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Una definición de la palabra : Amigo
Y los días pasaron como hojas de calendario llevadas por el viento. Todo cambió, y volvió a cambiar, todo empezando por
mis amigos. Es tan duro encontrar un amigo. ¡ Es tan duro encontrar un amigo!
Algo sucedió esta mañana en el ambiente de mi rincón sabanero. Un amigo llamó a mi puerta virtual, larga distancia, resonancia
de celular, ecos del ayer. Al escuchar su voz, y hablar a doble vía, luego de los consabidos dichos: "¡qué gusto
escucharte--siquiera te encontré! --¿cómo estás?, etc., la conversación se enrumbó por el camino del verdadero motivo de
la llamada, que al concluir resultó ser la pauta de este ejercicio del pensamiento dominguero de Ave Viajera.
"Sabes, estaba, antes de llamarte, preguntándome si habría alguien en el mundo que pudiese venir en este instante a sostener mi cabeza que se desmaya sobre mis hombros, abrumado como estoy por la soledad y otras cosas que necesito compartir"--luego de una pausa, agregó: "se me ocurrió llamarte porque se que eres el amigo que necesito"
A lo que contesté: Lo soy, bien lo sabes--Te escucho:
Escuche, comenté, y hasta me gané regaños, merecidos, producto de la impaciencia por hablar que invadía a mi amigo: "No me interrumpas--es que tú no dejas hablar--; así supe de sus pesadumbres, de su soledad y del dolor que lo invadía en ese instante; que no es el tema aunque si el motivo de este ensayo.
"Cuando perdidos en la oscuridad y en busca de una luz, los amigos nos ayudan a pasar esas largas noches solitarias; cuando todo falla a nuestro alderredor, están allí, nos tienden la mano y permanecen cerca. Un amigo que puede llegar a no fallarnos cuando asaltan las dudas y los peligros, pero que sigue amándonos porque antes que traicionarnos, nos abandona, dice Marty Keith, pensadora americana,
Citando a otros comentaristas, uno de ellos, Tom Petty, opina:: " Y los días pasaron como hojas de calendario llevadas por el viento. Todo cambió, y volvió a cambiar, todo empezando por mis amigos. Es tan duro encontrar un amigo. ¡ Es tan duro encontrar un amigo. -- y dice, Suzanne Vega, un usuario de la página internet titulada, Sentimientos Sobre la Amistad , " los juegos que una vez jugáramos no tienen sentido--yo he crecido y madurado y me he vuelto callada y lejana y ellos, al verme así, se han alejado y me han olvidado-- ninguno ha venido a preguntarme, ¿que te pasa?-- ¡Madre, estoy tan sola-- mis amigos ya no son mis amigos"
¡Oh Dolor! El que se siente al recordar a los amigos que se fueron. Aquellos, que cuando internos del colegio hicimos fila en traje de salida ante el Prefecto para poder salir el domingo a recorrer la ciudad, uniformados, parecidos en ganas y amoríos; aquellos que armamos gran corrillo y sano festejar unidos en todos los recreos, desfiles, entrega de diplomas y despedidas de año y vacaciones; los que fuimos de rumba a toda fiesta; los de carrera y destino, diferente pero que perduramos, llamándonos, ayudándonos, consintiéndonos-- en nuestros cumpleaños, en nuestros festejos, los aniversarios: en la muerte de algún familiar o conocido, en los triunfos, y en todas las aventuras de crecer; los que fuimos guardianes de secretos, cómplices en las picardías de la juventud -- su hogar el nuestro, el nuestro, suyo-- en fin, amigos que pudimos decir que lo fuimos con absoluta convicción y sensaciones reales de permanencia .
****
Resulta que vengo de la escuela del sentimiento no estudiado; la que me educase a sentir y vivir con absoluta inocencia; la escuela de la intangibilidad-- de cuando la forma, el contexto de los hechos. la dirección de los mismos, todo estaba basado en el sentimiento; cuando la amistad significaba un beso en la mejilla; una mirada afectuosa, un gesto oportuno en un momento de tristeza, un hecho cumplido, algo demostrativo, que no se definía, sino que se sentía.
Cuando crecí, lamentablemente sin madurar, hay que aceptar esta verdad- por haberlo hecho envuelto en solo sentimiento, comencé a sufrir. El universo desafiante, real, de la Amistad adulta, convirtió mi existencia en un largo sendero de vivencias amistosas, no siempre alegres. Recuerdo comentar en alguna entrevista que se me hizo sobre el tema, al preguntárseme si tenía muchos amigos, que mi respuesta fue: Conozco mucha gente-- ¿ amigos? Algunos.
De ello ya han pasado muchos años. Hoy, conozco mucha más gente. Hoy, llamo a esas personas, mis amigos, y ellas me llaman su amigo-- ¿tratamiento afectuoso aunque no haya ninguna amistad-- según la definición académica?
Sin contar la historia, no en este ensayo, yo tuve un amigo que, antes de conocerme, en un momento aciago de mi vida, "tomó mi mano, la apretó y me llevó por entre la tormenta nunca olvidada de mi primer desastre sentimental -que me puso a las puertas de la muerte--;cuando desperté, estaba allí, y lloraba de verme regresar a la vida".
Ese amigo, el de la historia, fue el que llamó esta mañana; y lo hizo para confiar en mi, como ya lo dije, una pena muy grande que lo agobiaba-- y como él, cuando fue su turno de escucharme y ayudarme, pude, esta vez, por entre las fibras ópticas del sistema que nos comunicaba, llegar hasta su esquina, un lugar que me pareció lapidario, porque su llanto era el causado por amistad traicionada, y abandonada, como lo fuese la razón de mi propia tragedia, cuando El me tendió su mano para aliviarla.
Gracias a Dios, pude decirle a ese amigo: Dejadme ser el que llamas cuando estás al borde del abismo. Yo romperé tu caída, te alzaré y volaré contigo hacia horizontes donde juntos podamos respirar; lejos de la traición y de la falacia. Si tienes que remendar tu corazón partido, déjame tratar de remendarlo contigo. Si necesitas estallar, morir y arder, estalla, muere y arde. No estás solo. Pero si me dejas, déjame ayudar a que vivas..
Quiero decir para terminar lo interminable: "De vez en cuando encontramos un amigo especial, que nunca nos falla, comprende todo, llega a tiempo en nuestras caídas -- ese amigo es el que hace que mi vida sea diferente. Jordan Hill - "Remember Me This Way""
Asi llego la última parada de este ensayo que podría extenderse tanto como para llenar todos los espacios de la internet y todas las bibliotecas del mundo. En esa estación se lee la palabra, Amistad, grabada en blanco y negro sobre el gran mural de mi existencia-- en el dejo planteado el tema para que lo explores, y me escribas, ¡Amigo!.
Joseph Berolo Ramos
AveViajera
Bogotá, Diciembre 18 del 2005
"Sabes, estaba, antes de llamarte, preguntándome si habría alguien en el mundo que pudiese venir en este instante a sostener mi cabeza que se desmaya sobre mis hombros, abrumado como estoy por la soledad y otras cosas que necesito compartir"--luego de una pausa, agregó: "se me ocurrió llamarte porque se que eres el amigo que necesito"
A lo que contesté: Lo soy, bien lo sabes--Te escucho:
Escuche, comenté, y hasta me gané regaños, merecidos, producto de la impaciencia por hablar que invadía a mi amigo: "No me interrumpas--es que tú no dejas hablar--; así supe de sus pesadumbres, de su soledad y del dolor que lo invadía en ese instante; que no es el tema aunque si el motivo de este ensayo.
"Cuando perdidos en la oscuridad y en busca de una luz, los amigos nos ayudan a pasar esas largas noches solitarias; cuando todo falla a nuestro alderredor, están allí, nos tienden la mano y permanecen cerca. Un amigo que puede llegar a no fallarnos cuando asaltan las dudas y los peligros, pero que sigue amándonos porque antes que traicionarnos, nos abandona, dice Marty Keith, pensadora americana,
Citando a otros comentaristas, uno de ellos, Tom Petty, opina:: " Y los días pasaron como hojas de calendario llevadas por el viento. Todo cambió, y volvió a cambiar, todo empezando por mis amigos. Es tan duro encontrar un amigo. ¡ Es tan duro encontrar un amigo. -- y dice, Suzanne Vega, un usuario de la página internet titulada, Sentimientos Sobre la Amistad , " los juegos que una vez jugáramos no tienen sentido--yo he crecido y madurado y me he vuelto callada y lejana y ellos, al verme así, se han alejado y me han olvidado-- ninguno ha venido a preguntarme, ¿que te pasa?-- ¡Madre, estoy tan sola-- mis amigos ya no son mis amigos"
¡Oh Dolor! El que se siente al recordar a los amigos que se fueron. Aquellos, que cuando internos del colegio hicimos fila en traje de salida ante el Prefecto para poder salir el domingo a recorrer la ciudad, uniformados, parecidos en ganas y amoríos; aquellos que armamos gran corrillo y sano festejar unidos en todos los recreos, desfiles, entrega de diplomas y despedidas de año y vacaciones; los que fuimos de rumba a toda fiesta; los de carrera y destino, diferente pero que perduramos, llamándonos, ayudándonos, consintiéndonos-- en nuestros cumpleaños, en nuestros festejos, los aniversarios: en la muerte de algún familiar o conocido, en los triunfos, y en todas las aventuras de crecer; los que fuimos guardianes de secretos, cómplices en las picardías de la juventud -- su hogar el nuestro, el nuestro, suyo-- en fin, amigos que pudimos decir que lo fuimos con absoluta convicción y sensaciones reales de permanencia .
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Resulta que vengo de la escuela del sentimiento no estudiado; la que me educase a sentir y vivir con absoluta inocencia; la escuela de la intangibilidad-- de cuando la forma, el contexto de los hechos. la dirección de los mismos, todo estaba basado en el sentimiento; cuando la amistad significaba un beso en la mejilla; una mirada afectuosa, un gesto oportuno en un momento de tristeza, un hecho cumplido, algo demostrativo, que no se definía, sino que se sentía.
Cuando crecí, lamentablemente sin madurar, hay que aceptar esta verdad- por haberlo hecho envuelto en solo sentimiento, comencé a sufrir. El universo desafiante, real, de la Amistad adulta, convirtió mi existencia en un largo sendero de vivencias amistosas, no siempre alegres. Recuerdo comentar en alguna entrevista que se me hizo sobre el tema, al preguntárseme si tenía muchos amigos, que mi respuesta fue: Conozco mucha gente-- ¿ amigos? Algunos.
De ello ya han pasado muchos años. Hoy, conozco mucha más gente. Hoy, llamo a esas personas, mis amigos, y ellas me llaman su amigo-- ¿tratamiento afectuoso aunque no haya ninguna amistad-- según la definición académica?
Sin contar la historia, no en este ensayo, yo tuve un amigo que, antes de conocerme, en un momento aciago de mi vida, "tomó mi mano, la apretó y me llevó por entre la tormenta nunca olvidada de mi primer desastre sentimental -que me puso a las puertas de la muerte--;cuando desperté, estaba allí, y lloraba de verme regresar a la vida".
Ese amigo, el de la historia, fue el que llamó esta mañana; y lo hizo para confiar en mi, como ya lo dije, una pena muy grande que lo agobiaba-- y como él, cuando fue su turno de escucharme y ayudarme, pude, esta vez, por entre las fibras ópticas del sistema que nos comunicaba, llegar hasta su esquina, un lugar que me pareció lapidario, porque su llanto era el causado por amistad traicionada, y abandonada, como lo fuese la razón de mi propia tragedia, cuando El me tendió su mano para aliviarla.
Gracias a Dios, pude decirle a ese amigo: Dejadme ser el que llamas cuando estás al borde del abismo. Yo romperé tu caída, te alzaré y volaré contigo hacia horizontes donde juntos podamos respirar; lejos de la traición y de la falacia. Si tienes que remendar tu corazón partido, déjame tratar de remendarlo contigo. Si necesitas estallar, morir y arder, estalla, muere y arde. No estás solo. Pero si me dejas, déjame ayudar a que vivas..
Quiero decir para terminar lo interminable: "De vez en cuando encontramos un amigo especial, que nunca nos falla, comprende todo, llega a tiempo en nuestras caídas -- ese amigo es el que hace que mi vida sea diferente. Jordan Hill - "Remember Me This Way""
Asi llego la última parada de este ensayo que podría extenderse tanto como para llenar todos los espacios de la internet y todas las bibliotecas del mundo. En esa estación se lee la palabra, Amistad, grabada en blanco y negro sobre el gran mural de mi existencia-- en el dejo planteado el tema para que lo explores, y me escribas, ¡Amigo!.
Joseph Berolo Ramos
AveViajera
Bogotá, Diciembre 18 del 2005
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