(Viene) ...En su marco de oro los recuerdos,
            la madre siempre joven, 
            el padre siempre adusto,
            los hermanos, pequeños se quedaron;
            tuvieron hijos nos dijeron.
            
            Se cruzaron con besos los senderos
            y un manantial de te quieros
            recargó las líneas 
            que de tanto ruego
            creímos poblados los abismos
            de amores presentes duraderos.
            
            
      
      Un día se nos fueron los amados, 
            los olvidados, los ignorados, 
            los nunca conocidos,
            y no lo supimos 
            a destiempo, 
            solo doblaron las campanas 
            en la torre de los cielos
            y fueron tardes negras
            enlutadas sin aquellos
            qué se fueron,
            que se fueron...
            
            
      Madre, padre, abuelos,
            todos los hermanos...los amigos,
            los grandes caudillos,
            de su vida grita aun la voz 
            en los abismos,
            sin poder en paz dormir
            su espera larga es 
            de nuestra ausencia
            pende la última mañana.
            
      Se nos fue también la patria aquella
            de mimos terrenales,
            donde reinó la aurora 
            cunde pavor de tempestades.
            
            
      Cuando por fin llegué del viaje
            caminé por los caminos de la partida
            hacia el mismo lugar que habitó
            la fiebre del huir lejana
            poblada deste frío ahora negro de la noche 
            trasegada por todos los olvidos....
            
            
      ...Y me quedé dormido 
            bajo un balcón cercano
            al viejo claustro lasalliano
            como cuando era niño
            y caminaba calle once abajo
            hacia la suerte juguetona 
            del parque centenario
            saboreando colombinas
            en la esquina del Florero...
            No me despertéis....duermo
            el sueño de jamás haber partido
            y es mi reino el mito colombiano
            
            
            
      ¡Perdón Hermano...Perdón por Mi Ausencia...!
                                                                                                                                     
                      
      Hermano:
            
                                                                                                                                     Lo
            que nos separó
                                                                                                                                     no
            fue la distancia
                                                                                                                         que bien supimos
            siempre
                                                                                                                            vivir nuestras
             jactancias
                                                                                                                      muy a gusto y buen
            talante.
            
                                                                                                                           
      No fue este vivir ausente
                                                                                                                        que las huellas
            nos unieron
                                                                                                                                en un
            tenaz presente,
                                                                                                                 de cariños que jamás
            se fueron.
            
                                                                                                                               
       Nos separó la Guerra,
                                                                                                                      que al llegar tocó
            de muerte
                                                                                                                               el marco
            de tu puerta,
                                                                                                                         tu paz, tu herencia
            buena,
                                                                                                                              te hizo
            pobre, fugitivo,
                                                                                                                                     
             plagió tu aurora,
                                                                                                                                 derrumbó
            tu estrella,
                                                                                                                       llenó de gritos
            tus silencios,
                                                                                                                        se llevó tus hijos
            al averno,
                                                                                                                       secó la fuente
            de tu aliento,
                                                                                                                              y convirtió
            tu hacienda
                                                                                                                                     
                en un desierto 
            
                                                                                                                  
      Nos separó mi poca holgura
                                                                                                                              en  extranjera
            tierra,
                                                                                                           que tu morir no pude compartir,
                                                                                                  que en tu sentir creiste fue abandono,
                                                                                                                que nunca supiste en tu
            dolor
                                                                                                                                     
            del mío horrible
                                                                                                                         de no poder a
            ti acudir.
            
                                                                                                  ¡Perdóname, Hermano. ¡ Perdóname !