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Con Alegría...La Vida es Hermosa
Cesar Tulio. Supe de tu partida
meses después, cuando ya estabas posado en el reino de la Paz. Un amigo y un hermano poeta ha partido y el alma está sola
y la Musa en duelo. En memoria tuya, publicaremos, tu familia y nosotros, tu obra, aquella que pusiste en mis manos diciendo:
Ave Viajera: Reciba este, mi obra de Creencias y todo lo demás...con el cariño y amor que me ha inspirado su presencia de
amigo nuevo y valioso...Inédita, pongo en sus manos su destino. Con el mismo gesto dedicatorio entrego hoy, de Cesar Tulio Arrieta Mercado, el prólogo a su genial obra
de profundo estilo y costumbrismo costeño la cual publicaremos proximamente. J. Berolo Editor En el convulsionado mundo en que actualmente vivimos, el hombre en general ha perdido la capacidad de asombro y en especial la de disfrutar de los sentidos. Nos domina el ruido, el estrés, el ansia de poder, de "tener" y una cantidad de cosas que nos impiden ser felices; en lugar de vivir en armonía con la naturaleza, y con los demás, "ser" personas, sencillas, humildes, viviendo con lo necesario, y disfrutando de las cosas buenas que la vida nos ofrece. Por eso, casi siempre nos es difícil hablar de lo que observamos, de lo que sentimos, de los momentos significativos que se nos presentan. Vemos un paisaje y sencillamente decimos, ¡que lindo! Pero no tratamos de integrarnos a el, sentir en nuestra mente y nuestro cuerpo esa sensación tan agradable que es estar bajo un árbol y escuchar los pájaros. Nos perdemos de la sinfonía de la naturaleza. Vemos la flor, pero no las flores, vemos las plantas pero no el jardín, vemos la alegría en una persona, pero no su felicidad. Pero a que viene todo esto, se preguntarán ustedes a propósito de presentar este libro. Tiene que ver mucho, ya que el Dr. Cesar Tulio Arrieta Mercado lo que ha hecho es darle forma a toda esa riqueza de vivencias que a través de su trasegar por las distintos puntos de la geografía de la Costa Atlántica colombiana lo asombraron, llamaron su atención y lo marcaron como un ser sensible, lleno de sueños, apegado a su tierra, sus creencias y costumbres. Gracias al haber conservado en su memoria esos conocimientos que hacen parte de la tradición oral popular del hombre de la Costa Atlántica, las nuevas generaciones podrán disfrutar esta obra y comprender el modo de ser de nuestros campesinos y la forma como nuestros abuelos explicaban lo inexplicable, su relación con la naturaleza, su universo religioso y el por qué de esa malicia y picardía, del humor que los caracterizaba. La verdad es que Cesar Tulio Arrieta, el hombre originario de la capital del mote de queso con bleo de chupa, Corozal – Sucre, nos dió una sorpresa con este libro, que a juzgar por el entusiasmo que ha mostrado en el proceso de su redacción, es la culminación de un ejercicio espiritual de rescatar todas esas imágenes que nos hacen comprender "que amar la naturaleza es una forma de amor a la vida". Serafín Velásquez Acosta Estas cosas hicieron parte de la historia de nuestros pueblos y como un tributo a esas épocas, me he dado a la tarea de recopilar algunas leyendas y creencias del saber popular de la costa atlántica colombiana, las que a través del tiempo han contribuido a crear expresiones o dichos con contenido filosóficos algunos y populares y jocosos otros, los cuales han permitido al hombre caribeño demostrar su autenticidad, el costeño sincero, alegre, emprendedor, parrandero y original. Por allá en mis años mozos, durante las noches antes de la hora de acostarme a dormir, era costumbre escuchar las conversaciones de los obreros de las fincas de mis padres sobre diversos aspectos de la vida cotidiana y su relación con la naturaleza y su cosmovisión. Aun recuerdo esas historias de espantos, mitos y leyendas que algunas noches me produjeron temor y asombro. Más tarde, en el ejercicio de mi profesión como Médico Veterinario y Zootecnista, en muchas fincas de la Costa Atlántica Colombiana, a través de todos los departamentos costeños, desde Tierralta y Valencia en el Departamento de Córdoba hasta la baja Guajira, en donde a veces me tocaba pernoctar, conversaba con mujeres campesinas y obreros de dichas fincas y de nuevo revivía aquellas noches de mi niñez escuchando de viva voz, sus creencias, cuentos y costumbres y la forma como ellos percibían las cosas de este mundo. Por último, como profesor en la facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, de la Universidad de Córdoba, durante varios años en las áreas de Reproducción animal y Administración de fincas ganaderas, también tuve la oportunidad de conocer y vivir de cerca diferentes temperamentos y escuchar relatos diversos de mis alumnos de la zona de influencia de la Universidad, sobre costumbres y componente psicológico de nuestras gentes costeñas. Fue así como quedaron grabadas en mi mente importantes enseñanzas de la tradición oral popular y creencias sobre leyendas, mitos y aparatos. Quizás todas son falsas, pero han venido de boca-en-boca, posiblemente desde la época de nuestros antepasados indígenas y de los nuevos pobladores europeos y africanos. Todas estas cosas de la tradición oral se están perdiendo y ya no causan temor a los niños, porque la luz eléctrica y la televisión se las llevaron. Además, porque hoy pocas personas se ocupan de contarlas a las nuevas generaciones.
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