¿Nadie entiende que es el fin,
lo que espera al ser humano?
¿Qué todos somos hermanos,
y Dios nos dio por legado
un universo plagado
de bendición y abundancia?
De flores con su fragancia
de alimentos a granel,
Él pintó con su pincel
los paisajes más hermosos,
para que sean dichosos
los hombres en este suelo,
donde las aves en vuelo,
las selvas con su riqueza,
las nieves con su belleza
y los campos florecidos,
fueron el cálido nido
del descendiente de Adán,
al que nunca faltó el pan,
ni el sol, ni agua, ni abrigo.
Por eso hermano te digo
con honda pena en el alma:
luchemos por que la calma
llene cada corazón.
Que la mesura y razón
sean la máxima escuela:
ya que la negra secuela
de la violencia infinita,
todo lo bueno nos quita
y sólo muerte nos deja.
La seguridad se aleja;
la paz es una utopía.
Crece el odio día a día
hoy las armas son letales;
y para colmo de males
con tanta desnutrición,
el cerebro sin función
por la falta de alimento,
hace el pensamiento lento
y borra la inspiración.
Elevemos con pasión;
nuestras voces a la altura
para que amor y cordura,
paciencia y entendimiento,
reinen en todo momento
en cada rincón del orbe.
Que nada turbe ni estorbe
nuestra vida en armonía.
¡Que muera la tiranía,
y reinen paz y sosiego!
Que torne la luz al ciego
para que no alce la mano
castigando al propio hermano
al robar su libertad.
No sólo pido piedad:
pido amor para el vecino
que ya nadie sea mezquino
ni busque su propia gloria,
que no encierre en su memoria
tanto perjurio e inquina.
¡Será la gracia divina
la que lo venga a juzgar!
Y al fin tendrá que llorar,
por tanto mal que ha causado
al haber abandonado
el honor y la clemencia,
y aunque clame su inocencia
Dios sabrá darle castigo,
pues capturó al enemigo
dentro de su propia casa!
De su sangre y de su raza
alimentó su codicia,
en su pecho la malicia
creció como hierba mala
de su soberbia hizo gala
desde el día en que nació
nunca su frente bajó
ni se sintió deprimido
su premisa fue el olvido,
su meta la destrucción.
Pidamos la salvación
de nuestro mundo bendito.
¡Qué quiera el Cielo infinito
darnos la paz que deseamos!
Ésa por la que rogamos
en eterna comunión
Poetas que en esta ocasión
uniendo todas las manos:
¡Vemos al mundo que amamos,
hecho una sola Nación!