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El Tormento de "Lo Light"

David Sánchez Juliao

"Light" ente seudo cultural,
Light
ubicuo, desvertebrado e invasor

Cuando pienso en lo tormentoso que resulta, para la gente inteligente, plácida y sensible, el mundo "light" de este traslape de siglos, se me vienen a la cabeza las zonas de tolerancia que aún existen en ciertos poblados de Colombia. Vaya analogía! Preguntémonos: ¿Qué hizo posible estas zonas alejadas y atestadas de vagabundos y casas de prostitutas? Lo hizo, la sospecha de la existencia, por parte de las autoridades municipales y religiosas, de lo que consideraban la arista más deleznable de la condición humana: aquella relacionada con el eros, la libido, la necesidad de satisfacción sexual en el hombre; y la triste necesidad de ciertas mujeres de derivar su sustento de una actividad para que la que siempre ha existido mercado.

Si yo fuera alcalde de un pueblo, o párroco de una comunidad... u obispo de una diócesis, no me opondría, quizá a la existencia de esas zonas. Algo similar sucede con el mundo light de hoy, pero al revés; inventada, patrocinada y promovida por los medios de comunicación de masas y por el establecimiento político, la sub-cultura light es garantía para dos cosas: la aceleración del consumo en la franja joven de la sociedad y la castración política de esa misma franja, la que a lo largo de la Historia --imposible negarlo--ha sido la gestora de cambios y portadora del ánimo de sacralización de la vida. Si no, echemos una mirada a lo que fueron las décadas de los sesentas y los setentas.

Lo light se entiende, y hasta se justifica como un arma válida en los empeños alienadores de los adalides del consumismo y de la llamada economía de mercado...quienes intentan --y hasta logran-- legitimar la juventud y la vacuidad como razón suprema de la existencia humana.



Pero viene la pregunta: hay para los que pensamos, para los que soñamos con que un mundo sacro; para quienes respetamos la experiencia de los mayores; para quienes la belleza está en sitios diferentes a los cuerpecitos, los ombliguitos y las cremas para la piel en la mujeres; para quienes soñamos con una nueva era de utopías, un regreso al contestatarismo, a la crÌtica de las cosas, para los que amamos la razón, para quienes vale más Hamlet que Condorito, o el tablado de la ópera que la pasarela, la belleza natural que la cirugía estética, para todo ese ejército o de gente que piensa, ama, vive y sueña con un mundo hermoso y solidario... no habrá acaso, como en los pueblos, una zona de tolerancia?

Me explico: si se reconocen al amor, la belleza, la solidaridad, la bondad, la ternura como parte consustancial de la condición humana, no habrá para quienes creen y practican esos valores un canal de televisión, una cadena radial, un publicación estatal que no esté plagada de simplismos, de lugares comunes, de tontadas insaboras e intrascendentes? Ya hasta Señal Colombia, el llamado canal cultural, está plagado de fórmulas Uno, de patinadores, de boxeadores, de programas de belleza y de dizque orientación sexual... y de insípidas sesiones de las cámaras legislativas de los caciques polÌticos!

Caray: ya no respetan nuestros terrenos. Quédense, por favor, con sus canales light y comerciales y dejen para los amantes de lo culto y lo sublime, los canales culturales, pues lo que está sucediendo es como si el obispo se fuera a donde las P.....!