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DESDE
LA LUNA- JULIO 1969
SUEÑO ALUNIZADO Por
Joseph Berolo 40
años del Viaje a la Luna 20 de Julio de 1969 Habiendo roto los lazos que lo ataban a su destino terrenal, el hombre pudo contemplar el
maravilloso escenario del planeta Tierra desde la pálida soledad astral de Base Tranquilidad. El alunizaje del Eagle
en aquella estación eternizada por la ingravidez lunar, quedó registrado en las palabras cavernosas de Neil
Armstrong, al posar su planta pionera en la superficie virginal de la Luna: "Un pequeño paso para el hombre...
un salto gigantesco para la humanidad"’. Hoy, al recrear mentalmente aquella imagen portentosa lograda
en una década de sueños visionarios y nobles Alianzas para el Progreso de todos los pueblos del mundo —y
trasladar el histórico momento al tiempo actual abrumado por el peso de la angustia que causa lo
incierto de "nuestro pequeño paso" por la vida, no puedo olvidar ni
dejar de repetir el torrente metafórico de mis emociones desbordadas en aquel
entonces al contemplar el rostro de mi Tierra, cuando imaginé hacerlo convertido
en astronauta. ¡Tierra! Espejismo seductor
de gasas finas tejidas con el hilo
transparente de sus anchos ríos, redonda geografía de
abismos copulantes, cimbreante forma de mujer tendida en el amplio lecho del universo amante. ¡Tierra! Un todo de asombrosas longitudes zigzagueantes, tentador rincón de misteriosas cumbres, regiones blancas de indomable altura, prístinas cumbres
de solidez mamaria, paisaje de grietas abismales desafiantes, nuevo
estallido germinal pujante. ¡Tierra! Disparatada
geometría de laberintos enroscados en
recios monolitos arenosos, indefinida monstruosidad metálica, pasmosa horizontalidad urbana beligerante verticalidad etérea. ¡Tierra! Monstruo ataviado con trajes de arlequines, undívago
marcha en abismos bipolares, multiforme,
titilante, humeante, coquetea a guiños con el universo
entero. Espejismo
de un oasis en el pálido amarillo de
sus dunas fantasmales, es bucólica su estampa en
el verde escenario de las altas sierras puerto amable
para algún viajero planetario.… Creador
de mitos redentores— Su corazón
latió por conquistarlo... Con
su pincel poeta trazó el bosquejo de su visión
lunar, y fue de redondeces cósmicas, expectantes, orgásmicas… En
el altar del universo la
musa terrenal dormía envuelta
en su atavío
circular. Fascinado,
excitado, sediento, hambriento, contempló su redondez fulgente, su piel sinuosa, acuática, sus peligrosas curvas— el desorden natural de su virgen contextura… la
paz sin horizontes de
su luz astral. Adelantado de astronauta distraídos en su levitar silente por los cráteres lunares, se trepó en su nave y se durmió mirando la redondez girante de
la beldad celeste. Nadie supo que al regresar el Eagle traía un sueño alunizado… ¡Poeta al fin! Venia a conquistar
El mundo de sus sueños. Copyright www.aveviajera.org
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