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¡Nueces ricas y calientes, para ti, Muchacha Bonita! ¡ Nue...ces! ..ricas y calientes... ¡ Nue...ces! ..yo las vendo a montón...Muchacha Bonita, si no tienes bananas, no
te sientas triste...¡ Nue...ces! en una bolsita, llamándote están... ¡ Nue...ces! para ti, muchacha bonita.
"Un hombre, le dijo al Universo: "Señor, Yo existo!" "Sin embargo", respondió el Universo, " El hecho, no ha creado en mi, un sentido de obligación" Stephen Crane. Poeta Americano. En ningún otro instante de la historia del hombre ha habido un momento más apropiado que el que nos ofrecen las comunicaciones
instantáneas, como ésta, para saborear la Vida en un nanosegundo, todos, escritor y lector, y combatir unidos por el mensaje,
el horrendo espectáculo de la muerte , igualmente instantánea, en vivo y en directo, asomada inclemente en cada página web,
revista, periódico, noticiero, y en acecho a la vuelta de toda curva y en cualquier esquina, de cualquier camino, en cualquier
lugar del universo.
Se habla tanto de defender la Vida. El tema de cómo hacerlo es inacabable. La seguridad de la nación, del mundo, de la ciudad, del barrio, y la de la propia casa, ocupa ejercitos enteros de militares y civiles de todas las naciones del mundo; todo y todos en permanente alerta para defender lo propio, contra toda clase de enemigos, reales o imaginarios, el hombre actual permanece armado hasta en su propia cama-- practicamente duerme en traje de combate, listo para la guerra, o en guerra, punto. De hecho, ya no queda tiempo para pensar en la Vida. Se puede perder mientras se piensa en ella. Es por eso, que, aunque en guerra, igual, yo, aqui-- permanezco asomado a la ventana de mi computadora, la que se abre al al tiempo y al espacio, luchando contra el bólidos mortales disparados en las autopistas; defendiendo mi haber paterno en algún lugar de Iraq; revestido de verbos para luchar con ellos y defender la Vida que siento se me puede arrebatar en un segundo-- quiero combatir la muerte, hablando de la Vida. "Un hombre, le dijo al Universo: "Señor, Yo existo!" "Sin embargo", respondió el Universo, " El hecho, no ha creado en mi, un sentido de obligación" Stephen Crane. Poeta Americano. Cuan cierto. El universo no tiene obligación de reconocer nuestra existencia. De hecho, no lo hace. Sigue atardeciendo igual sobre los campos desolados por la guerra en cualquier lugar que se libre. Sigue amaneciendo igual sobre los mismos. La luna entristece con su luz pálida la cueva de los chacales humanos y el eco de sus aullidos se extiende, de roca a roca, a poblado cercano y a la metrópolis distante. Y el mundo sigue andando. El sol, llega igual a desplazar la luna hacia nuevas latitudes, y las mismas fieras de la noche, siguen bajo el día su negra labor de combatir la Vida, aun iluminada. Y el día y la noche, comfabulados, cubren por turnos, con negros y con blancos, con brisas suaves o tormentas monstruosas, a todas las creaturas bajo el palio de los cielos, sin otra preocupación que la de repetirse en el calendario y en los invisibles cronómetros del espacio. El universo es ajeno a la existencia del Ser. Solo se puede Ser y por lo tanto existir y defenderse. Sin su reconocimiento. Un millón de calaveras yacen hacinadas a las orillas del Mekon y miles, de cadáveres, ignorados en las fosas de igualmente olvidados cementerios,--desde los de las alcantarillas africanas hasta los perdidos en las selvas Colombianas... y el universo sigue andando. ¿Un reclamo? No. Un reto para seguir viviendo. Concientes de la no obligación del Universo con nuestro EXISTIR, debemos entonces hacer eso precisamente, EXISTIR, comprobando el hecho, viviendo. No pretendo explicar ni enseñar cómo Vivir. Creo que basta con definir la vida, y purificar el ambiente con el bálsamo de los sentimientos que a través de todos los tiempos ha brotado del corazón de todo ser humano, desde el más humilde hasta el más orgulloso y grande de todos. Hoy, termino este divagar de la mente, definiendo la Vida, en la vida de un hombre bueno, practicamente desconocido para muchos, muchísimos: Angelo Jaspe. Angelo, toca un viejo y destemplado órgano en una playa, bajo el techo de hojas de palma de una cabaña, en un lugar llamado San Carlos, Panamá, y allí, entona diariamente un canto que dice así: En Cuba, cada muchacha alegre, se despierta con esta serenata: ¡ Nue...ces! ..ricas y calientes... ¡ Nue...ces! ..yo las vendo a montón...Muchacha Bonita, si no tienes bananas, no te sientas triste...¡ Nue...ces! en una bolsita, llamándote están... ¡ Nue...ces! para ti, muchacha bonita. Mañana, otro día, hablaré nuevamente de la Vida y otras nueces, El tema es eterno como Dios, el Ser supremo, creador del Universo aquel indiferente a nuestro SER---- Dios, que " existió en un principio pero nadie lo sabía, fue por eso, que CREO al hombre, para que alguien lo supiera". (IDewa Nyoman Batuan, Filósofo, Ubud, Bali). Joseph Berolo Enter content here Enter content here Enter content here |
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