UNIÓN HISPANOAMERICANA DE ESCRITORES
NUNCA TE
DETENGAS
Por Carlos Garrido Chalén (*)
Porque la muerte no tiene poder sobre las almas que Dios diseñó
para su Gloria. Y ese
"nunca te detengas" sigue fabricando en él, lemas memorables para diseñar bendiciones de luz y de
esperanza.
Teresa de Calcuta, con esa sinceridad que la catapultó a la eternidad,
sentenciaba: "La piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, los días se convierten en años. Pero lo importante
no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad. Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida. Detrás de cada logro, otro desafío. Mientras
estés vivo, siéntete vivo. Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo. No vivas de fotos amarillas.
Sigue aunque todos esperen que abandones. No dejes que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que en vez de lástima,
te tengan respeto. Cuando por los años no puedas correr, trota. Cuando no puedas trotar, camina. Cuando no puedas caminar,
usa el bastón. Pero nunca te detengas!!-".
Y esa puede ser la más grande enseñanza frente
a los desafíos de la fatalidad: sufrir para saber vencer. El "nunca te detengas" obliga al hombre a refundar
y conquistarlo todo, porque en verdad en cada línea de llegada hay una de partida. La fuerza y la convicción
no las vulnera el tiempo. Y es bueno para los que tienen oficio y para los que no, para los que articulan palabra y para los
que no pueden hacerlo a causa de su mudez de alma; para los que cantan y los que su himno es sólo un gemido.
Porque la vida ha sido hecha para ser transcurrida, y no hay que dejar que se dilate el acero en que se ha forjado el espíritu,
aunque uno esté atascado en una realidad que lo avasallaba todo, sin humedad para gastarla en lágrimas, y lo
embarulle el desaliento y tenga que quedarse en la hondura de la pena más severa o enfrentar la caída al despeñadero
o esa mutilación de alma que causa irreparables despojos. Aún cuando - como decía García Lorca
- "la noche tenga una hendidura y quietas salamandras de marfil" y "una danza de muros agite las praderas y
América se anegue de máquinas y llanto" y en lo más recóndito del ser, en la cándara
del tambor que encubre el corazón, se sufra la congoja más terrible y emboscado en su propio abordaje, en su
barrunto, sitiado en trinchera de eremita, la mala suerte, como estruendo de caballos desata¬dos, se acodere descomunal
para sobornar al propio destino.
Ese "nunca te detengas" de Teresa, equivale en tal circunstancia a
no dejarse arrasar por la corriente caudalosa, ni los truenos que asustan a los pájaros, que tampoco nunca se detienen.
Como los ríos subyugados por un mar amotinado, y el ansia que atrae a la vida presurosa. Por ese "nunca te detengas",
Teresa de Calcuta sigue viviendo luego de la muerte. Porque ni ésta pudo, con su cara de ceniza, detener su corazón
por la humanidad estremecido. Aún desde la tumba, su cuerpo lanza consignas de infinito. Porque la muerte no tiene
poder sobre las almas que Dios diseñó para su Gloria. Y ese "nunca te detengas" sigue fabricando en
él, lemas memorables para diseñar bendiciones de luz y de esperanza.
(*) Presidente Ejecutivo Fundador
de la Unión Hispanoamericana de Escritores.
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