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ELIAS DOMINGO GALATI  Escritor Filósofo Conferecista Argentino- -Investiga el estrés en el Comportamiento- Autor de innumerables obras de carácter Cientico y Humanista.

 

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CONSENSO
El consenso es el acuerdo entre dos o más personas, que prestan su consentimiento a una acción o resolución común
Es adoptar un acuerdo para proceder en común. El consenso es necesario e indispensable en la vida de relación, de otro modo
sería imposible entenderno; el uso de una lengua específica, la forma deb circular, las formas protocolares de cualquier situación social, la mano para
circular, la manera de relacionarse, si no tuvieran un acuerdo, una actitudcomún, serían caóticas. Más hay otras cosas elementales, que necesitan consenso y en las cuales no siempre estamos de acuerdo. En especial a los derechos y deberes personales y a las cuestiones
patrimoniales y también en cuanto a la posesión de bienes, lugares,circunstancias y hasta regiones extensas.
La colisión entre derechos y obligaciones es la primera nota discordante en este acceso al consenso.
No siempre se estipulan los mismos derechos ni las mismas obligaciones para todos, tomando en cuenta que puede haber diferencias en cuanto a los
roles que ocupe cada persona. Pero en el aspecto común, natural, elemental de los mismos suele haberdiferencias y disputas. Acaso lo que yo quiero, admito que otra pueda desearlo, y más aún que le pueda corresponder. Estamos todos de acuerdo que la igualdad debe ser estricta, y que todos sin
excepción deben tener los mismos derechos y las mismas obligaciones en el mismo plano de ubicación.
Todos prestamos consenso quizás a respetar la libertad y la voluntad de losotros. El primer consenso que debemos admitir es el de las palabras y su conceptoestricto. Libertad, paz, justicia, propiedad, solidaridad, igualdad, acceso igualitario,
son términos que parecen específicos, pero a los cuales en diferentes sectores, en lugares distintos y en momentos determinados de la historia, se los ha cercenado, dándoles un concepto espúreo. Por eso, que significa lo que digo en realidad, y como lo traduzco en mi
comportamiento y mis acciones, señalará la verdad y la identificación con la palabra y su concepto.
¿Significa lo mismo propiedad para mí, que lo que siento para el otro? Quizás el concepto de lo mío es distinto de lo tuyo, y el acceso a él depende de otras circunstancias que la realidad y la verdad de los hechos.El concepto de ser libre es el mismo para mí que para los demás; el acceso a
los bienes, a la educación, a la comunicación es igual. La envidia, la pereza, la violencia, la soberbia han carcomido el corazón del
hombre, y a partir de ahí ha generado elaboraciones de conceptos que desvirtúan las palabras y los significados. Las reyertas, las guerras, las revoluciones, los atentados tienen en su origenun concepto discriminatorio y desigual, una falta de consenso de inicio, enlos términos, en lo que le corresponde a cada uno y en la forma de lograr acceder a ellos.¿Debería existir un consenso universal tal como se expresó en la Grecia Magna.Aristóteles se refiere al consenso universal como "la opinión de todos",prueba o contraprueba de la verdad, y en la Ética a Nicómaco dice "aquello
en que todos consienten, decimos que es así, ya que rechazar una creenciasemejante significa renunciar a lo que es más digno de fe".
En realidad desde siempre y también en nuestra época hemos renunciado aeste acto de fe. ¿Qué es más digno de fe que vivir en paz, honradamente, con dignidad, creeren la justicia, la libertad, ganarse el pan por uno mismo, ayudar al prójimo y construir un mundo mejor en el cual todos los hombres sean felices, puedansostener sus deseos y vivir hermanados?Miremos dentro de nuestro corazón....miremos a nuestroalrededor....miremos el mundo en general...¿se cumplen estos actos de fe?El consenso en los valores y las virtudes, es el acto de fe que debería hacerel común de los hombres, junto con la firme voluntad de sostener la paz, lajusticia, la libertad, la honestidad, la solidaridad y la igualdad de todos. Elias D. Galati
 

LA TRISTEZA DE LA VIOLENCIA
La violencia trae muerte y destrucción.
Además sume al hombre y a las comunidades en una profunda tristeza.
La tristeza, dice Spinoza, es mala, hace daño; hay que despojarse de ella.
Pero cómo despojarse de la tristeza en un mundo donde a cada momento hay guerra, terrorismo, discriminación, miseria e injusticia.
La miseria y la injusticia son causas de la violencia, pero hay otra causa profunda, interior, que es la soberbia del ser humano.
Es el pecado de Adán, querer ser Dios, tomar en mis manos el destino y a mi sola voluntad proceder en consecuencia.
Entonces la libertad, la justicia, el deber, el derecho están en mis manos, y son de acuerdo a lo que ordeno y promulgo.
Castigo y bendigo a discreción, a mi conveniencia, y porque así lo deseo.
La soberbia es la culminación del egoísmo y de la perversión del individuo.
Estoy por encima de mis semejantes y sus decisiones me pertenecen, deben ser como lo ordeno.
El mundo se vuelve gris, desaparecen los colores; los sentimientos y las emociones chocan entre sí, porque surge como culminación lo que tendría que desaparecer.
La terrible paradoja existencial de la violencia, es aquella que determina hacer la guerra para conseguir la paz.
¿Es que el hombre abdicó de la razón? ¿ no cree que es posible hacer entender que es lo que se debe, cual es la conducta? ¿ no se puede educar, enseñar las virtudes y los modos pacíficos?
Pareciera que hemos desistido de toda racionalidad, y sólo nos movemos por la fuerza.
El individuo, la sociedad, se deprime, se angustia, entra en desazón y descree de los valores y las virtudes esenciales.
Nadie puede en su sano juicio creer, ni pretender demostrar que es feliz en medio de la contienda bélica, en el terrorismo, en la discriminación, en la injusticia, en el autoritarismo, o en el aprovechamiento del otro.
Acaso hemos dejado de creer en el hombre.
Acaso involucionamos hacia nuestro origen animal.
Es el hombre bueno por naturaleza y la cultura lo denigra, o necesita de la cultura para ser bueno; es una discusión filosófica casi eterna.
Pero hay una línea muy fina entre la naturaleza del hombre, con la agresión necesaria para vivir y la violencia.
Nuestro alimento esencialmente es compuesto de seres que mueren para ser nuestra comida.
Es la agresión adaptativa la necesaria para sostener la vida.
En la carta enviada por el cacique Seattle al presidente Pierce en 1854, cuando pidió comprar las tierras de su pueblo dice: "El hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos. Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida. He visto a miles de búfalos pudriéndose en las praderas, muertos a tiros por el hombre blanco desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo como una máquina humeante puede importar más que el búfalo al que nosotros matamos sólo para sobrevivir. ¿Qué seria del hombre sin los animales? Si todos fueran exterminados, el hombre también moriría de una gran soledad espiritual; porque lo que le suceda a los animales también le sucederá al hombre. Todo va enlazado."
Hay una fuerza en cada ser, indispensable para su subsistencia, manifestada en su voluntad y empeño de continuar en el camino de la vida, y en ese sendero encuentra dificultades que debe sortear.
A veces esas dificultades son opuestas y debe ser agresivo, pero el límite racional de la agresión es la subsistencia.
Agredir sólo para sobrevivir, sin otro connotación, sin otra condición.
La educación, la cultura, debe mantener al hombre dentro de los límites de la agresión adaptativa, debe enseñarle cuándo y cómo, que es lo permitido y que es lo prohibido.
Es una tarea de todos, de los líderes, de los referentes, pero del hombre común también que debe con su conducta señalar el comportamiento correcto en estos casos.
El mundo está sumido en una profunda tristeza, fruto de la desazón, de la incomprensión, y del desánimo por tanto tiempo transcurrido, por tantas propuestas señaladas que caen en el vacío y no prosperan.
La violencia destruye pero también entristece, la tristeza es mala e impide la felicidad del hombre.
Las comunidades son cada vez más grises, la tristeza se ha apoderado de ellas, no tiene alegría y ese sendero conduce a la tragedia.

LA SATISFACCION DEL DEBER CUMPLIDO
El concepto de deber se entiende como la acción conforme a un orden
racional o a una norma.
Esta doctrina construida por los estoicos se funda en la norma de vivir según
la naturaleza y conformarse con el orden racional.
El deber recto que es perfecto y absoluto y se encuentra en el hombre sabio
y los deberes intermedios que son comunes a todos y se realizan con la ayuda
de una buena instrucción.
Para Kant el deber es la acción cumplida únicamente en vista de la ley y por
respeto a ella y tiene su valor moral no en la finalidad que debe lograrse con
ella sino en la máxima que la determina; su valor depende del objeto de la
voluntad que ha determinado esa acción, sin transferencia a la voluntad de
desear.
Entronca ese principio en la máxima oriental "que nunca tu deseo supere a
tu deber".
El deber entonces es una especie de necesidad y una relación con los
principios.
Para Bergson el deber u obligación moral no es más que un hábito de
comportamiento de los miembros de un grupo social, que tiene la misma
intensidad y regularidad que un instinto.
¿Cuál es el deber del hombre? ¿Qué significa cumplir con nuestro deber?
Desde los confines de la historia ha surgido esta pregunta, que inquieta y
mueve al hombre.
Hay que calar muy hondo en su interior, desnudar hasta lo último su alma,
para llegar a una aproximación de aquella intuición, de aquella profunda luz
que parece iluminar su camino y su destino.
La primera emoción es el deseo, todos nos movemos en la vida por los deseos
que sentimos y aceptamos, es nuestro motor.
El deseo es una actitud personal, sólo nuestra, comienza y termina en nuestro
ser.
Si bien es cierto que el deseo se imposta en otros seres, en las cosas, en ideas
o proyectos, no necesita más que de nuestro pensamiento y nuestra voluntad.
El deber en cambio es una relación, hay alguien o algo que merece nuestra
atención y al cual de alguna manera debemos atender.
Hay una obligación que debemos cumplir, salimos de nosotros y nos
proyectamos hacia los demás, o hacia las cosas, y entablamos un puente, una
relación que nos hace deudores de nuestra acción, que encamina nuestra
voluntad y nos marca el sino.
Es una relación intrínseca al ser; desde Aristóteles es imposible sostener que
el hombre sea solitario, el hombre es un ser sociable por naturaleza, está en
sí serlo.
De esa necesidad natural surge el deber.
Si nuestras relaciones se movieran al compás de nuestro deseo, no habría
comunidad, no habría sociedad, cada uno buscaría su propia satisfacción e
ignoraría a los demás.
Naturalmente el comienzo de nuestro deber es compartir, porque
compartimos la vida, porque vamos todos en un mismo camino, recorremos
la misma existencia, y necesitamos del otro, como el otro me necesita.
La vida ata nuestro destino, todo lo que sucede nos afecta en común, y no
podemos estar al margen de ello.
Entonces las acciones y el comportamiento de todos los hombres afectan al
universo, a la naturaleza y a los demás hombres.
No importa si lo comprendemos, no importa si lo queremos, no importa si lo
deseemos, todo lo que hacemos y aun lo que sentimos está inmerso en esta
comunidad de vida, de intereses y de proyección al futuro, que es la vida del
hombre en sociedad.
Esta situación se expresa con mayor claridad en la existencia misma; nuestra
vida, nuestro origen, no es deseo ni voluntad nuestro, son otros los que han
decidido darnos la vida, y recién después como un acto secundario, comienza
nuestro recorrido.
Han querido darnos la vida, es un acto querido y querible y es la muestra del
amor, que nos traspasará durante toda nuestra existencia.
Porque queremos vivir, queremos la vida, y para lograrlo debemos querer y
sostener la vida de los demás.
Amemos la vida, amemos la naturaleza, amemos a nuestros hermanos,
compartamos con todos ellos nuestros bienes, nuestros proyectos, nuestros
ideales, deseemos el bienestar y la felicidad de todos y habremos logrado la
satisfacción del deber cumplido.
Elias D Galati

BUENAS INTENCIONES
Res non verba (hechos no palabras) frase atribuida al senador romano Catón el viejo.
La intención es la determinación de la voluntad en orden a un fin.
Significa también designio, propósito, decisión.
Es ir hacia algo, un acto del entendimiento por el cual éste se dirige al objeto que desea conocer.
La intención es indispensable para aprehender el objeto deseado.
Dicen los psicólogos que la intención es proponerse una meta con clara conciencia del fin y con deseo o propósito de lograrlo.
Más hay un segundo paso en este deseo, que es la disposición consciente a luchar por concretarlo tan pronto surja la oportunidad.
Esa es la postura filosófica de la intención entendida como deseo, aspiración, voluntad, referida a una actividad práctica sobre el propio objeto.
Es decir la intención necesita la concreción del objeto de la aspiración o deseo desde la voluntad manifiesta que se refleja en la acción tendiente a su logro, a su consumación.
La intencionalidad le da sentido moral a cualquier acto, aceptado por la ética finalista que le da valor a la intención.
Para Santo Tomás es el acto de la voluntad que ordena algo hacia un fin.
Ella es entonces el acto de la voluntad, el ánimo con que se hace que le da mérito y valor.
Aristóteles sostiene que el análisis del acto moral se refiere a la ética del móvil, es decir porque se hace, cual ha sido el motivo de la acción.
Kant insiste en el valor de la intención como exaltación de la buena voluntad.
Pero debe tenerse en cuenta que se juzga la intención desde la acción que ella motiva, y que ha sido realizada.
Por eso la cita romana, el acto sigue a la palabra, la mera intención sin obrar es vacía, sirve sólo como propósito no concretado.
Entonces la importancia de las buenas intenciones es la de un catálogo, un recordatoria de aquello que debe hacerse.
Pero a pesar de reconocer el valor moral de la intencionalidad, el mundo post moderno nos plantea la paradoja de expresar en las palabras de comunicadores, líderes, poderosos y famosos, intenciones violentas, dañinas, perjudiciales, autoritarias y discriminatorias.
Sucede frecuentemente y en casi todo el mundo, y se ha naturalizado como un hecho común.
La intención pierde valor, ya que despojada de su sentido moral se prostituye, a pesar de ser cada día más frecuente y alimentar reyertas y situaciones bélicas.
Podría decirse en varios sentidos, que ahora se ha revelado la verdadera intención y que en muchos casos siempre fue así, más no deja de ser un retroceso en el sentido existencial.
Por otra parte muchos de los comunicadores, empresarios, políticos, sindicalistas, líderes sociales y personas con poder expresan buenas intenciones en sus palabras, pero las que no van de acuerdo con su comportamiento, con su nivel de vida, con la forma en que se relacionan con los demás o ejercen su función o sus negocios.

 

Res non verba, verborragia de palabras y nulidad de acciones.
Es una de las facetas más perversas de la hipocresía social.
Ponerse en un lugar a sabiendas, que todo lo que digo no lo voy a hacer, y que estoy comprometido existencialmente con otro estilo, con otra condición de vida, y que poco me importa lo que pase a mi alrededor, mis congéneres, los hombre y el mundo.
¿Qué sentido tiene esta intención?
¿Lavar la conciencia, oprimir al otro, conservar privilegios y fortunas, creerse superior?
Hay un poco de todo, en especial una soberbia descarada que pone por encima del común de los demás a quienes la ejercen.
La buena intención es necesaria, es un catálogo de acciones que nos direccionan hacia el bien, la solidaridad y la vida digna, y tiene como corolario la felicidad de todos.
Pero la buena intención concluye con la acción, con la buena acción que de ella surge y que permite que seamos verdaderamente humanos, desde nuestra racionalidad y desde nuestra voluntad de hacer lo justo, lo que es verdadero, y aquello que merecemos y merecen nuestros hermanos.
Que sea nuestra conducta, actuar en consonancia con nuestras buenas intenciones.

 

 

LA NAVE
Llevas la nave en medio del temporal
no hay elementos que lo puedan contener
el destino es lejano, difícil de alcanzar
quizás puedas el rumbo sostener.

 

 

Así está tu alma, parece naufragar
en esta tormenta que no puedes entender
tu vida y el mundo ambos por igual
van a la deriva, entonces ¿qué hacer?

 

 

Hay un gran vacío, quedas en soledad
de nada te sirve todo tu saber
la existencia fluye, la cruel realidad

 

 

golpea tu alma, no existe el placer
sólo la esperanza de poder amar
terminar la vida cumpliendo el deber.
 
Elias D. Galati

 

LIMPIAR EL CORAZON
La existencia sobre la Tierra nos plantea la tarea de ajustarnos a los cambios, hallazgos  de la ciencia y de la técnica, que tienden a mejorar nuestra vida y hacer más provechosa nuestra actitud logrando la felicidad.Esos cambios inciden de distinta forma en cada uno de nosotros, en especial en la actitud que debemos tener para adaptarnos a ellos y en la proyección que logran en nuestra vida personal y en la vida de relación. El mundo de hoy nos plantea otra forma de comunicación, otra manera de conocer como también otro modo de mirarnos a nosotros mismos. La comunicación ha girado del contacto personal, al contacto virtual, a estarinteractuando con aparatos digitales, que tienen un doble aspecto; en primer lugar ampliar la base y estrechar las distancias, ya que hoy en día podemos  y compartir, vernos con personas que están distantes y acceder a lugares y relaciones impensadas, pero también han creado un hábito quecercenó el contacto físico personal, ya que aun estando cerca, el acceso se de forma digital.
 
El conocimiento se ha ampliado de manera exponencial, siendo posible acceder a todo lo que pasa en todos los lugares del mundo, y también volver
atrás y revivir acontecimientos pasados de nuestro hábitat como de todo el mundo que han quedado registrados y podemos repetirlos.
El impacto nos ha llevado a comprender la inmensidad de lo que nos rodea, como a la pequeñez y la finitud de nuestro ser.
Los estímulos son casi infinitos, estando a nuestro alcance la visión de todo lo que sucede en el universo, en especial todas las cosas que nos conmueven,
porque nos alegran ciertos acontecimientos, pero también las que nosacongojan porque en realidad el hombre siempre tiene un rasgo de violencia, de superioridad, de conquista, de beneficio, de falta de equilibrio y desoberbia. En especial se plantea en nuestra interior la imposibilidad de hacer algo por impedir las circunstancias negativas, y el poco valor de nuestra actividad para conseguirlo.cuando vemos que la contienda entre lo correcto y lo 
incorrecto, entre lo bueno y lo malvado, lo equilibrado y l virtuoso y lo vicioso, se inclina para el peor lado. Hay una doble conmoción, primero personal, porque me tocó este mundo y no puedo progresar con medios virtuosos, segundo que pasa en lascomunidades y como incide en mi forma de ser dificultando mi actitud vitalcomo mi proyección futura. 
 
A la pregunta porque me pasan estas cosas, habría que agregar, porque no pueden pasarme, quien soy yo para que no me sucedan. También ahí, hay un poco de egoísmo y de soberbia, como dice el tango "crees que el mundo lo vas a arreglar vos".Entonces nuestro mundo interior, que por naturaleza anhela y busca la alegría, la felicidad, la bonhomía y el buen vivir, se entristece generando un modo de rechazo, una bronca generalizada, un hastío a la forma de vida que llevamos, y una forma de bajar los brazos conformista con lo que hay,que todo sigue igual. Pero no sólo el mundo evoluciona, también nosotros evolucionamos insensiblemente, queramos o no queramos.
 
Parte de esa evolución debe ser la rebeldía a aceptar que nada podemos hacer, que es irreversible nuestra vida, sobre todo la vida de relación, que es
imposible que nuestro granito de arena pueda ser útil para un cambio. La rebeldía impedirá que nuestro corazón conserve el hastío, la bronca, el desinterés, la tristeza.
 
¿Cuál debe ser nuestra actitud? Limpiar el corazón, sacar de nuestro interior las circunstancias negativasa las buenas. ¿Cómo hacerlo? Volviendo a las raíces, pensando que es nuestro deber, relacionarnos de la mejor manera, logrando una comunidad que viva en armonía y en paz. Recuperando las virtudes, consolidando la paz, proyectando actitudes que logren la felicidad de todos. Acercándonos a los demás, en forma personal, dando no sólo cosas materiales, sino también nuestra tarea, dándonos a nosotros mismos, a los demás, escuchándolos, sintiendo como ellos, proyectando una actitud que venza las dificultades, que se condiga con la solidaridad, con el compañerismo, con la bondad, con la armonía.
Para eso, debemos tener paz y armonía interior, limpiar nuestro corazón logrando que sintamos la felicidad de la vida, sobretodo de la vida en común,
la alegría de haber recibido este don tan hermoso que es vivir entre todos en una gran comunidad
Elias D Galati

EL USO DEL TIEMPO

 

El tiempo en sentido estricto es la duración de las cosas sujetas a mudanza, es decir el devenir de los seres y las cosas en la extensión.
Desde la psicología se lo considera el aspecto mensurable de la duración, la base objetiva de su característica o atributos.
Es lo que distingue los sucesos refiriéndose a que ocurran ahora, antes o después, y a su principio o fin.
El tiempo entonces es lo que es, lo que fue y lo que será.
Podría hacerse un símil con la vida, o señalar que la vida transcurre en el tiempo, o que el tiempo contiene la vida.
Para la filosofía es el orden mensurable del movimiento.
Decía Aristóteles es el número del movimiento según el antes y el después.
Según Kant el tiempo y el espacio son condiciones necesarias de nuestra sensibilidad. Existimos dentro de un tiempo y espacio, y pensamos y actuamos dentro de él.
Difícil cuestión la del tiempo, San Agustín expresa "sé lo que es el tiempo, pero si me lo preguntas no se responder" y concluía "hay de mí, que ni siquiera sé lo que no sé".
En algún sentido podemos sostener una identificación entre el tiempo y l vida, y el lugar más adecuado para esa identidad es el uso que le damos al tiempo. En realidad el uso del tiempo, es como usamos nuestra vida.
Aunque algunos puedan sostener que es sólo una adecuación de nuestros movimientos a la secuencia temporal. Pero sea identidad, o sea que nuestra vida se mueve en el tiempo, el transcurso de nuestra existencia, es lo que hacemos en el tiempo que nos toca vivir.
Es decir, es el uso del tiempo, como nos comportamos dentro de él. En el ahora y aquí de nuestra vida; en las acciones que jalonan nuestro camino existencial, y nos determinan y señalan. Entonces aparece la identidad ¿Qué hago con mi tiempo? Equivale a ¿qué hago con mi vida?

Porque la vida es un recorrido, es el ser en movimiento, pero ese movimiento no es indiferente, porque surge de la libertad y de la voluntad del hombre, señala su conducta, su elección, su comportamiento.
Para que uso mi tiempo dará sentido a ese devenir existencial y marcará mi ser, conformándome en lo que soy.
Heidegger sostiene que la pregunta fundamental de la filosofía es el sentido del ser, y que el ser se comprende siempre a partir del horizonte del tiempo. Ese sentido del ser comienza con la cuestión ¿porque hay algo en vez deñada? ¿qué es eso que llamamos existencia?
Por supuesto la existencia no tendría sentido sin el ser en un time determinado.
Lo que haga en ese tiempo significará quién soy, que quiero, cuales son mis valores y que proyecto en mi existencia-
En primer lugar, somos conscientes del uso de nuestro tiempo: luego sabemos qué hacemos, es nuestro uso producto de nuestra racionalidad y de la voluntad que nos lleva a la acción, o lo usamos en banalidades, en reyertas odiosas, en cuestiones que en nada nos sirven a nosotros y a los demás.
Nuestra existencia marca una huella y deja señales en nuestros semejantes y posiblemente en los que nos sucedan, o sucede en vano como un trámite que debemos cumplir en el derrotero del nacimiento a la muerte. Todos tenemos un rol en la vida, posiblemente elegido o a veces asignado por las circunstancias, por la familia, o por la comunidad.

Lo sabremos usando las herramientas adecuadas, viviendo desde el amor,
entendiendo que el sentido del ser en el tiempo es la vida digna, buena, generoso, pacífica, comunitaria y solidaria.
Así el uso del tiempo será beneficioso para nosotros y para los demás, y tendrá como culminación la concreción de un mundo mejor, armónico, donde todos puedan incluirse, donde todos puedan usar su tiempo en paz y armonía, y donde todos vivan con felicidad.
 

 

CASTIGO SOCIAL
Castigo es la pena impuesta a quien ha cometido un delito o falta y desde la psicología es infligir una pena o molestia a un organismo como consecuencia de la infracción de un mandato o por un curso de acción no deseado por el que castiga.
Es una acción de disuasión y aprendizaje y también como retribución lo merecido en sentido negativo.
Es también la forma de reordenar la sociedad ante la violación de las normas, en un sentido jurídico.
Para Locke el castigo es un ius natural cuya función es preservar los derechos, obviamente naturales a la vida, la libertad y la propiedad.
El bien común es la regla y la medida de toda la legislación. Si algo no es útil en la sociedad, aunque se crea que es indiferente, no puede ser establecido como ley".
La ley debe incitar al hombre a actuar libremente, pero le prohíbe, a la vez, afectar a los demás. En este sentido, las leyes obligan a algo, por lo menos a no interponerse en el ejercicio de los derechos de otros miembros de la sociedad. La ley, pues, se preocupa por el bien propio y el de los terceros.
Esta concepción proviene de la falta que genera el castigo para la restitución y la retribución para acciones contra la vida, la libertad y los bienes, sosteniendo que el perdón no puede cumplir con estos objetivos.
Sin embargo hay que considerar que el perdón es necesario, siempre hay que perdonar, pero el perdón involucra el arrepentimiento, la voluntad de enmienda y la reparación.
No hay perdón sin reparación, no se cumple el objetivo del mismo sino se repara y se trata de volver a la situación anterior y normal del hecho castigado.
El castigo forma parte de las teorías del derecho, como institución necesaria de compensación, pero hemos advertido ya, que no existe justicia sin misericordia y en ese sentido debe entenderse el castigo.
¿Por qué entonces el castigo social?
Porque a veces la sociedad castiga con un sentido moral y ético, aun en situaciones que no son comprendidas en un marco jurídico.
De acuerdo a las costumbres y los valores de una comunidad, acciones y comportamientos no afectivos, solidarios o equilibrados aunque no caigan bajo el peso de ley, son cuestionados, y castigados socialmente, especialmente con la actitud que los miembros de una comunidad asumen frente a los que los trasgreden.
Se manifiesta en forma de aislamiento, de desprecio, de lejanía de ellos, y constituye una línea muy delgada en el entramado social, porque también se mezclan afectos, inquinas personales y enojos o situaciones ideológicas.
Pero los castigos sociales están, existen y son visibles.
Más hay otra forma de castigo social inversa; es la que somete a las sociedades a condiciones indignas de vida no consistentes con lo que debe ser humano.
En primer lugar, la pobreza, la indigencia, la falta de recursos, de comida, de salubridad, de educación, de conocimientos, de trabajo, de seguridad, de perspectiva y de progreso, a que todo hombre tiene derecho por su dignidad de hombre, y que constituye un castigo sobre la sociedad, sostenido, promovido, constituido por las dirigencias políticas, económicas y sindicales, que enquistadas en un poder omnímodo, absoluto y permanente, someten a los miembros de la comunidad.
No hace falta explicación, basta ver la situación de nuestro planeta y de nuestras sociedades para entender la falacia y perversión del sistema.
Pero hay algo más, se priva a muchos miembros de la comunidad de sus sueños y de la proyección espiritual.
Comunidades que no tienen acceso a la cultura, al arte, pero que además no están en sus necesidades.
He visto azorado como no se conoce, ni se entiende cultivar el espíritu, contemplar la belleza de la naturaleza, del arte, de la música, del espíritu, de la meditación interior, de la consideración de los valores, de la creación personal, como algo que no le corresponde.
Se le ha privado al ser de sus sueños, no sólo de la concreción de los mismos, sino también de pensarlos, porque pareciera que no tienen ni le corresponde.
No hay progreso, no hay mejoría social, sino hay sueños, por supuesto, que ellos deben darse en un contexto donde primero deben estar satisfechas las necesidades básicas del hombre, que éstas también son.
Así como el sueño físico es necesario, si no dormimos, enfermamos y duraría poco nuestra vida, y dentro de ese momento soñáramos, así también si el individuo no sueña con su futuro, con su proyección de vida, con encontrar su verdad y su libertad, la sociedad no progresa.
Esta carencia de necesidades básicas y este cercenamiento de los sueños personales es el mayor castigo social que las dirigencias propinan a las comunidades sociales.

Elias D Galati

 

EL DIA DESPUES. TIEMPO DE REFLEXION.
La mayoría de los acontecimientos de nuestra vida suceden de manera imprevista.
Aunque tengamos conciencia de ellos, y hasta los esperemos, no sabemos cuándo ni cómo, y se aparecen en el momento menos esperado.
Es cierto que hay cosas que planeamos, y algunas hasta cuidadosamente.
Nuestros estudios, nuestras relaciones, el casamiento, ser padres, buscar un empleo, son cosas que están en nuestra mente y procuramos llevarlas por buen camino y dentro de un tiempo señalado.
Pero la vida tiene sus contingencias y aún dentro de esas situaciones suceden circunstancias inesperadas.
Otras agradables o pesarosas son totalmente impensadas, recibir un premio, un accidente, aún la muerte súbita, encontrar algo perdido o hallar una persona de la que estábamos separado la mayoría de las veces ocurre de repente y sin aviso.
Sobre todo la muerte; casi nadie espera la muerte y nadie sabe con seguridad cuando sucederá aun siendo la única condición de factibilidad exacta de nuestras vidas.
Es así aunque queramos ocultarlo, de lo único que estamos seguro y es inexorable en nuestra vida es que moriremos, lo demás es aleatorio, puede ser o no, suceder o no
Los sucesos impactan en nosotros, causándonos alegría o pesar, desazón, tristeza, júbilo o esperanza.
El impacto es inmediato y conmueve nuestro ser, tanto la mente como el corazón.
Por lo general no podemos digerirlo ni evaluarlo de inmediato; nos provoca una emoción que desequilibra el statu quo en el que estamos, y modifica drásticamente nuestra postura vital.

Por supuesto en gran medida condiciona nuestras acciones y nuestro comportamiento a partir del acontecimiento.
Para bien o para mal, para mejor o para peor, pero la primera reacción es instantánea, instintiva y visceral.
Por eso el día después es tiempo de reflexión.
Día después en sentido figurado, porque puede ser realmente el día después, o una semana, un mes, o mayor tiempo y a veces nunca.
Los que no reflexionen sobre los acontecimientos, seguirán a la deriva de las situaciones creadas interna y externamente por lo que les ha pasado.
Sentirán las consecuencias, cambiarán quizás sus costumbres, pero no habrán aprendido de ellas, no habrán logrado sacar provecho de la interacción elemental y vital del hombre con sus semejantes y con el medio.
Aquellos que logran reflexionar aprenderán un poco más y entenderán mejor su vida y las relaciones existenciales.
Porque las situaciones suceden, es inexorable, a despecho de nuestro deseo, de nuestra preferencia o de lo que esperemos de la vida.
¿Qué debo hacer?
En primer lugar comprender como ha impactado el hecho en mi ser, si me ha conmovido, si me ha alegrado o entristecido.
Luego reflexionar qué y cómo me ha cambiado, y como he quedado colocado en la nueva situación.
Por último que me dice el hecho sucedido; que me ha querido señalar la rutina vital con lo acaecido, y también como respondo, y que le digo yo a la nueva situación.
De ello surgirá una evaluación, y una nueva conducta.
Como me comporte a posteriori de la situación señalará si he asumido o no la circunstancia que me ha tocado vivir.
La mayor emoción y la más grande contingencia se produce ante la muerte.
No podemos asistir a nuestra propia muerte, pero asistimos y tratamos de comprenderla a través de la muerte de nuestros semejantes.
Nos llena de interrogantes: ¿Quién soy? ¿de dónde vengo y a dónde voy? ¿He cumplido mi rol y mi destino? ¿Fui bueno, tolerante, comprensivo, logré mejorar la calidad de vida o por el contrario mi intolerancia e incomprensión fue perjudicial tanto para mí como para los otros?
Asimilé la conmoción, me hizo mejor o me deterioró y empalideció mi existencia.
No hay mayor reflexión que la soledad frente a la muerte, encarnada en un semejante, de la que somos testigos, tratamos de comprender y no podemos y esperamos desde la angustia del ser, poder comprenderla para nosotros, en el momento culminar de nuestra vida.

 

 

LA PALABRA BIENHECHORA
Bienhechor es aquel que hace un bien, que beneficia, en especial el que hace
un bien o presta una ayuda a otra u otras personas de manera desinteresada.
Proviene del latín benefactor-oris, y tiene el significado de bien hecho.
En otro sentido puede significar la restauración, es decir volver a la situación
original, después que esta fue cambiada o modificada.
Ambos sentidos son aplicables a la palabra bienhechora, tanto aquella que
tiende a hacer el bien o ayudar a otros, como también la que tiende a restaurar
a volver al lugar original, natural y común las situaciones en que otros
puedan encontrarse.
La comunicación es indispensable para el hombre; de esa forma el mismo
transmite información.
El lenguaje es la forma de comunicación humana, existiendo muchas formas
de lenguaje, no sólo el oral y escrito, sino también otros medios, no sólo los
gestos, la mímica, sino en esta era tecnológica las numerosas formas de
comunicación digital que existen.
Si en otras épocas, la palabra se manifestaba a través de la conversación, de
la prensa, del teléfono y otros medios, y las vías de acceso a los diversos
centros de población aceleraban la comunicación, hoy en día el paradigma
de la comunicación está en la red.
Si alguien quiere estar comunicado con el mundo, más allá de estar en un
lugar de fácil acceso, con elementos a su alrededor que lo puedan comunicar,
con vías terrestres, marítimas y aéreas que lo acerquen, es posible que esté
en el centro de la comunicación, careciendo de todos esos elementos, pero
si tiene acceso a Internet.
Igualmente sigue siendo el lenguaje, y la palabra es el alma del lenguaje,
pero debe ser adecuada a la función que va a cumplir, es decir la
comunicación virtual.
La historia nos enseña y comprueba, que la mayoría de las palabras no son
bienhechoras.
En el hombre existen pulsiones, algunas naturales, que promueven un grado
de competitividad, un deseo de superación, y hasta un nivel de consideración
sobre sí mismo, sobre sus ideas y sus realizaciones mejor que el de los otros,
y una condición de minimizar y no considerar los logros y realizaciones de
los demás.
Con esa intención es difícil emplear palabras que beneficien o ayuden a los
demás.
Con el agravante, que no todos están dispuestos a dar a conocer el modo o la
forma en que lograron superarse, para ejemplo y modelo de los demás porque
podrían competir y aún superarlo.
Pero hay una condición que hace a la esencia del ser humano, y que es la
búsqueda de la felicidad.
Para lograr la felicidad, hay que ser mejores, hay que progresar, y nadie
puede progresar ni mejorar sólo, por sí mismo; el hombre como ser social
necesita de sus semejantes, no sólo por los roles que asume cada uno, y que
sería imposible que todos y cada uno asumieran todos los roles, sino también
por el sentido comunitario que tiene nuestra especie.
Todos en algún momento de nuestra existencia, hemos esperado una palabra
de aliento, una idea que nos permita solucionar una situación que se hacía
crónica y no mejoraba.
Quién no ha tenido alguna vez el deseo de sentir que alguien lo apoyaba, lo
sostenía y le daba los instrumentos para salir del momento que vivía.
Ahí es cuando se hace necesaria la palabra bienhechora.
Que puede ser dicha de primera mano, si uno forma parte de la situación, o
si se siente amigo o próximo a quien la necesita.
Pero que puede estar, por la maravilla de la comunicación, en algún lugar,
un libro, una revista, un audio, un mensaje en la red, o un relato que se haya
hecho en otro momento y en otro lugar y que como todo lo que decimos y
hacemos queda en este universo poli funcional, que es la palabra hablada o
escrita que se desparrama por el mundo, sin que tengamos conciencia adonde
llega.
Entonces es un deber y una responsabilidad, que todo, absolutamente todo
lo que digamos o escribamos sea bienhechor.
Que nuestras apreciaciones sean ecuánimes, que nuestras razones busquen el
equilibrio, que nuestros textos surjan desde el amor y no desde el desprecio,
el rencor, la violencia o la discriminación.
Porque lo que ha salido de tu boca o has escrito con tu mano, queda, está en
el infinito acervo de la cultura humana, que para bien o para mal se transmite
a tus semejantes
Por eso proclamemos y escribamos palabras de bondad, que sean útiles para
quienes las necesitan, equilibradas, reales, justas y verdaderas, que permita
que el hombre sea mejor y llegue a la felicidad.
Elias D. Galati

 

EVALUACION DE LO  QUE HICIMOS  O NO HICIMOS
 
Al finalizar el año evaluamos qué hemos hecho y qué no hemos podido hacer, es decir que metas hemos cumplido, cuales han quedado relegadas, cualesno pudieron ser concretadas. En esta introspección tratamos de ordenar nuestro espíritu, nuestro corazón,señalando prioridades, valores esenciales a los que debemos atenernos. Es un escenario repetido, pareciera que cada año que pasa lleva la misma condición y hasta la misma proyección.
 
Esta consideración nos pone frente a valores, comportamientos que son claves en nuestra vida. Observamos que hay algunos que son más difíciles de concretar o que nos cuesta más asumir y poner en práctica. La honestidad, la humildad y la pureza forman parte de ese grupo, que nos es difícil cumplir, nos desvían de los objetivos, impidiendo que se concreten
en nuestras acciones sobre todo en la vida de relación.
La honestidad es la decencia y moderación en la persona, acciones y palabras. Es el recato, el pudor, la honradez.
Desde el punto de vista psicológico la honestidad entendida también como honradez es el tipo de conducta que se caracteriza por el respeto al derecho ajeno, en especial en cuanto al fraude y la mentira para conseguir ventajas
económicas o de otra índole. La humildad es la condición del hombre, que desde el conocimiento de sí
mismo, de su finitud, excluye la soberbia y la presunción, pero también el servilismo.
 
Desde la condición cristiana es el agradecimiento a la dignidad dada por Dios. Psicológicamente es la actitud con que el individuo se conduce respecto a otras personas, desde un lugar inferior. Muchas veces se confunde la humildad con la sumisión, en especial en la vida de relación, cuando no hay paridad entre quienes se relacionan,
confundiendo la realidad de quienes tienen conciencia y saben perfectamente su condición de imperfectos, de seres que deben progresar, crecer y mejorar, con quienes desde una actitud de soberbia, se creen mejores, superiores a sus
semejantes.
 
La humildad fue desconocida en el mundo antiguo, y San Pablo quién adopta por primera vez la palabra, entiende que es la ausencia del espíritu de competencia y de vanagloria. Kant distinguió la humildad moral que es el sentimiento de la pequeñez de nuestro valor en relación con la ley, de la humildad espúrea que es la
pretensión de adquirir mediante la renuncia a cualquier valor moral de sí, un valor moral oculto.
 
Spinoza considera que la humildad no es una virtud sino una pasión, que nace de una emoción pasiva, considerando el hombre su impotencia, por el conocimiento de algo más potente que él que limita su potencia de obrar. Lo puro es considerado libre y exento de mezcla, pero en relación a lacualidad del ser, es el que procede con desinterés en el desempeño de su
empleo o en la administración de justicia.
 
Es lo que no incluye ninguna restricción, excepción o condición.La pureza es característica de las cualidades sensibles que denotan uniformidad o ausencia de diversos elementos.+Filosóficamente es lo que está constituido de manera rigurosa conforme a su propia definición.Ejercer con nuestras acciones la decencia y el recato, excluir la soberbia y la
presunción y mantenerse puro, procediendo con desinterés y sin perjudicar a otros, es una tarea difícil y compleja.
En nuestra vida de relación competimos, buscamos la gloria y la fama, deseamos los bienes materiales a veces sin tener en cuenta el fraude y la mentira y muchas veces miramos hacia otro lado, renunciando a la pureza de corazón.
 
Casi siempre nos encontramos con la misma respuesta del otro, a quientambién le cuesta mantener sus valores incólumes y trasgrede su condición. Pero no hay otra forma de lograr una unidad firme, una sociedad sólida, justa,
libre y equilibrada, sin poner en consideración los valores en la respuesta que se le da al otro.
 
Iniciemos este camino de un nuevo año con un comportamiento decente y recatado, rechazando toda soberbia y presunción y con un corazón puro, que tienda a respetar al prójimo, y busque la justicia, la libertad, la paz y la felicidad de todos.

LA VERDADERA VIDA

Todos nos hemos preguntado, en algún momento de nuestra existencia, porque vivimos, para que vivimos, cual es nuestro destino y que es lo que debemos hacer.

Es nuestra preocupación determinada por la acción, por la necesidad de entender y sostener lo que hacemos, y por aclarar nuestra conciencia y tratar que nuestro comportamiento esté adecuado a nuestros pensamientos y nuestros valores.

Pero todas esas preguntas, están subordinadas a una pregunta elemental y fundamental, que rara vez la cuestionamos, y que es la verdadera vida.

¿Cuál es la verdadera vida? Es decir cuál es el "como" y el "qué" de nuestra existencia.

En toda la historia de la humanidad, pero con mayor arraigo en nuestra época, la existencia y la conducta humana, ha estado determinada por circunstancia externas que la condicionan y la oprimen.

El tiempo y el lugar en que vivimos, las situaciones históricas y sobre todo la adhesión o el rechazo a las formas imperantes en nuestra sociedad, son los puntos centrales de nuestra visión existencial.

Nos movemos y actuamos de acuerdo a esos estímulos y al impacto que ellos producen en nuestro yo, por lo que nuestra vida, es más una respuesta a la forma social que nos rodea, que una visión personal, meditada, aceptada y querida por nuestra forma de ser y de sentir.

De ahí nuestras preguntas, y la disconformidad con nuestra situación y el decurso de nuestra existencia.

Desde la mas tierna infancia, los acontecimientos no sólo impresionan nuestros sentidos, sino que nos marcan de manera indeleble y en forma notable determinan nuestros comportamientos.

Nadie puede escapar al contexto histórico que vive, ni estar ajeno al hábitat, a las tradiciones, a los usos y costumbres que imperan, y que adoptamos forzados por quienes nos forman y educan.

No significa ello que esté mal, o que debamos prescindir de ellos, la cuestión estriba en el lugar que los ponemos y en la prelación que le damos sobre todo en nuestra conducta

Es cierto que uno actúa, se viste, se nutre, y se relaciona en función de la costumbre local, y de acuerdo a como ha funcionado tradicionalmente la sociedad en que vive.

Pero esos aspectos formales muchas veces se convierten en esenciales y delimitan nuestra capacidad de acción y nuestra concepción de la existencia como una forma de progresar, de ser felices y solidarios con los demás.

La verdadera vida es algo más, es una vuelta de tuerca desde nuestro yo, nuestra interioridad, impulsada por nuestra capacidad, nuestros valores y nuestras perspectivas, que apunta a una perspectiva superior, a una trascendencia de la existencia, a una forma de entender la vida, más allá de lo formal hacia una forma de acción que nos colme, nos perfecciona y nos permita realizarnos como persona y como individuos de una comunidad.

Esta trascendencia tiene que ver con el deber ser, con el rol que uno juega en el entorno social, y con el destino que ha propuesto a su vida, y el logro personal al que aspira.

La existencia es un compromiso y una responsabilidad, con nosotros y con los demás.

Un compromiso con cumplir lo que somos y sentimos, y dejar una marca en el camino, y una responsabilidad para desde nuestro rol, ser partícipes de la vida de los demás, mejorar el entorno, ayudar a quién lo necesita, y crear un mundo y una humanidad mejor.

La verdadera vida surge desde nuestro interior, desde la aceptación de nuestro destino y del cumplimiento de los roles que debemos jugar en la existencia, y de la coherencia como nos movemos para nosotros y para los otros.

La verdadera vida, es una aspiración que poco a poco, vamos convirtiendo en realidad, es entender que por sobre el goce, el placer y los derechos, se extiende con mayor profundidad y compromiso, el deber.

Ese deber que nos debe hacer pacíficos, buenos, equilibrados, magnánimos, justos y adecuados, para lograr ser auténticamente libres y felices y para lograr la paz, la alegría y la felicidad de toda la humanidad.

No hay verdadera vida sin un compromiso, sin un trabajo, sin una constante realización y acción en favor de ser mejores, desde nuestro interior, perfeccionando nuestro yo, nuestro sentir y nuestro modo de ser.

 

 

 

 
LA INTEGRIDAD
 
La integridad o calidad de íntegro, es el estado de aquello que no le falta ninguna de sus partes, que está completo, incorruptible, recto.
En otra acepción es aquel desinteresado, probo.
Corresponde a un estado de pureza y conservación en el que está garantizada evitar su alteración.
Como valor moral es la cualidad de la persona, que procede correcta y ordenadamente, según su deber y que por ninguna circunstancia altera su conducta ante situaciones de conveniencia, favores o dificultades.
Asimilar la integridad a la probidad significa resaltar la bondad, la rectitud de ánimo, la hombría de bien, la honradez en el obrar.
Como tantas otras cosas, la integridad es una actitud ante la vida.
Es la posición desde su interior, que el hombre adopta para enfrentar la existencia.
El principio de identidad esta asociado a otros principios éticos, en especial con el valor de la honestidad, el respeto, la armonía, el desinterés y la transparencia en las relaciones humanas.
La persona íntegra amolda su conducta a sus sentimientos y sus valores, siempre en relación con el mayor bien, y considerando su comportamiento desde el rol que le corresponde en su grupo social y en la humanidad, poniendo en primer lugar el bien común, y la armonía universal.
Sus valores se relacionan con la honestidad, la honradez, la lealtad y la verdad, y tiene respeto por los demás como por sí misma y controla sus emociones.
Es bien conocido el texto de Aristóteles, sobre su maestro Platón, por la crítica a su doctrina filosófica "soy amigo de Platón, pero más amigo soy de la verdad".
Esta cualidad faculta al individuo para decidir por sí mismo, sobre su comportamiento y creencias, sabiendo que hará lo correcto y no perjudicará a otros.
La falta de integridad nos conduce a una doble moral; nuestros dichos son opuestos a nuestra conducta, o aun peor, exigimos a los demás conductas que jamás realizamos nosotros.
Decia Groucho Marx "Estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros".
Lamentablemente en la sociedad actual, hay tantos ejemplos de comportamientos de doble moral, en ambos sentidos.
En enseñar una conducta y practicar otra o la opuesta, y la de acomodar sus principios y valores, a la conveniencia, al poder de turno, a quien más me da, o a favorecer amigos o compañeros.
La integridad es un camino y un esfuerzo diario, constantemente hay que esmerarse por ser mejor persona, por corregir errores, por implicar la conducta a la integración, la paz, la igualdad y la felicidad de todos los hombres sin distinción.
Es una tarea que se debe asumir, aceptando nuestras falencias, pidiendo perdón constantemente por nuestros errores, y tratando en lo posible de reparar los daños cometidos.
Como resultado, el esforzarse por conseguir la integridad moral, te hace confiable a los demás, te permite tener una conciencia tranquila,transitar la existencia hacia objetivos seguros, y lograr la armonía y la paz interior que hará irradiar la misma hacia nuestros semejantes.
Seremos vistos y considerados como íntegros y lograremos junto con nuestros semejantes que se han propuesto el mismo camino, la construcción de una persona mejor, nosotros mismos, y de un mundo mejor, el que vivimos.
En última instancia parte de la convicción que hay un principio superior que es el cumplimiento de nuestro deber.
Un viejo proverbio oriental señala que nunca tu deseo supere a tu deber.
Es cierto que el deseo es el motor de la conducta humana, pero el hombre íntegro sabe discernir cual es el deseo correcto, y cual el incorrecto.
Que es lo que debe hacer, y que lo que no debería hacer, y como puede su comportamiento ayudar a mejorar la vida de los hombres, o complicar y perjudicar a los otros.
Miremos a nuestro interior, y juzguemos con honestidad si nos consideramos íntegros, si nuestra conducta esta marcada por nuestro deber y por el sentimiento de ser realmente íntegros, probos y servidores de la verdad.
Elias D. Galati

 

EL CAOS

El término caos tiene dos acepciones, la primera es el estado amorfo e indefinido que se supone anterior a la constitución del cosmos y la segunda la confusión o el desorden.Proviene del griego khaos que era un abismo profundo y oscuro.Para la mitología griega el caos era la primera materia existente, y el origen de todas las cosas.

Era una divinidad sin personalidad que se le dio forma como Erebo, el dios de las tinieblas, y Nyx, la diosa de la noche.Tambien era un antiguo Dios griego, que componía la atmósfera más cercana al planeta Tierra y era el encargado de adivinar el destino; éste es el primero entre los dioses elementales, y el creador de Gea (la tierra).

La física del siglo XX descubrió y ubicó el caos en el universo, señalando que la mayoría de los sistemas dinámicos tienen movimientos tan complejos con sus trayectorias entrecruzadas en forma errática y turbulenta, resultando imposible toda predicción detallada para tiempos grandes.

Para la filosofía significa abismo abierto, el estado de completo desorden anterior a la formación del mundo.De allí surge que el caos es lo opuesto al orden, o sea que son conceptos antagónicos.

Alude a la desorganización y el desconcierto y también a la inexistencia de autoridad.En un sistema el caos se manifiesta por dos circunstancias la falta de orden y la carencia de control.

En realidad tendemos a creer que la vida está ordenada, y muchas veces pensamos que determinada; esa circunstancia choca contra nuestra manera de pensar, en realidad contra nuestra libertad, entendida como el libre albedrío.

La libertad es un concepto restringido, nunca puede ni debe ser absoluta, y el orden es una concepción esencial para la vida comunitaria.Si no hay parámetros, si no hay una valoración que determine prioridades, es muy difícil el equilibrio social.

Todas las situaciones que ocurren en orden a la discrepancia social tienen que ver con esta disparidad entre las personas, en la cual hay algunas que se sienten privilegiadas o superiores, y que pretenden superar el orden y crear uno personal.

El problema mas importante sin embargo, es el caos interior. Poner en orden nuestro yo íntimo.Nuestras concepciones e ideales, deben plasmarse en conductas y comportamientos que sean coherentes con ellos.

Pero el hombre muchas veces, por conveniencia, por soberbia, por pretender estar en mejor posición, por cobardía y hasta por tapar situaciones, que han sido erradas o equívocas, y que pretende justificar o no considerar, actúa y acciona en dirección distinta a sus ideas y valores.

Esta situación provoca una disyuntiva interior que lo lleva al caos, por el cual pierde la armonía y la paz interior.Por eso es crucial que uno pueda ponerse consigo mismo a tratar de encontrar el orden en su caos interior.

A tratar de desentrañar cuales son los conflictos o las situaciones que disparan comportamientos que no son adecuados a sus creencias.

Para ello hay que tratar de construir un ambiente de paz que invite a mirar hacia adentro y explorar la situación interior a fin de poner orden.Porque aunque creemos que vivimos en un mundo ordenado y estable y que puede contenernos, muchas veces nos impulsa a acciones disímiles.

Creemos en la vida y en su proyección, pero vivimos en conflicto, con reyertas, rencores y odios no reprimidos, y de esa manera nos ponemos en conflictos interiores difíciles de superar.

Creemos y predicamos el equilibrio y la igualdad, pero la soberbia, el oportunismo y el deseo de privilegiarnos, nos hace conducirnos de modo de superar a los otros, y de obtener mayores beneficios.Creemos en la paz, y nuestra vida diaria es de continua rencillas y rencores.Creemos que nos deben perdonar, pero no perdonamos

Todas estas cosas nos conducen a un caos interior difícil de digerir y que contamina nuestra existencia.

El peligro es que nuestra vida no tenga un caos ocasional, sino que sea permanente, lo que provoca un caos emocional, perdemos la coherencia y no razonamos, entonces ya no hay control ni orden, lo que hace que vivamos en sufrimiento y hagamos sufrir a los demás.

Debemos volver a la paz y la armonía interior, que significa no la falta de conflicto y de inquietud, sino que nos devuelve el equilibrio y la verdadera identidad.El camino es desde nuestro yo interior amar al otro, proceder con bondad y humildad, aceptar la verdad y la justicia, y tener la valentía de reconocer nuestra falencia y pedir perdón, comprometiéndose a reparar y no reincidir en dichas conductas.

 

 

VER LA LUZ

Hay un momento en nuestra existencia, en que comprendemos de repente una situación o una realidad, que se nos ha mostrado permanentemente durante  mucho tiempo, pero pasaba inadvertida.

Ese momento se conoce en la filosofía alemana como la intuición del "ajá", como que en un momento se revela a nuestra entender, como si se develara aquello que lo cubre y nuestra mente lo comprendiera.

He tenido una experiencia personal al respecto; durante años escuché y vi La Flauta Mágica de Mozart y nunca reparé en el manifiesto de Sarastro que dice "el amor verdadero entre dos seres es el origen de la sabiduría".

En el contexto de la ópera y de la música, devino inadvertido, hasta que un día se me reveló una realidad inconmensurable, que unía el amor con el saber, que era la relación existencial elemental, y comencé a entender no sólo el libreto de la ópera sino también la música que lo acompañaba, cuyos acordes iban en consonancia con esa relación.

En nuestra vida y en la de todos los hombres asumimos varios roles, y nuestra existencia comprende muchas rutinas, que ya casi son automáticas.

Las hacemos casi sin pensar y son consecuencia de nuestra formación,  nuestra cultura y nuestras elecciones.Dentro de ellas se deslizan conceptos, que ni siquiera evaluamos, y algunos

pueden estar en colisión con lo pensamos, con lo que somos y queremos, pero dada su condición casi automática no nos damos cuenta. Sucede con las personas, con las cosas y con las relaciones. Las aceptamos, obramos en consecuencia sin analizar ni pensar en profundidad su valoración y su conveniencia.

Es como el cuento de los 7 monos, si siempre se hizo así, para que vamos a cambiar. En realidad inconscientemente nos sentimos cómodos, porque sabemos que hacer de antemano, y no debemos juzgar, ni ser juzgado, porque es algo quem  rutinariamente se ha hecho y se hará siempre.

Hasta que un día llega el momento del "ajá", se quitan los velos de la situación y la vemos tal cual es, y es posible que no nos guste, que hasta nos espante o que nos remita a sentirnos culpables y tontos de haberla aceptadotanto tiempo.

Mi vida personal, familiar, social, política y cultural está llena de estos automatismos, que refrendamos todos los días.

 ero la realidad es una, y a veces como una pared, se nos estrella en la cara.

Cuando eso sucede quedamos descolocados, nos sentimos desprotegidos y solos, y tenemos que evaluar, juzgar y actuar. Hay dos caminos, el de los necios que pretenden creer que la realidad está  equivocada, y que es su reflejo y su idea de la misma, la que debe prevalecer, y obran en consecuencia repitiendo y equivocando el camino y la del hombre que cree en su finitud, en sus errores, en la posibilidad de mejorar, y quecomprende que está equivocado y debe cambiar.

En realidad somos artífices de nuestro destino, y responsables de nuestraexistencia.Si hemos llegado hasta aquí es porque hemos elegido este camino, y porque hemos empleado los medios que elegimos para lograrlo. Culpar a otros de nuestro destino, es signo de impotencia y carencia de aptitudes. Permanecer en el error, redoblar la apuesta, e intentar desafiar la realidad, es signo de una pobreza existencial e intelectual rayana en la estupidez.

¿Qué hacer cuando se nos revela la realidad y se nos muestra la verdad?

Debemos poner en crisis nuestro pensamiento y juzgar la validez de nuestras acciones y de nuestro comportamiento.

Para ello es necesario valorar y comprender con exactitud cual es la verdaden la que descansa nuestra rutina existencial.

Somos libres, tanto de haber elegido este camino, de haber llegado a esta

situación, como de aceptar el error y cambiarla para bien nuestro y de nuestros hermanos.

Haberse encontrado con la verdad desnuda, con la realidad real, es ponerse

enfrente de uno mismo, evaluar su vida, el camino recorrido y aceptar errores

y aciertos.

Es enfrentar la luz, después de estar en tinieblas.

El problema es que debemos tener la capacidad de poder percibirla, como si

nuestros ojos se debieran acostumbrar a la armoniosa luminosidad de la verdad, y de lo que es real.

Es hacer el mea culpa, despojado de cualquier aditamento; nosotros

juzgándonos a nosotros sin condición.

Hay mucho de humildad, de sencillez, de misericordia en este recorrido, pero

también de tenacidad, de equilibrio, de justicia y de armonía.

Elias D. Galati

SIGANME

En la vida social algunas personas se colocan por encima del resto de sus congéneres, ya sea por capacidad, por aptitud política o social, por imposición o por tantas otras circunstancias que hacen que crean y necesiten ser consideradas como importantes y líderes de su grupo.

El liderazgo es una capacidad y una aptitud del hombre.

El líder es el jefe de un grupo o partido político; es la persona que dirige o arrastra a su grupo

El líder proporciona la cohesión necesaria para realizar los fines del grupo, pero el mando no es un fenómeno individual sino el producto de la interacción de todos sus miembros.

Al líder se lo define más por su condición social que por sus cualidades personales.

Existen varias tipos de líderes, en función de las características del grupo que preside.

La característica psicológica esencial del liderazgo es dada por el papel que desempeña un individuo como director, iniciador u organizador de las actividades de grupo en una organización.

Es decir aquellas acciones que las personas deben realizar en común, no por sí solas sino con la comunidad.

Dice Weber que un líder debe ser carismático, y que éstos siempre están presentes en las sociedades, en todo tiempo y lugar, pero que a veces pasan inadvertidos, y su tiempo se agota sin que aparezcan, porque la otra condición para su liderazgo es un pueblo que lo demande; si no es demandado el líder transcurre en el período social como uno más.

Con lo cual hay una condición de liderazgo en individuos cuyas características son la preocupación por la comunidad, ponerse a la cabeza de sus congéneres, entender que tienen una misión y que deben cumplirla, en ser ejemplo de otros y encaminarlos hacia sus propios objetivos.

Es decir que no sólo debe haber una capacidad especial, sino una férrea voluntad de cumplir la misión y una determinación que surge de la creencia de sentirse apto y capaz para dirigir a los demás.

Dentro de este complejo esquema se mueven además las condiciones y los valores que posee el sujeto líder, lo que determinará su accionar y en perspectiva el accionar de su comunidad.

En principio podemos señalar dos tipos de líderes, los positivos y los negativos, es decir aquellos que impulsan y promueven la mejora social e individual, que sostienen el progreso y que creen que el hombre permanentemente debe conseguir superarse hacia la excelencia y lograr el grado óptimo vital, o los que sostienen que nada puede cambiar, que hay un sino o destino marcado y que se debe aceptar lo que a uno le ha tocado en suerte y continuar así durante toda su vida.

Es la diferencia entre los prohombres que creen en la libertad y el equilibrio y los autoritarios o dominantes.

Existen también el tipo altruista y el egoísta. Aquel que su preocupación mayor es el bienestar y el progreso de todos los miembros de la comunidad, y aquel que todo lo tamiza con su conveniencia, que siempre pone en primer lugar sus intereses, por encima de los comunes, a despecho de la igualdad, porque siente que ser superior se lo permite.

El líder capta la voluntad de los hombres, los lleva a la aceptación de sus ponencias y sus propuestas, y a compartirla incondicionalmente, sin discusión.

Por eso es importante determinar de dónde surge el liderazgo, de una actitud personal de superioridad o de un consenso social, propuesto y aceptado por la comunidad, y además comprender si en realidad es verdad la propuesta o esconde una falacia que beneficiará a quien la sostiene.

Muchas veces hemos escuchado y aún llevados por actitud o por las circunstancias el "síganme".

Desde dónde lo hemos escuchado y a quien o quienes debemos seguir.

Es cierto, no todos poseemos la capacidad de liderazgo, no todos podemos arrastrar a las personas hacia nuestras propuestas, y a veces hay quienes pueden pero no quieren, o hay quienes no están capacitados y sin embargo arrastran tras de sí a los otros.

Mas la historia es maestra y nos demuestra con la realidad, como un paredón donde nos golpeamos, si es verdadero el liderazgo o es simple ventaja y privilegio para pocos.

¿Cuál ha sido el resultado social de síganme? ¿Qué ha pasado durante el período de pertinencia de dicho proyecto? ¿Qué ha pasado con la vida social y con nosotros como individuos, hemos mejorado, progresado, nos hemos estancado o hemos retrocedido?

Hay una gran responsabilidad de quien pide que lo sigan, pero también de quienes se convierten en seguidores, a veces a ciegas, a tontas o a locas, por descarte o por simpatía

Hay sólo una forma de saber si se debe aceptar el Siganme, ¿es bueno, es justo, es equilibrado, armonioso, respetuoso de las libertades y pone a todos en un pie de igualdad, aún a los que predominan? ¿La preocupación es el hombre, todos y cada uno de los hombres?

Sigamos a aquellos que nos proponen un mundo de paz, de armonía social, de justicia y libertad y que pretendan la felicidad de todos por igual.

Elias D. Galati



QUE HE HECHO
Que he hecho con mi vida, que he hecho con mi don.
Los avatares del mundo moderno y en especial en Latinoamérica han parcializado muchos conceptos esenciales en la comprensión de la existencia personal y de la sociedad.
Tomemos como ejemplo la interpelación.Interpelar es exigir explicaciones sobre un asunto, en especial cuando se tiene autoridad o derecho.
Pero en las concepciones modernas, sobre todo desde la óptica de la liberación, se ha tomado como una relación exclusivamente hacia el otro, con sentido de exterioridad.Esta bien que así sea, pero se ha olvidado que también hay un acto de interpelación interior, con una mirada hacia uno mismo, el cual puede ser fundante de la interpelación exterior.Desde dicha concepción se interpela por el acto de justicia que no hiciste. Entonces, te interpelo por lo que debiste hacer y cumplir conmigo. Por ejemplo en atención a la pobreza, al machismo, a la dominación, a la opresión.
Las situaciones recurrentes, la pobreza creciente de la mayor parte de la población, los tipos de opresión, el machismo ancestral, el capitalismo dependiente que transfiere valor al capitalismo central, la totalidad hegemónica, las diferencias de ciertos grupos en todos los esquemas políticos, hacen que exista una interpelación constante, de un sector oprimido hacia los opresores.
Que por lo general se produce en el seno mismo de la sociedad, es decir un grupo social que termina oprimiendo a otro.
Encarar esta interpelación es una parte de la solución y plantea una parte del problema.
Porque hay un hombre común, y es innato a todos los hombres el deseo del sumo bien, y de la felicidad.
Pero si vivo en medio de una sociedad con todas las situaciones recurrentes señaladas, y creo y espero el sumo bien, es prioritario que me interpele a mi mismo.
Que tome conciencia de mi deber, me pregunte que he hecho, como he actuado y cual es mi comportamiento.
La brutal exterioridad del post modernismo movió el eje de la condición humana y olvidó la conciencia.
Que existir, existe, y que todo hombre tiene conciencia del bien, también, ya que aún los regímenes mas atroces intentaron siempre dejar trascender que no existían violaciones, dentro de ellos y que respetaban los derechos.
Es decir aunque el sistema era perverso, tenían conciencia de su incorrección y querían demostrar hacia fuera que no era así.
Por eso la primera interpelación debe ser la de uno mismo, sin descuidar ni negar la interpelación del otro.
Que he hecho de mi vida, significa ponerse frente a sí, mirarse interiormente y preguntar, he sido justo, fui prudente, no me abuse de los que estaban a mi mando o a mi cuidado, tomé la mío y respeté los bienes y los derechos de los demás, intenté equilibrar las cosas y mejorar la sociedad.
Que he hecho con mi don, es también desde uno mismo, reflexionar si los atributos y las virtudes que me han dado las he usado correctamente, en provecho de la sociedad y agotando mis capacidades.
Si puede hacer algo por el otro, por la humanidad, por la naturaleza y omití hacerlo.
Si en realidad he obrado bien, con justicia y sin omisiones.
Es un acto de conciencia, un mea culpa. Un análisis de mi yo interior, de mi alma, que si está bien hecho catapultará mi conducta exterior y me concientizará para ver la magnitud de la pobreza de mi hermano, y de lo que puedo hacer por los demás.
Ver la opresión, la tiranía, el autoritarismo, el machismo, la violencia, el capitalismo dependiente y las diferencias y discriminación; que es lo que está a mi alcance, que puedo hacer, que puedo general en los demás con mi obra y mi prédica.
Mirar a mi interior para ver si estoy dispuesto a caminar junto a los otros, a lograr que haya justicia, paz, equilibrio y libertad; sobretodo a lograr un mundo con hombres comprometidos al bien común.

Miro a mí Interior

Miro a mí Interior y me interpelo
que has hecho de tu vida, de tu don
es innato a los hombres el deseo
del sumo bien, de todo amor.

Quizás no he puesto el mismo celo
que pongo en el gozo, en el placer
para que la existencia tome vuelo
cumpliendo estrictamente mí deber

Miro a mí hermano con recelo
aunque el egoísmo lo haga padecer
pienso que todo acaba en este suelo

no sé acaso que debo trascender
si no me igualo al otro en el sendero
no podré la vida resolver

Elías D Galati


+
EL REFLEJO DEL ALMA

Se dice que los ojos son el reflejo del alma, que nuestra mirada da la pauta de quienes somos y como nos comportamos, aunque es difícil comprender la mirada de nuestros semejantes.
El alma es el numen del ser humano, la sustancia específica que se manifiesta en los fenómenos psíquicos.
Comprende las cualidades características de la naturaleza de un individuo, en especial las cualidades emotivas de simpatía.
Pero en esta concepción psicológica, la simpatía puede trocarse en antipatía, cuando no hay respuesta al otro, o la respuesta es antagónica, pues la simpatía es una emoción provocada en un individuo por la percepción o la idea del sufrimiento en los otros, y que lo conmueve llevándolo a aliviar el sufrimiento.
La simpatía es repetir en uno la emoción del otro, compartirla.
Se transforma en antipatía cuando se adopta una actitud distinta y opuesta, y se niega o rechaza compartir.
Cuando hay simpatía, hay también alegría y desde el alma interior se trasluce hacia el rostro una luz que lo tersa y lo hace grato.
Cuando hay antipatía, hay tensión, se tensa desde el alma, todo el cuerpo, y se manifiesta en la dureza del rostro y la contractura de las facciones.
Esta situación no es gratuita, deja huellas, marcas en nosotros, no sólo internas sino también externas en especial en nuestras facciones.
Las comunidades también lo sufren; vivir rodeado de personas que no son gratas, que no manifiestan emoción ni simpatía, marca un déficit en nosotros que se trasluce en las actitudes y los reflejos exteriores.
Los grupos y los pueblos que sufren tensiones permanentes, que no son considerados empáticamente, y soportan a diario situaciones ingratas que los angustian y entristecen, poco a poco van cambiando sus facciones y se convierten en el reflejo de lo que han recibido y reciben.
La bondad y el amor, son las características elementales del alma humana, y desde allí se reflejan en su conducta y en su exterior.
Cuando no hay bondad ni amor, o cuando es muy difícil expresarlas dada las circunstancias o los componentes sociales que mayoritariamente existen en una comunidad, esas características del alma humana, están como en espera, y los reflejos son distintos.
Nuestra alma se refleja en primer lugar en nuestro comportamiento.
Lo que hacemos, las acciones que producimos, nuestra conducta señalan quienes somos en realidad, de qué somos capaces y que sentimos, aunque a veces nos encontramos con personas o grupos capaces de esconder en otro tipo de conducta lo que sienten.
Este comportamiento cuando va en consonancia con nuestro interior, también ilumina y marca nuestro cuerpo, en especial nuestro rostro.
Las expresiones de bondad y de alegría nos distienden, nos armonizan y va en consonancia nuestro interior con nuestro exterior.
El transcurso del tiempo, parece que tuviera un efecto opuesto, y que nosotros y nuestras facciones mejoraran.
En segundo lugar se manifiestan en nuestras palabras; cuando hay simpatía y bondad en nuestro interior, nuestras palabras serán bondadosas, veraces, correctas y equilibradas.
Producirán paz a nuestro alrededor, y serán gratas para quienes nos rodean, serán consideradas y a veces tomadas como ejemplo.
Empero, la falta de simpatía, la carencia de bondad, genera una gran tensión en nuestro interior y marcan nuestro destino.
Entonces nuestras expresiones serán duras, aunque no podemos escapar a quienes somos, ni a nuestra condición humana, ni a nuestro carácter social, ni a la necesidad de ser solidarios y vivir en conjunto.
Aunque haya quienes se empecinan en tratar de lograrlo, y pretenden escapar a su condición de hombre y considerarse super héroes o superiores.
¿Cómo somos nosotros, cual es nuestra conducta, nuestras palabras, que refleja nuestro rostro? ¿tratamos a los demás con bondad y equilibrio, tenemos simpatía con ellos o no nos importan o somos antipáticos?
Cuando sonreímos nuestro rostro se expande y se ilumina, cuando gritamos, manifestamos rencor o maquinamos ideas no bondadosas, en cambio, se contrae, se crispa y deja huellas que poco a poco van siendo perennes y nos marcan
¿Cómo son los que nos rodean, en especial nuestros líderes y referentes? ¿cuales son sus conductas, sus palabras, que muestran en sus rostros?
Aquellos que son bondadosos, aman la paz y la armonía, con el transcurso de la vida mejoran su conducta, sus palabras y muestran rostros agradables. Son diáfanos y puros.
Los que buscan el camino opuesto de la antipatía, son autoritarios, se sienten superiores y discriminan, en general ajustan con mayor intensidad su conducta a lo que sienten, sus palabras son más duras y muestran un rostro con facciones severas.
¿Cómo reflejamos nuestra alma? Es nuestra conducta y nuestras palabras bondadosa y armónica, es nuestro rostro agradable y placentero.
De ser así podremos generar una sociedad mas equilibrada y mas justa.
Elias D Galati

LA INTEGRIDAD
La integridad o calidad de íntegro, es el estado de aquello que no le falta ninguna de sus partes, que está completo, incorruptible, recto.
En otra acepción es aquel desinteresado, probo.
Corresponde a un estado de pureza y conservación en el que está garantizada evitar su alteración.
Como valor moral es la cualidad de la persona, que procede correcta y ordenadamente, según su deber y que por ninguna circunstancia altera su conducta ante situaciones de conveniencia, favores o dificultades.
Asimilar la integridad a la probidad significa resaltar la bondad, la rectitud de ánimo, la hombría de bien, la honradez en el obrar.
Como tantas otras cosas, la integridad es una actitud ante la vida.
Es la posición desde su interior, que el hombre adopta para enfrentar la existencia.
El principio de identidad esta asociado a otros principios éticos, en especial con el valor de la honestidad, el respeto, la armonía, el desinterés y la transparencia en las relaciones humanas.
La persona íntegra amolda su conducta a sus sentimientos y sus valores, siempre en relación con el mayor bien, y considerando su comportamiento desde el rol que le corresponde en su grupo social y en la humanidad, poniendo en primer lugar el bien común, y la armonía universal.
Sus valores se relacionan con la honestidad, la honradez, la lealtad y la verdad, y tiene respeto por los demás como por sí misma y controla sus emociones.
Es bien conocido el texto de Aristóteles, sobre su maestro Platón, por la crítica a su doctrina filosófica "soy amigo de Platón, pero más amigo soy de la verdad".
Esta cualidad faculta al individuo para decidir por sí mismo, sobre su comportamiento y creencias, sabiendo que hará lo correcto y no perjudicará a otros.
La falta de integridad nos conduce a una doble moral; nuestros dichos son opuestos a nuestra conducta, o aun peor, exigimos a los demás conductas que jamás realizamos nosotros.
Decia Groucho Marx "Estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros".
Lamentablemente en la sociedad actual, hay tantos ejemplos de comportamientos de doble moral, en ambos sentidos.
En enseñar una conducta y practicar otra o la opuesta, y la de acomodar sus principios y valores, a la conveniencia, al poder de turno, a quien más me da, o a favorecer amigos o compañeros.
La integridad es un camino y un esfuerzo diario, constantemente hay que esmerarse por ser mejor persona, por corregir errores, por implicar la conducta a la integración, la paz, la igualdad y la felicidad de todos los hombres sin distinción.
Es una tarea que se debe asumir, aceptando nuestras falencias, pidiendo perdón constantemente por nuestros errores, y tratando en lo posible de reparar los daños cometidos.
Como resultado, el esforzarse por conseguir la integridad moral, te hace confiable a los demás, te permite tener una conciencia tranquila,transitar la existencia hacia objetivos seguros, y lograr la armonía y la paz interior que hará irradiar la misma hacia nuestros semejantes.
Seremos vistos y considerados como íntegros y lograremos junto con nuestros semejantes que se han propuesto el mismo camino, la construcción de una persona mejor, nosotros mismos, y de un mundo mejor, el que vivimos.
En última instancia parte de la convicción que hay un principio superior que es el cumplimiento de nuestro deber.
Un viejo proverbio oriental señala que nunca tu deseo supere a tu deber.
Es cierto que el deseo es el motor de la conducta humana, pero el hombre íntegro sabe discernir cual es el deseo correcto, y cual el incorrecto.
Que es lo que debe hacer, y que lo que no debería hacer, y como puede su comportamiento ayudar a mejorar la vida de los hombres, o complicar y perjudicar a los otros.
Miremos a nuestro interior, y juzguemos con honestidad si nos consideramos íntegros, si nuestra conducta esta marcada por nuestro deber y por el sentimiento de ser realmente íntegros, probos y servidores de la verdad.
Elias D. Galati

 


EL AMOR - VII Concupiscencia y Benevolencia.

Decía Jean Guitton que se ha pretendido dar dos acepciones al amor, el amor de concupiscencia que busca el propio goce y placer y el amor de benevolencia que busca la felicidad del otro.
La concupiscencia se ha entendido en sentido religioso como el desorden de los apetitos, en especial los sensibles y la egolatría.
La persona concupiscente se ha identificado como un ser de conducta codiciosa, ávida, lujuriosa, sensual y erótica.
En un sentido material se refiere a la concupiscencia de la carne y a la avaricia.
Desde el punto de vista filosófico, en Aristóteles y Santo Tomás es considerado el deseo del placer; Platón sostiene que hay tres poderes o facultades que dominan el alma, el poder racional, por el cual domina los impulsos, el poder concupiscible que es irracional y preside los impulsos, los deseos y las necesidades corporales y el poder irascible auxiliar del poder racional y que lucha por lo que la razón considera justo.
La benevolencia se ha entendido como la simpatía y buena voluntad hacia los otros.
En la filosofía es considerada como la bondad y es la excelencia de cualquier objeto, cosa o persona.
Es decir es el estado de perfección, óptimo, ejemplar.
¿Cómo amamos? Con un amor concupiscente o con un amor benevolente.
Es posible que haya que tender una línea de la historia, determinada por el amor del hombre, como ama el ser individual y el ser en forma grupal.
Como sea la forma de amar de los hombres, puede ser una manera de entender la sociedad en que vive.
Ya hemos sostenido que el deseo es el motor del ser; nada se hace sino se desea.
Pero el deseo está impostado, puesto en un ser, que no está sólo y que lo que desea, lo desea también el otro, y que además desea a otro o a otros, y a veces es complacido y compartido y a veces no.
Entonces el deseo está enmarcado en la alteridad y en la libertad, la propia y la ajena.
El egoísmo, la soberbia, el considerarnos superiores nos llevará a entender el amor como una conquista, como un triunfo, y desatará las pasiones personales llevando el amor a la concupiscencia.
Entender que el amor, es un acto grupal, por lo menos de dos, aún en el extremo de un ser que ame y no sea amado, porque en sí estará impostando el otro, el objeto amado, dará lugar a la benevolencia.
El amor será entonces bondad, desde la libertad de los amantes, sin condiciones ni discriminaciones.
El amor será un goce y un placer compartido, que se irradia hacia el otro, y que es irradiado del otro hacia uno.
El amor señalará así lo felicidad, que no tiene otro modo de ser, que ser compartida, porque no hay verdadera felicidad en el seno de uno mismo, sin salida.
El amor benevolente anuncia la parusía, el amor total, integral, que en el pequeño amor de pareja, en el amor del seno de la familia, representa y expresa el amor universal, el amor de todos y por todos, en el fondo el amor de Dios.
Elias D Galati

 

 

HASTA AQUÍ LLEGUE


"Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé, en el 510 y en el 2000 también..." Discépolo "Cambalache"

Plantar Bandera, es un término del argot argentino, que significa, hasta aquí llegue, se acabó, desisto de aquello que había emprendido. Es una situación interior y existencial, en la que se encuentran aquellos que siempre han querido modificar su entorno, y llegan a la conclusión que todo intento es imposible.

Que la fuerza del poder y del dinero, en manos de inescrupulosos y gente de espíritu rencoroso o vengativo, es superior a cualquier intento, individual o colectivo que se pueda emprender.
Hay primero una tristeza, después un hastío y por fin un propósito de liberación, queriendo deshacerse del objetivo que no se pudo cumplir, y pensar en otro u otra cosa.
Hay que tener en cuenta, que la situación que lleva a este hartazgo y al propósito de concluir con el empeño realizado, tiene como origen la postura de algún individuo o grupos de individuos, cuyo perfil es soberbio, autoritario, inmodificable y superior al resto de sus semejantes.

Denota una falta de paz y armonía interior, y quizás un desprecio por sí mismo.Desde lo psicológico, el que trata mal a los demás, se trata mal a si mismo, el que odia, es porque también se odia a si mismo, porque cada cual proyecta lo que en el fondo íntimamente es.Si a ese perfi se une el componente de ser poderoso, o de tener riqueza exorbitante, el juego parece concluido.
El poder y el dinero fascinan, desde ambos lados, desde el que lo posee y desde el que lo sufre.

Porque como no se puede vivir sin un poco de autoestima, aquellos que creen que no la tienen, se impostan en la estima de los demás.Es como el simpatizante de una institución deportiva, que siente que cuando gana, es él quien gana. O el adepto a un sector o un partido, o un ídolo, que siente que sus triunfos y lo que logra, es también suyo.
Este paquete psicológico social, muy post moderno, es el que constituye la mayoría de las sociedades que se generan en países en desarrollo, y que obstruyen su crecimiento, otorgando un crecimiento exponencial a los dueños del poder y del dinero.El individuo y el grupo, se fija metas.Piensam 
, si logramos esta condición, si recortamos cierto poder o cierta influencia, las cosas cambiarán. Paradogicamentem en lugar de cambiar, las cosas empeoran, se hacen mas favorables a los poderosos y peores para ellos.
 
Dicen los biólogos, que cualquier organismo que levanta la cabeza, y es golpeado cada vez que la levanta, a la cuarta o quinta vez es posible que no la levante más.
Entonces, cunde el desánimo, y además el cuestionamiento personal, por haber evaluado mal.Creí que si esto pasaba, íbamos a estar mejor, pero no, me equivoqué, entonces quizás las cosas siempre sean así.¿Qué hago? Planto bandera, me rindo, dejo de oponerme, de protestar, de tratar de crear un entorno distinto, y que las cosas sigan su caminoPero hay un error conceptual.El mundo gira, y siempre tiene vuelto.El que está aquí, podrá estar allí, y el que las hace las paga.

La historia nos muestra muchísimos ejemplos de poder absoluto, de riquezas fastuosas, que han terminado y caído en el ostracismo.Porque además hay otra situación, el que pretende cambiar la realidad a su antojo, porque no le conviene o no le gusta, podrá crear otra realidad paralela, relatarla o señalarla como real, pero en rigor de verdad, no será la realidad.Con el agravante, que aquello que quiso ocultar, o que no haya sucedido, en realidad sucedió y lo tiene incorporado a su ser.
 
Él es quien es, con lo que en realidad fue, no con lo que pretende hacer creer que fue, y está incorporada esa realidad en su ser, en su cuerpo y en su alma, sin otra posibilidad.
Sólo tratar de ser mejor, tratar de vivir una vida distinta. La vida es bella, y llena de esperanzas, no importa lo que suceda a nuestro alrededor, siempre nosotros podemos agregarle un plus desde nuestro compromiso con la bondad, la justicia, la paz, el equilibrio y sobre todo el amor.

Porque es el amor la fuerza que hará que el mundo cambie, insensiblemente y aunque nos cuesto mucho y nos duela.Por eso "Hasta aquí llegue", es el argumento que debemos emplear en el momento de emprender la partida hacia el más allá, y con la convicción de haber hecho lo imposible para cumplir con nuestro deber.

 

 


ii. EL AMOR
I - La vida es amor.
Si la vida no es un acto de amor no vale la pena vivirla.
Ese ha sido mi lema desde temprana edad, porque entendí que la vida es amor, sino no es vida.
Por eso se debe decir que todos los días es el día del Amor
¿Por qué la vida es amor?
La existencia es un don, un bien imposible de compensar, que nos hace deudores irredentos de la vida, a todos sin excepción.
No hay forma de equilibrar el don de la vida, y entonces debemos ponernos en el camino de dar vida, física o espiritual; ya que no podemos devolver generar en otros la vida.
Es un acto de amor, y esa realidad está inmersa en la vida, en lo que soy, lo que pienso, lo que siento, lo que proyecto.
La comprensión se logra desde la humildad y desde la sencillez del niño; que no comprende, pero sabe que siente, y entiende lo que siente.
Así es el amor, no se puede definir, no se puede explicar, pero siento que amo, sé que amo, desde las profundidades del ser, desde la vida misma, y este entendimiento hace la unión íntima de vida y amor.
Cuando vives el amor, tu cuerpo irradia serenidad y paz, quedas inmóvil en el gozo, en el disfrute sublime del momento de amar.
Es la dimensión y el dilema de la existencia.
Vivir enamorado o vivir angustiado. La vida sin amor, genera contrariedad, tristeza, angustia y frustración, en realidad no es vida.
Hasta tal punto la vida es amor, que quien pierde el amor, pierde la vida tratando de recuperarlo.
Toda su existencia no es más que una búsqueda incesante del amor perdido, de aquello que sabe que es la única felicidad a la que puede aspirar.
Toda nuestra existencia está contenida en las emociones y los sentimientos que reflejan la respuesta a los estímulos que recibimos.
Nos dan conocimiento en un marco de libertad y responsabilidad, que nos llevará a la bondad, a la ternura, es decir en última instancia al amor.
Es cierto que desde nuestra libertad podemos elegir torcer el camino, comportarnos con rencor, odio, violencia, injusticia y discriminación.
Más estos comportamientos son eco de la soberbia y de la avaricia, en sí de un amor mal entendido, de un amor personal exclusivo, que deja de lado al otro y lo rechaza.
Es un amor prostituido, es no haber comprendido que el amor se da en el otro, porque en realidad no terminamos de constituirnos como seres humanos sino en la alteridad, en el otro.
Y si la constitución final del ser, es el otro, es única y exclusivamente por el amor.
Porque sólo el amor nos hace hombres dignos, solo el amor nos salva, solo el amor nos da vida.


 


III- El amor universal

Aunque el amor es un sentimiento, es también un concepto y el Amor Universal no es un concepto religioso, es físico. Es una ley universal como la ley de la gravedad, es la fuente de energía más poderosa e indestructible que existe.

Aunque no sepamos reconocerlo, está dentro nuestro, es una condición de todos que nos lleva al amor.

Porque todo el universo proviene de la misma fuente, de ahí proviene todo ser vivo de este mundo.

La concepción mística considera que el ser humano ama porque Dios lo ama, y ese amor puede extenderse universalmente.

Es un don inmerecido, gratuito e infinito y se puede cultivar con una vida contemplativa, la dimensión afectiva del amor, como con una vida activa, la dimensión efectiva del amor.

La comunión con Dios, hace posible la comunión con los hermanos, y esta relación es recíproca.

El amor es un dato objetivo, que no se puede negar, y la necesidad de supervivencia hace necesaria la interdependencia y la relación entre los hombres.

Las primeras teorías, siguiendo a Charles Darwin y vinculadas con las estructuras biológicas compartidas en los humanos, sugieren que hay ciertas emociones universales que sirven como material de origen para todas los demás, tal como funcionan los colores primarios, que pueden combinarse para crear muchos tonos nuevos.

La primera de estas emociones es el amor, necesario para la vida, desde su origen, puesto que sin amor no habría vida ni supervivencia.

Que está en todos los hombres y en todos los tiempos.

 

 

El amor universal presupone una escala de valores muy superior a nuestra espontaneidad. Es amor que, superando los rígidos límites del derecho personal, transforma la convivencia con actitud generosa.

Aunque algunos los nieguen como la psicóloga y neurocientífica de la Universidad de Carolina del Norte Kristen Lindquist, quien señala: "Vamos por la vida asumiendo que la experiencia de los demás es la misma que la nuestra porque la nombramos con la misma palabra, y esto sugiere que quizás no sea así"... "Creo que hay algunas implicaciones reales sobre cómo entendemos los comportamientos emocionales y sociales de las personas en todo el mundo".

Mas estas implicancias reales, particulares en cada lugar y cada tiempo, no empecen al elemento común del amor, porque el elemento común a todos los tipos de amor es el amor universal. Tanto las fuerzas del amor como las de la gravedad son generales, naturales, invisibles y potentes.

El amor universal atrae como la fuerza de gravedad, es aquello que conecta a los hombres y los hace buenos, generosos, y permite que se llegue al equilibrio y a la armonía social.

El hombre razona desde su yo, desde su ego, pero la acción que emprende debe estar impulsada por el sentimiento, por esa fuerza natural, invisible y potente que es el amor, que se proyecta desde si a todos los hombres. Ese es el amor universal.

EL AMOR
 
 
Introducción.
Dice Fulton Shenn que todo ser humano tiene en lo íntimo de su corazón un diseño fiel del ser al que ama. Lo que aparenta ser amor a primera vista, en realidad es el cumplimiento de un anhelo, es la realización de un ensueño o aspiración.
El amor comienza con un ensueño.
Por entender esta concepción, es que Platón afirma que todo conocimiento no es más que un recuerdo de una existencia previa.
Es decir para conocer como para amar, hay que contar con una estructura interior, un diseño específico, al cual nos atenemos y con el cual cotejamos las experiencias de vida.
Hay un reminiscencia, algo que ya nos pertenece, que ya está incorporado a nosotros, que está en mí.
Es la estructura de la vida, porque la vida es un acto de amor, desde su gestación.
El acto de dar vida a pesar de todo lo que se pueda decir, y de las connotaciones que haya tenido, se continúa con la gestación, donde la madre en su seno debe dar parte de sí misma para sostener y mantener la vida que está gestando. Es puro amor. Es entrega.
Es el ensueño que se realiza, es la aspiración interior que se cumple.
Nos lleva al amor verdadero, al que todos queremos llevar, y preguntarnos por él, nos lleva en realidad a una cosmovisión.
Porque ese amor está en todo, en la vida, en lo que soy, en lo que pienso, en lo que siento, en los hombres y en el universo.
Todo lo que me rodea respira el verdadero amor.
Es tan cierta la afirmación de Fulton Shenn, que nuestras emociones, nuestros sentimientos, guían a la razón, no hacia la negación del otro, sino a la contemplación de él como parte de uno mismo.
Porque es mi ensueño interior. Porque lo siento como propio, como algo íntimo y personal.
Como el mito griego, del hombre unido por la columna a su otro yo, a su alter ego, ese es más que mi complemento, soy yo mismo.
Por eso el amor es eterno.
Cuenta Platón que preguntando Sócrates que era el amor, fue contestado por Pausanias, que le dijo que él no podía definir el amor, pero sabía que hacía un amante, y señaló el amante de una alma bella, permanece fiel toda la vida porque ama lo que es verdadero.
Concreción maravillosa de la ética griega, el amor es la verdad, la belleza, el bien, los tres pilares en el que se cimentaba la vida del hombre y de la sociedad.
Siguiendo esta línea, el libreto de la Flauta Mágica de Mozart, contiene el parlamento de Sarastro, Supremo Sacerdote y Guardián del Templo, que señaló "el amor verdadero entre dos seres es el origen de la sabiduría".
Parece la imagen de la Trinidad, del amor del Padre y el Hijo se origina la Suprema Sabiduría del Espíritu.
El amor es sabiduría, es conocimiento.
A partir de estos textos y estas reflexiones, intentaremos señalar el concepto del amor, sus diversas formas y cual es el verdadero amor.
Elias D. Galati


EL DIALOGO
El diálogo es la plática entre dos o más personas que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos.También es la discusión o intercambio en busca de avenencia
Como forma filosófica es la expresión que presupone un pensamiento no dogmático.Los avances en nuestra época de la comunicación existencial, prácticamente con todo el mundo y el descubrimiento progresivo de los otros, a través de los adelantos técnicos y los medios de comunicación convirtieron al diálogo en un problema existencial candente y necesario.
Este pensamiento no dogmático procede dialécticamente, es decir hay una estrecha relación entre lo no dogmático y la dialéctica, en el cual hay dos posiciones, una tesis y una antítesis, del cotejo de la cual sale una síntesis superadora.


Platón sostiene que el que sabe preguntar y responder es el práctico o especialista en el diálogo, esto es el dialéctico.El diálogo es un método riguroso de conceptualizar las ideas.Contemplar la realidad intangible es el efecto del conocimiento del arte del diálogo y lo opone a la controversia sofística, donde el diálogo es mera disputa y no proceso cognoscitivo.Entonces ¿cómo es nuestro diálogo? Queremos conocer de verdad o confrontar a nuestros oponentes.
Planteamos nuestras ideas, escuchamos la de los otros, y dialogamos en busca de una superación, o pretendemos demostrar que están equivocados y no aceptamos de ninguna manera sus propuestas.

Observamos repetidamente en las conversaciones, sobre todo de índole política, social, económica y existencial, que más que conversaciones son contrapuntos personales, que en general no se escucha, sino que se está esperando que el oponente termine de exponer, para señalar nuestro pensamiento, que es el único que sirve y es verdad, desacreditando al del adversario.En general no se dialoga, ni se conversa, se lucha opinión contra opinión, sin siquiera escuchar atentamente y tratar de comprender lo que el otro dice.
Hay unas reglas éticas de Popper que son paradigmáticas para entender la razón del diálogo.


Popper dice que en toda conversación, diálogo o controversia, hay que pensar primero "quizás tú tengas razón" y después "quizás ni tú ni yo tengamos razón".
Esta concepción ab initio para el diálogo es la única que puede darnos la capacidad y la virtud de acceder a una concepción dialéctica, que acerque nuestros pensamientos y logre una superación común.El diálogo para ser verdadero, debe establecer una relación viva entre las personas, como personas, es decir la aceptación del otro.


Martin Buber sostiene que en el diálogo existe una esfera del "entre", de lo entre-humano o inter-humano y dice "La participación de ambos miembros es el principio indispensable para esta esfera, tanto si la reciprocidad es completamente efectiva como si es directamente capaz de ser realizada mediante complementación o intensificación".
Es nuestra actitud interior, la que supone lo que haremos.Queremos aprender, ser mejores, compartir con los otros, y lograr que todos nos superemos, o queremos imponer nuestras ideas, desacreditar a los demás y demostrar que son ignorantes, necios y están equivocados.

Tenemos la humildad de pensar que podemos estar equivocados, o que tú puedas tener razón, o nuestro ego y nuestra soberbia nos lleva a pensar que somos los mejores, que todo lo sabemos y que nada tenemos que aprender sino avasallar a los que no piensan como nosotros.Unamuno en su preocupación por la polémica lleva la actitud dialogante a las últimas consecuencias y la coloca en el interior mismo de cada hombre.

"Yo soy mi diálogo", entendiendo el pensamiento, constante, armónico y ordenado, por medio del cual se asimila la comunicación y la integración.Si en nuestro interior somos capaces de dialogar con nosotros mismos, a fin de sacar lo mejor, y depurar nuestros errores, seremos también capaces de comunicarnos con los demás en un espacio de respeto, de igualdad, de dignidad, considerando a todo interlocutor como una persona humana, capaz de aprender, pero también de enseñarnos.Seremos capaces de buscar una superación que no sea superficial, ni sólo para nosotros, sino que puede ser admitida y concientizada por la comunidad, por nuestros hermanos, desde su concepción, desde su manera de ser, desde su óptica y su visión del mundo.

Fundamentalmente el diálogo es la postura existencial de quien cree en la dignidad del hombre, en el respeto a su diversidad, en la libertad que posee y en la justicia que merece.

 

 


El trabajo o acción y efecto de trabajar es la tarea, labor, obra o producción del hombre, tanto física como del entendimiento.
De la necesidad del trabajo humano para asegurar la supervivencia surge el deber del trabajo como necesidad del individuo para conservar su propia vida y satisfacer sus necesidades.
Es también un derecho y por lo tanto una condición esencial del hombre.
Desde el mandato bíblico "ganarás el pan con el sudor de tu frente" hasta la condición de San Pablo "el que no trabaja, no come", hay una fuerte implicancia existencial en la esencialidad del trabajo en la existencia del individuo.
El trabajo es una necesidad, no sólo para sostener la supervivencia, sino para preservar la condición del hombre, ya que el devenir de la vida, contiene en sí, el trayecto, el camino, que se debe realizar con el propio esfuerzo y con la conciencia de la propia sustentabilidad.
Hay dos aspectos esenciales en la evolución del ser humano: la convivencia social y el trabajo.
El trabajo es la clave, porque desarrolla al individuo socialmente, ya que no es sólo por él ni para él que trabaja, sino para toda la comunidad.
Dicen algunos antropólogos que el trabajo fue un factor decisivo en la transformación de los primates en hombres.
El trabajo cambio físicamente y hasta morfológicamente al ser. Se dice que pudo ser la causa del desarrollo y crecimiento del dedo pulgar, lo cual después derivó en la oposición del mismo en relación a los otros dedos, y también del crecimiento del cráneo lo que permitió evolutivamente un mayor crecimiento del cerebro.
Además es el modo de poder modificar la naturaleza y encontrar la forma de subsistir, y mejorar la calidad de vida.
El desarrollo hace a la mayor evolución física y a la capacidad que adquiere el ser de solucionar dificultades, amenazas y realidades inéditas.
Es posible, aunque sería materia de un mayor estudio que el trabajo lleve al lenguaje, y a la proyección y progreso de la inteligencia y la comunicación entre los hombres.
Hay pues una relación entre la socialización del individuo y el lenguaje.
Para poder realizar debidamente la socialización el trabajo es indispensable.
El hombre se dignifica, se completa y crece con su trabajo.
Es una forma de sentir en común el destino del hombre, crecer, progresar, ser mejores hacia la culminación y el fin de la vida.
No es posible concebir el hombre sin trabajo, aquellos que no trabajan o que viven del trabajo de los demás constituyen una rémora y hacen a la desvinculación del entramado social.
Provocan desazón, enojo y modifican la relación que debe permanecer en una sociedad justa y equilibrada.
Nadie puede considerar que está exento de trabajar y que debe ser mantenido, excepto los casos especiales de minoridad, ancianidad o dificultades o imposibilidad del trabajo.
El trabajo es la herramienta fundamental no sólo para el desarrollo del hombre sino también para el desarrollo, perfección y dignidad de la comunidad.

 


LA CONDICION HUMANA VII     La previsión

 

La previsión forma parte de la condición humana. El hombre como ser perfectible, y que tiende a durar en el tiempo, aprendió pronto que debe ser previsor, Prevenir lo que vendrá a fin de sobrevivir, ya sea en cuanto a las condiciones del hábitat, como en la provisión de agua y alimentos, en el resguardo de las inclemencias del tiempo, y en como contener las acechanzas y peligros de la naturaleza y de los seres de otras especies que cohabitan y luchan por la subsistencia.

El mundo en general es previsible; nos da señales e indicios de lo que sucederá.  Las estaciones son precedidas de cambios en la forma de comportarse no sólo el clima sino también los seres que lo acompañan. Los fenómenos aún los no comunes siempre son precedidos de cambios o indicios que nos dicen que algo sucederá. La capacidad de raciocinio del hombre, suple y tendría que superar el instinto natural, y lo que sucede puede así ser pronosticado o augurado. Entonces se supondrá con anticipación. La previsión hace que los fenómenos sean pronosticables, que sean lógicos, que no haya sorpresas.

Pero es necesario para ello, que tengamos en cuenta que hay que conocer bien los datos, que debemos saber computarizarlos y sobre todo que debemos ser idóneos y honestos al evaluarlos. Así resultaría obvio y evidente, y se podría cotejar con experiencias similares anteriores.Sobretodo si se advierte que el resultado puede ser adverso o dañino, laacción debe ser preventiva y tendiente a evitar la formación de dichas situaciones.

La previsión humana se funda en aquello que es habitual y esperable de las cosas y de los hombres. Esta previsión es la que permite controlar, sobretodo,  los desastres deeventos calamitosos, repentinos o previsibles, que trastorna seriamente el funcionamiento de una comunidad y causa pérdidas humanas, materiales, económicas y ambientales que desbordan la capacidad de la sociedad y la afectan para hacer frente con sus recursos.

Esos eventos suceden, hemos tenido ejemplos en la historia, y en el momento actual, se expresan con trágica realidad.Pero no todo es acción de la naturaleza. Habría que considerar las prioridades a las cuales se ha aferrado el hombre en su devenir.Si realmente considera en serio los peligros y acciones resultantes. La historia nos ha demostrado que muchas veces es el mismo hombre que en lugar de prevenir, provoca desaguisados y terribles problemas no sólo ambientales sino para la salud y la vida de la especie.
Los armamentos, la investigación atómica, el uso de elementos nocivos y tóxicos para sí mismo y para la naturaleza.

No todo es culpa de la naturaleza o del destino. Es quizás el hombre como decían los romanos el lobo de sí mismo... el hombre es el lobo del hombre.
Sobre todo si hemos perdido la capacidad de prevenir, o si intencionalmente por soberbia, ansias de poder, dinero o fama y orgullo, hemos provocada la destrucción de una parte de nosotros o de la naturaleza.


LA CONSTRUCCIóN DE LA EXISTENCIA

La construcción de la existencia humana, tanto personal como social, se produce desde pequeñas aglomeraciones de elementos, que se van aglutinando y amalgamando con el transcurso del tiempo.Esta amalgama la produce el hombre con su existencia personal y las comunidades con la existencia social.La firmeza, consistencia y duración de las mismas, depende de los elementos que se usen para realizarlas.Tanto en su forma, como en su esencia.

Podemos comparar la existencia, con la construcción de una pared o de un cuarto.Cuanto más homogéneos sean los elementos individuales que se empleen, mayor consistencia y firmeza tendrán.Pero existen situaciones diversas, disímiles, particulares y a veces únicas que no sólo las hacen diferentes, sino también inconsistentes.

Esas diferencias que hacen a la individualidad, que nacen de la libertad del hombre y de sus distintas formas de ver la vida, sin embargo están contenidas en un molde general, quizás exterior que las contiene.Es como si las pusiéramos dentro de un cuarto, o de una caja, y su consistencia y duración dependerá de la construcción correcta o no, de ese continente.

La vida nos ha enseñado que hay un diseño ideal para guardar cada cosa en particular.No es el mismo diseño de una caja para guardar una joya, un par de zapatos o un vestido.

A lo mejor el elemento es el mismo pero difiere la forma.La construcción de la existencia hace nuestra historia y forma parte de la historia de nuestro pueblo.La consistencia y su duración dependerá de como la construimos.Si bien somos libres de construirla a nuestro antojo hay algo que nos contiene, y que es lo que la contiene.

Estamos sujetos a formas y sentidos existenciales.La evolución es común a todos, nacemos, crecemos y morimos, es nuestro destino común.No podemos saltear etapas ni invertir procesos, como tampoco podemos suspender el crecimiento.

Entonces toda nuestra existencia, nuestra vida personal y social, particular, única e irrepetible, corre dentro del molde vital de la raza, el que todo hombre tiene, y en él se gesta y se realiza.Cuanto mayor sea la adhesión a ese molde, mayor firmeza tendrá nuestra existencia personal y sobre todo social.Sería como armar una pared con ladrillos iguales, homogéneos, con lo cual estaremos seguros de su estabilidad y duración.

Por eso la construcción de la existencia, si bien es personal e individual, y por lo tanto distinta, debe respetar las formas comunes e iguales para todos.Por eso si nuestros contenidos personales están inmersos en un continente igual o semejante al de nuestros hermanos, nuestra existencia será feliz y duradera.

Nuestros deseos, nuestros sentimientos y afectos, lo que nos complace y preferimos hacen a la construcción personal de la vida.¿Pero donde la colocamos? En una caja desigual, mejor que la de los demás, que nos dé a nosotros ventajas y privilegios, o en una similar a la de todo el mundo y que se diferenciará por lo que pongamos de contenido.

Nuestra existencia contiene derechos y deberes, placeres que nos proporcionamos y obligaciones que debemos respetar.La tentación de construir la existencia a nuestro antojo, es muy grande.Tendemos a colocarnos en los mejores lugares, elegir los mejores roles, tener mas riqueza, mas poder y mejor posición que los demás.

Nuestra caja, nuestra pared, es de mejor calidad que la de nuestros hermanos, porque nos creemos superiores o somos mejores.O porque el destino nos ha reservado el rol del poder.La construcción de la existencia no es un acto individual, sino un acto social.Debo ser yo mismo, quién soy con mis deseos y mi concepción, pero dentro de un contenido comunitario.Debo constuirme desde la igualdad, desde el equilibrio, desde la solidaridad, y desde la verdad, la bondad y el amor.

No puedo pretender elegir lo mejor para mi.Pero que no sean palabras, dichas de boca pero no desde el corazón y que nuestras obras no las anulen.Que sea palpable en mis acciones.Que sea visible en mis actitudes, porque predicar desde la fama, desde la riqueza y el poder, no es auténtico.

Lo auténtico es la vida misma, la existencia que llevamos, que vamos construyendo, en igualdad con los demás sin preferencias, sin privilegios, con lo necesario para nuestra vida y nada más.La construcción de nuestra existencia debe ser un acto de amor a la humanidad.

 

 

 

LA CULPA

"Los mortales se atreven ¡ay! siempre a culpar a los dioses porque dicen que todos sus males nosotros les damos, y son ellos que, con sus locuras se atraen infortunios que el Destino jamás decretó" Homero - Odisea

La culpa es una sensación dolorosa y una condición del criterio y la conducta humana; porque es una falta más o menos grave cometida voluntariamente, la cual genera una conciencia de culpabilidad por la transgresión.

Esta transgresión hace al individuo culpable, porque está comprobado lo ilícito o incorrecto de la acción y de la conducta, y la responsabilidad que debe asumir por ser voluntaria y con plena capacidad mental y conciencia de lo cometido.

La culpa acarrea un juicio sobre la responsabilidad de un individuo, formulado por otro o por el grupo social.

En el culpable genera un sentimiento emotivo por que está dominado por la creencia que ha infringido alguna norma social, algún principio ético o alguna prescripción legal.

En su comienzo la culpa significaba reconocimiento de haber obrado mal, responsabilidad por lo causado a los semejantes, y un dolor psíquico y existencial que cargaba en nuestra conciencia.

No sólo desde el punto de vista existencial y social, sino también jurídico y religioso, el hombre ha tenido esa carga de conciencia motivada por los actos voluntarios que generan culpa.

Desde el mea culpa hasta la confesión.

Es la actitud de muchos individuos y grupos sociales, que con el correr del tiempo asumen y dimensionan las consecuencias nefastas y trágicas de sus acciones, y que arrepintiéndose de ellas hacen una profundas reflexión sobre sí mismos.

Esta reflexión que es sanadora, produce también un efecto social y comunitario, que permite a veces cerrar heridas y comenzar una vida social mejor.

La confesión, tanto la jurídica, como la religiosa, significa asumir la responsabilidad de lo hecho, y libremente valorarlo como incorrecto e ilícito.

La vida de los pueblos, su status jurídico, contiene entre sus elementos el entramado de la culpa, su detección y su castigo.

Aunque la Nana Fain, personaje de una conocida comedia televisiva, decía que la culpa no existía, que era un invento de su pueblo (el pueblo judío).

En efecto en el mundo griego y en el latino, no existía ese concepto, las cosas eran correctas o incorrectas, lícitas o ilícitas, buenas o perniciosas.

La responsabilidad existía y se castigaba, pero la concepción era otra.

Pero el texto de Homero le da otro sentido a la culpa, y es uno que ha permanecido y se ha privilegiado entre nosotros.

No tenemos responsabilidad porque la culpa no es nuestra; nuestros actos, nuestros comportamientos son provocados por otros, los que sí son responsables y no nosotros.

Es un argumento tan viejo como el mundo.

Leemos en el Génesis que el primer hombre Adán, interpelado por Dios, si había comido del fruto del árbol prohibido, le contesta "la mujer que tú me diste, me tentó".

En el fondo es transferir la culpa y la responsabilidad.

Dios tu tienes la culpa, si no me hubieras dada esa mujer que me diste, no habría caído, no habría pecado.

Ergo soy inocente, no soy culpable.

Pensemos un poco en nuestro mundo actual, en nuestra situación hoy, con circunstancias adversas, con cambios en nuestros comportamientos y en nuestras acciones, algunos queridos, otros aceptados y otros impuestos.

¿Quién asume la culpa o la responsabilidad de la incorrección, de la ilicitud?

Acaso alguno se hace responsable de sus obras, de su conducta.

Porque no hay dudas y es innegable que la conducta y las acciones son propias, que fueron hechas por cada uno.

Pero como en el alegato de Adán, como en el de Homero, la culpa es de los dioses.

Me has puesto aquí, en estas condiciones y circunstancias, que no sabía ni preveía y ahora me juzgas.

Pero acaso no son tus actos, es tu conducta, son tus faltas y tus carencias.

No transfieras, humildemente reconoce tus errores y tu falta de capacidad, pide perdón y acepta tu responsabilidad y trata de reparar el daño causado.

Dice el poeta siempre que sembré rosales coseche rosas.

Y si sembraste vientos recogerás tempestades.

 

Elías D. Galati

LA CONDICION HUMANA. VI
La actividad.

Una de las condiciones de la raza humana, común a casi toda la naturaleza es la actividad. Lo que está vivo está activo.Actividad es la facultad de obrar, el conjunto de operaciones o tareas propias de una persona. Desde el punto de vista psicológico cabe distinguir grados de la actividad humana, los actos o acciones pueden ser reflejos, instintivos o tendencias, habituales o voluntarios.
 
Estos últimos son es el escalón mayor de actividad ya que son actos conscientes que significan la voluntad y elección de la persona que lo realiza.
La actividad es un proceso psíquico o biológico que depende de la vida del organismo y de la utilización de la energía acumulada en este.
Consiste en un proceso psíquico o motor dependiente de la iniciativa del organismo que lo realiza. Es un movimiento organizado, de un ser que está activo.

La actividad es común a todos los organismos; hay una actividad funcional, diríamos innata, que hace a la existencia misma, a la continuidad de la vida de cada ser, y una actividad específica, a veces querida y otras veces obligada por las circunstancias o por el hábitat en el cual se desarrolla cada organismo.
Pero hay una diferencia en la actividad humana, porque una parte de ella, es querida, elegida y realizada libre y voluntariamente por cada hombre.
Esa actividad en general puede ser cualificada, es decir calificada de correcta, incorrecta, buena, perjudicial, sana, pacífica, alevosa, trágica, discriminatoria, autoritaria y cuántos calificativos se puede poner a la conducta del hombre, de acuerdo a su accion.

 

La acción de cada uno de nosotros, más allá de los actos reflejos, de la actividad necesaria para mantener la vida y la buena salud, tiene consecuencias.
Esas consecuencias a veces las advertimos y a veces no. Realizamos cosas, en general sabemos por qué, siempre sabemos a que atenernos con ellas, pero muchas veces no sabemos las consecuencias, y a pesar de no saberlo, y también sabiendo que pueden ser dañinas las hacemos lo mismo. En el orden individual, en el orden colectivo, y en el orden superior del macro general de la vida del hombre sobre la tierra.
 

Nuestra actividad se califica. En general es buena, inocuo o perniciosa. Pero dentro de esa clasificación hay grados de importancia, de calidad, de pertenencia y de intensidad. Puede ser útil o perniciosa para uno, para muchos o para todos.Somos responsables de nuestro obrar, porque se realiza desde nuestra libertad y desde nuestra voluntad. Porque casi siempre sabemos que hacemos, y que consecuencias se seguirán de nuestra conducta.
 
Usemos nuestra actividad para hacer el bien, para promover la paz y la concordia en el mundo y para que hacer felices a nuestros semejantes.
Elías D. Galati

 

LA CONDICION HUMANA:    V – La Alteridad
 
La alteridad es la condición o capacidad de ser otro o distinto, por lo tanto podemos señalarla como otredad.
 Es el ser diferente, opuesto a la identidad.
 Es la relación de oposición, entre el sujeto, yo, con el otro, no yo, y permite alternar la propia perspectiva y cambiarla por la del otro.
 La vida humana es interacción, y desde Aristóteles es imposible sostener que el hombre no sea un ser sociable.
 Ser sociable, significa vivir con el otro, compartir sus momentos, sus experiencias y sus emociones.
 La alteridad es el modelo de la naturaleza, en todos los campos y en todas las dimensiones hay otro.
 La soledad, el Robinson Crusoe, es una anomalía, una situación excepcional que confirma la regla de la sociedad.
 El concepto de alter en psicología es la condición del individuo según el cual los otros seres son distintos a él.
 Esta relación es maravillosa, ya que indica la distinción en la unidad, es decir personas distintas, individuos irrepetibles, en una situación igual, de modo, de forma, de igualdad.
 Ser distinto, no significa que alguien sea mejor o mayor que otro, o se diferencia ab initio.
 No debe confundirse alteridad con alteración, ya que este es una transformación de un ser o una cosa.
 Siguiendo a Scheler se puede señalar que la experiencia de la corriente de  conciencia del otro es vivida simultáneamente con la propia corriente de conciencia.
 Esta conciencia es aprender la presencia del otro como vivida a la vez con nuestra presencia.
 Según Heidegger el planteo del problema del otro, se hace desde uno mismo, no se puede separar, planteando primero el si mismo, y luego pasar al otro sino que el análisis del “si mismo” incluye el “otro”
 Por último Sartre plantea que la relación entre el si mismo y el otro, incluye la relación del otro como si mismo y el si mismo como otro.
 Hay entonces un ser para otro.
 Culmina Marcel sosteniendo que si el otro no existiera no existiría el sí mismo. El yo se constituye como un si mismo sobre el acto por medio del cual se afirma la realidad de los otros.
 Es decir no hay yo sin el otro.
 La alteridad está en la condición intrínseca del ser. El hombre sólo es hombre y se constituye en la alteridad.
 ¿Que nos dice esta realidad?
 Que los otros, somos nosotros mismos.
 Que es nuestra responsabilidad y nuestro deber, nuestros hermanos, como somos nosotros mismos.
 Esta realidad impide toda discriminación, toda preeminencia, toda superioridad, y hace a todos los hombres iguales en su condición, del mismo tenor, con el mismo destino y con el mismo deber y  el mismo derecho.
 No hay lugar para otra consideración, la alteridad es también la condición de la raza humana.
 
Elias D. Galati
 


LA CONDICION HUMANA: IV -
El progreso como proyecto de vida
La condición humana está íntimamente ligada al progreso.
El progreso forma parte de la vida humana, desde inicio, y desde lo biológico.
Es evidente que el transcurso de la vida, es la historia del progreso de la existencia de cada ser en particular y de las comunidades en general.
Pero que significa el progreso, en especial desde la condición del hombre.
El progreso es la acción de ir hacia delante, es un aumento, un perfeccionamiento.
Podemos decir que es la evolución de un proceso real hacia un estado más perfecto.
Desde la condición humana el progreso es la evolución positiva mediante el uso de la razón aplicada a todos los órdenes de la vida.
La idea de progreso se equipara a la de desarrollo, y de ahí la connotación biológica asumida en la condición humana.
Todo desarrollo es hacia delante, para mejorar, para perfeccionar.
La existencia humana innatamente es crecimiento, es perfección, es mejorar su condición interior y exterior, física, psíquica, mental y espiritual, es intentar llegar a la plenitud en todos los órdenes.
Esta simbiosis entre desarrollo y progreso hace a la existencia misma del hombre. Hace al ser, a su forma, a su existir.
Es una condición innata, está en el hombre mismo.
Por eso las teorías y las doctrinas que abjuran de la perfección, del mérito, del desarrollo, del progreso, son falacias sostenidas por motivos de poder, de dominación, de alcance político y hasta económico, tendientes a lograr una discriminación y una separación, de una casta del resto de los hombres.
La vida va hacia delante.
La existencia es crecimiento, desarrollo.
El progreso es connatural del hombre, y el lo lleva como condición.
Por eso el proyecto de vida tanto individual como social, debe partir de la concepción de progreso.
No progresar es estancarse, es involucionar, es retroceder en la existencia.
Por eso hemos señalado que la proyección de cada generación hace al progreso de la humanidad.
Se encadenan de ese modo, el devenir personal, con el devenir común.
El hombre proyecta para si, pero en un contexto social, que hace que esa proyección sea también común o grupal.
Es un proyecto de vida, y la vida es crecimiento, es ir hacia delante, es andar un camino de perfección.
Por lo tanto todo proyecto de vida, esta encadenado al progreso, que forma parte sustancial y necesaria del mismo.
No hay proyección hacia el futuro sin progreso, esa es la condición humana, y esencialmente el carácter del ser hombre que se inserta en la trascendencia y el infinito.
Somos seres finitos, acotados, pero somos esencialmente perfectibles, y toda nuestra existencia es un camino de perfección.
Quien no lo entienda ha abandonado su condición de hombre y ha abjurado del ser, esencialmente de su carácter y del fin superior de la raza.
Elias D. Galati

 

 

 


LA CONDICION HUMANA:  III- La Ruptura Generacional


En la razón de ser y en la esencia del hombre, está la capacidad de expresarse por si, de tomar conciencia en un momento de quien es y de cuestionarse y  cuestionar a sus ancestros.
Es cierto que todo lo que somos en realidad, y en profundidad, no es nuestro, porque ha sido puesto en la impronta por quienes nos han criado y educado.
 
Es decir lo más profundo de nosotros, el molde sobre el que se construye nuestra personalidad y nuestro carácter, no sale de nosotros, sino que desde el exterior se nos impone.
Por eso las diferencias entre los hombres, de acuerdo a las culturas donde se han criado, a los niveles sociales o las castas que los han guiado, y a las distintas regiones en las que ha crecido.
Pero llega un momento en el cual el ser, toma conciencia de sí.Ya es, no es al inicio, en el comienzo, sino en un momento de su existencia en el cual esta madura, para entender, decidir  y proyectar.Y se encuentra con quien ya ha sido constituido como él.

Extraña paradoja la de nuestra raza, no hemos elegido nacer, venimos a la vida por decisión de otros, y tampoco elegimos como nos constituimos, quienes hayan clavado la impronta en nuestro interior son los que determinaron quienes somos.Por eso hay en el hombre una necesidad de expresarse por si, que es rupturista.Que nada tiene que ver con lo hecho hasta ahí.
 
Que lo mueve con las fibras íntimas de su ser, con su impronta, si, pero también con su condición biológica, psíquica y mental, y con su pensamiento.La razón de la ruptura está en la mente del ser.
Es el pensamiento, es la intuición, el raciocinio, la idealización que lo diferencia de los otros, y de las generaciones anteriores.La ruptura es necesaria.
 
Si una generación no critica y trata de suplir y cambiar los conceptos, es que no ha aprendido la vida, no ha aprendido a ser, no ha aprendido a constituirse como generación de hombres libres, dignos, íntegros y personales.No tengamos miedo a la ruptura, es necesaria.La proyección de cada generación hace al progreso de la humanidad.
 
A pesar de las situaciones reales que vivimos en nuestro mundo, donde parece que la abulia, la desidia, el desinterés se ha apoderado del hombre, hay una llama que permanece encendida en interior de cada uno, y que aviva su corazón.Cada generación debe ser mejor que la otra, porque el discípulo debe superar al maestro, ya que cuenta con el acervo de su condición y a partir de allí genera algo superior.El cambio está en nosotros, en nuestra condición, porque en realidad debemos perfeccionarnos, a pesar de ser limitados. 
Siempre, a cada momento, debemos ser mejores, y para cambiar hay que despojarse de aquello que teníamos.
 
El niño, el adolescente, el joven, el adulto, el anciano, rompen sus estructuras, se despojan de lo que son para alcanzar un grado superior.
Crear es romper lo estipulado para hacerlo mejor, y el hombre crea permanentemente.Elias D. Galati

LA CONDICION HUMANA: II- NATURE-NURTURE
 
 Una buena educación, una impronta bondadosa y feliz hará al hombre un ser de bondad, de paz y de amor.
 
 
 
La condición Nature Nurture o Naturaleza y Crianza empezó a ser señalada a partir de Francis Galton y sus estudios sobre el genio y la inteligencia humana.
La cuestión se centró en la herencia, y si el genio se heredaba.
Nature significaba la herencia genética y Nurture el medio ambiente, en especial la educación.
Esta cuestión nos lleva a preguntarnos que prima en el condición humana, la naturaleza o la educación, o si hay que interpretar un nivel igual y regular de ellas.
No está aquí en discusión ni la importancia de la herencia en la condición humana, ni tampoco la importancia de la educación, ambas lo son.
En ese momento de la historia, como en muchos otros, se ha discutido la primacía y el efecto que tiene sobre el hombre
Jensen sostuvo que la herencia incide en un 80% y la educación en un 20%, tesis criticada y abandona por los científicos posteriores.
Rousseau considera al hombre bueno por naturaleza, la teoría del buen salvaje, y que permanecerá así mientras la sociedad no lo corrompa.
Hobbes en cambio sostiene que el hombre en estado natural es lobo para el hombre, señalando que el hombre natural, es agresivo y egoísta ya que si desea algo buscará quitárselo a otro. Es la guerra de todos contra todos, no hay límites, ni hay ley. La sociedad lo contiene.
Ante esa disyuntiva las teorías de Freud y Fromm sostienen que en el hombre están las potencias y la facultad de ser bueno o malo.
Los dos instintos tomados del mito griego eros o tánatos, amor y muerte u odio. Necesita los dos impulsos, son constitutivos.
En cierto sentido todos agredimos. Es necesario para sobrevivir; nutrirnos significa la muerte de otros seres sea del mundo vegetal o animal.
Hay una diferencia entre la agresión adaptativa, por la necesidad vital y la violencia indiscriminada por la violencia en sí misma. Hay que leer el alegato del cacique Seattle al presidente Pierce de EEUU, nosotros convivimos con el búfalo, sólo lo matamos para comer, ustedes con sus carros de fuego, los matan por diversión.
¿Entonces el hombre es bueno o malo por naturaleza? ¿La sociedad lo corrompe o lo compone?
Creemos que la naturaleza humana es buena, como todo hecho natural, y como consecuencia de la evolución y el crecimiento y mejora en el tiempo histórico.
La cuestión es el uso del bien. El laser puede ser un elemento de sanación o de destrucción, el átomo también. Todos los elementos humanos usados en forma inconveniente, o sacados de su orden natural se convierten en perversos. Mato para comer o mato por el placer de cazar.
Porque sobre la condición humana, surge la voluntad, el hombre puesto en acción, y esas acciones pueden ser correctas o incorrectas, debidas o indebidas.
Tener en cuenta, que en el mundo antiguo clásico no había culpa, sino incorrecciones, la culpa es de origen judío y trasladada al cristianismo.
El hombre usa su condición, sus habilidades, debidamente o indebidamente.
Entonces la naturaleza del hombre es un principio elemental que hace a la posibilidad de sobrevivir, de progresar y de crear; sobre esa página cada uno escribe con letras correctas o incorrectas su propia historia, con acciones debidas o indebidas.
Una buena educación, una impronta bondadosa y feliz hará al hombre un ser de bondad, de paz y de amor.

LA CONDICION HUMANA: I - El pasmo existencial.

Pasmo es la condición en que queda una persona, como suspendida la razón y el discurso, por efecto de algo que causa admiración o asombro extremo.

Es sinónimo de estupefacción y produce también rigidez y tensión.

Puede decirse que el estado semiconsciente de estupor producido en el feto en el momento de nacer, es similar al pasmo.

De ahí que los psicólogos sostengan que el primer trauma del hombre, es el del canal de parte, cuando después de estar plácidamente nadando dentro del líquido amniótico, abastecido de todas sus necesidades, respaldado y alejado de todo inconveniente y sin ninguna dificultad, de repente es expelido al exterior, se corta la comunicación y el cordón con su madre y debe bastarse por sí mismo.

El estado dura hasta que el bebé irrumpe en llanto, por lo desconocido, por que no sabe como valerse a si mismo, y por el esfuerzo y la dificultad que debe enfrentar para poder vivir.

Este pasmo existencial da origen a su vida exterior, a ser independiente a tener que aprender a bastarse a si mismo.

El primer sentimiento es de angustia, miedo, asombro y desazón.

No tiene la suficiente comprensión para evaluar el antes y el después, pero en sí mismo, en su físico, en su mente y en su alma, siente la diferencia.

Ya no está cómodo, ya no es fácil, ya no tiene todo solucionado, ahora son problemas que resolver.

El primero es respirar, debe valerse de sus pulmones para poder subsistir; es un acto reflejo, a veces ayudado por los que asisten al parto, pero en general un reflejo condicionado a la falta de oxígeno que ya no fluye más por la comunicación del cordón umbilical.

Por otra parte la misma situación se da, en otro tipo de parte, por cesárea, ya que la condiciones y las consecuencias son las mismas, el cordón se corta y a valerse por sí.

¿Cómo condiciona al hombre esta forma de nacer?

Hay un antes y un después, una placidez y una vorágine vital.

En el inconsciente de todos, queda esa tristeza y esa ilusión que la vida puede ser fácil, sostenida, proveída y asistida, sin costo ni esfuerzo.

Pero el hecho de nacer, nos enseña que la vida no es eso; que fue una preparación, un resguardo hasta que estuviéramos en condiciones de afrontar la vida por nosotros mismos.

Toda nuestra existencia será igual, nuestra infancia, nuestro primeros años serán relativamente fáciles en comparación con lo que vendrá.

No tendremos mayores responsabilidades, nos guiarán nuestros padres o guardadores, sostendrán nuestras necesidades y nos enseñaran la mejor manera de enfrentar la vida en el futuro.

Mientras tanto va madurando nuestra condición física, mental, espiritual y afectiva.

Más, el estado de pasmo volverá, varias veces en nuestra vida, cada vez que debamos enfrentar a una situación inédita, o cada vez que nos encontremos con el desvío de lo verdadero y real, cada vez que deberíamos esperar comprensión y encontremos rencor, que esperemos ayuda y apoyo encontrando oposición, desdén, cada vez que veamos que el lugar de emplear los valores humanos se emplea la codicia, la soberbia, el orgullo, la violencia, la aniquilación y la muerte.

Quedaremos en el mismo estado natal, y si no reaccionamos, nos pasarán por encima.

En estas situaciones el hombre como al principio, debe reaccionar, así como ha llorado para poder empezar a respirar y vivir, debe oponerse a la trampa del engreimiento, de la falta de solidaridad, de la acumulación de poder y riquezas, y proyectar con sus acciones la promoción de la paz, del equilibrio, de la solidaridad y del amor entre los hombres.

 


LA CONDICION HUMANA
 

Soy el que no conoce otro consuelo-que recordar el tiempo de la dicha-soy a veces la dicha inmerecida-soy el que sabe que no soy más que un eco. 

La condición humana se refiere a la razón de ser y la esencia de lo que significa ser humano.
El hombre que se piensa a sí mismo, como realidad corporal, espiritual y como conciencia del ser, de la realidad, de las ideas.
Las bases de la condición humana son sus dos dimensiones, la biológica basada en la estructura funcional y la social basada en la relación con los otros.
 
Podemos señalar que para Demócrito la condición humana era un saber compartido, y para Aristó
teles una condición política, ya que el hombre era por naturaleza un animal político, poseía lenguaje y conocía lo justo y lo injusto.
Erich From señala la condición humana, como el hombre separado de la naturaleza a través de la autoconciencia, lo que genera sentimiento de soledad, angustia y miedo. El hombre busca una nueva armonía y darle sentido a su existencia, lo que obtiene haciendo el bien o el mal.
Hannah Arendt diferencia la condición humana de la naturaleza humana y señala que desde que nace hasta que muere el hombre realiza con el cuerpo tres actividades básicas: labor, trabajo y acción.
Labor corresponde a procesos cíclicos necesarios para la vida biológica, cercano a la naturaleza.
Trabajo proporciona un mundo artificial de cosas distintas de las naturales, cuyos producidos sobreviven y trasciende a los trabajadores.
Acción llena de matices y como actividad política. Es la actividad del hombre en cuanto hombre. En cuanto plural en medio de los otros, ya que sino no sería hombre.
La condición humana se ha vinculado con el arte, como una variante de comprensión y profundidad del concepto.
 
Cervantes en la concepción de Don Quijote como prototipo del caballero y de Sancho su escudero, señala la relación entre el sueño la vida ideal, y la realidad, y Shakespeare en Hamlet, el Rey Lear, Romeo y Julieta y otros señala Quien soy yo - soy el que no conoce otro consuelo-que recordar el tiempo de la dicha-soy a veces la dicha inmerecida-soy el que sabe que no soy más que un eco.
 
Expresan un saber tautológico del hombre al igual que Borges que en Historias de la noche dice "enigmas de la curiosa condición humana".
El filósofo Roger Scruton explora El anillo del Nibelungo de Wagner y señala la condición y el alma humana en el simbolismo; como a través de la música muestra la libertad del hombre, el amor y el poder, la muerte y lo sagrado.
 
Rene Magritte pinto una serie de cuadros La condición humana.
 
Pinta el paisaje que existe en la realidad a través de la ventana. La ventana se interpone entre el paisaje y el espectador. A la naturaleza real se le añade otra naturaleza pintada. Hay un problema a resolver y él propone el arte como solución.
 
La condición humana surge de improviso en el acto de nacer, el trauma del canal del parte que señalan los psicólogos, el ser que vivía cómodo, placidamente dentro del vientre de su madre, nadando en el liquido amniótico, abastecido de todas sus necesidades, de repente sale expelido hacia el exterior se corta el cordón y debe bastarse a sí mismo.
Si no reacciona, si no respira fenece.
 
El ser llora, intensamente, es la angustia y la comprensión de la terrible y maravillosa condición humana.
 
Elias D. Galati