las libertades se conquistaron duramente en las diferentes revoluciones que ensangrentaron Europa
en los siglos más recientes; que Europa atropelló a América con desmanes y vejámenes que faltó
poco para dejarnos sin raíces, y, en definitiva, que la Paz se firmaba sólo al final de una guerra y,
en demasiadas ocasiones, para descansar y preparar la siguiente. La Historia de la Humanidad tiene tantos muertos por actos
violentos que sus nombres llenarían las superficies de muros de interminables kilómetros de longitud.
Actuaciones en las que no
se ha cambiado casi nada, basta con abrir los ojos a un nuevo día y prender la televisión para escuchar noticias
del mundo, ¿qué encontramos? Lo mismo: violencia, muertes, asesinatos, gente de un lado para otro, huyendo de
la miseria, de las balas; robos, masacres, en fin... toda una estela de soledad, desasosiego, llanto, quejas, rumores, dolores
en el alma, ayes de sufrimientos, entre muchas otras expresiones y hay que seguir viviendo. Parece que no hay manera de detener
esta espiral de violencia. Lamentablemente, seguimos llenando páginas y páginas de periódicos, redes,
y libros de historia con más violencia que libertad y el significado de la palabra "paz" se aleja cada vez
más de su significado, de las familias, de las aulas, y, general, de una sociedad que la pide a gritos, pero que poco
ayuda a conseguirla. Pero,
¿qué tipo de paz se puede construir? Nuevamente acudo a la historia y me aterra, por ejemplo, la continua guerra
que vive Colombia; las dos guerras mundiales que ha vivido principalmente Europa, y que han dejado tanta destrucción
y muerte; como en el caso de la segunda guerra mundial y aquella bomba atómica sobre Hiroshima, ciudad del Japón,
un 6 de agosto de 1945. Entonces... ¿qué modelo de paz se puede construir que acabe con estas guerras fatídicas
y fratricidas que solo dejan viudas, niños huérfanos, soledad, abandono y hambre? La única paz
que es posible, será aquella que busque las causas que provocan la violencia y las combate con el diálogo, antes
de utilizar las armas. La violencia se alimenta de analfabetismo, de hambre, de abuso contra el más débil, de
fuerza del hombre contra la mujer, de delincuencia y del mal de todos los tiempos: la corrupción, pues "cuando
la capacidad del Estado se ve disminuida, las naciones no logran eliminar la pobreza, hacer frente al hambre, asegurar una
buena atención de la salud y una educación de alta calidad para sus ciudadanos, garantizar la igualdad de género
y otros derechos humanos, reducir la desigualdad, etc.", provoca que cualquier ser humano sienta la tentación
de agarrar un fusil y quiera defender sus derechos a través de la violencia. Así las cosas, la paz no debe ser un eslogan,
ni una frase de cajón para celebrar una efemérides, ni una utopía de un solo día. La paz es un
proceso que debemos construir diariamente desde el hogar y la escuela, aplicando los principios de tolerancia, equidad, diálogo
y fraternidad. La Paz inicia por reconocer que no siempre tenemos la razón, que el otro, grande o pequeño, también
tiene sus razones y que no se les puede reducir al silencio por el uso de la fuerza. El debate razonado de las ideas o más
sencillamente, el diálogo, fundamentado en argumentos válidos puede provocar la calma y propiciar el intercambio
de experiencias y de valores que desarman fácilmente al sublevado. La Paz no es la ausencia de las guerras, la paz
es la ausencia de las injusticias de los desmanes del poder hacia los pobres y marginados del mundo, contra las mujeres maltratadas,
contra los abusos de la infancia y de la juventud, y, en definitiva, la desaparición de cualquier discriminación,
sea del tipo que sea. En
este sentido, la paz es rebelde y sediciosa, porque siempre debemos estar despiertos a protestar contra el abuso a los Derechos
Humanos de quien sea y donde sea; lo que sí hay que erradicar son las causas que quitan la paz, como se anotó
anteriormente; cuando esto se logre, encontraremos el camino para vivir tranquilos, en la esperanza y, obviamente, con menos
olor a pólvora, desolación y muerte. Si queremos conseguir la tan anhelada paz solo queda ser protagonistas
de una nueva historia donde se hable de perdón, justicia, trabajo, tolerancia, paciencia y perseverancia y, entonces,
conseguiremos: "una Paz donde entremos todos y para todos los tiempos".
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