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CORRESPONDIENTE
Martha Golubenko Ferreyra
Hemos sido capaces de saber transitar desde los mares del lecho rosa hasta
el nido vacío y hemos salido airosas. Y todo eso porque estamos llenas de dones, de talentos que nos han sido confiados
y que muchas veces han tenido un alto precio. Hemos pagado precios como el sacrificio, la incomprensión, la renuncia
a nosotras mismas y muchos otros. Incluso la vida y la muerte a veces han sido el precio de ciertos dones muy estimados. Tenemos
todo eso en nuestras manos junto a la mejor medicina, el amor que todo lo alcanza, todo lo abraza y contiene.Permítete hacer un viaje interior llevando contigo la maleta colmada de recuerdos
y emociones. Haz de vez en cuando un peregrinaje por tus sentimientos. Realiza periódicamente una travesía por
tu alma. Date permisos para recordar y soñar, para reír y llorar. Permite que, de vez en cuando, te inunde la
nostalgia pero acompañada de la esperanza. Conócete, elige lo mejor para tu vida y permítete ser feliz.
Recuerda siempre lo mucho que vales y que ser mujer, es una bendición." Marta Golubenko Ferreyra
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Como Miembro Fundador de Naciones Unidas de la Letras, quiero manifestarme
en estas páginas con mensajes tendientes a lograr la tan ansiada utopía del ser humano: la PAZ universal. ¿Qué
es la Paz sino ese deseo del ser humano, siempre presente, desde los siglos de los siglos? Y mientras muchos anhelan conquistarla,
otros tantos anhelan combatirla de mil formas. Por un lado, almas dignas la reclaman, la sueñan, la construyen poco
a poco, en un intento por instalarla en lo más profundo del hombre, se hacen carne en ella y hasta dan sus vidas por
tenerla. Por otro lado, existen hombres que cometen la ignominia de imponer usos y costumbres que permanentemente sepultan
todo intento por alcanzar la Paz. Son los aliados al poder soberbio, abusivo, al inescrupuloso afán de conseguir sus
fatídicos planes, ya sea por ansias de poder y conveniencias personales o por demenciales propósitos. Me uno
en esta red global, a todas las voces que la claman, que la construyen, que la veneran. Una de las más comprometidas
labores de nosotros, los escritores, es crear conciencia en cada uno de los hombres que escuchan nuestras voces. No tendremos
armas de combate sino que seremos pacifistas que difundimos pensamientos vertidos en palabras que conmuevan, que alivien,
que cimienten un mundo caminando permanentemente hacia la perfecciòn-
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Llevamos en el presente lo que traemos del pasado. Tenemos el poder de transformar, de elegir,
de rescatar. De nosotros depende ser una ciudad sitiada o una tierra sin fronteras, habitada por el verdadero "patrimonio"
del alma, es decir, por los vínculos y afectos"Somos origen, identidad y memoria, cuna, hogar, refugio. Somos
humus, estrellas y brújulas a pesar de los sacrificios y de las pruebas que pueda ponernos la vida. Derramamos luminosidad
aunque la vida nos despeine y con el alma sin maquillaje. Quedarnos quietas o arrojarnos fuera del mundo como si fuésemos
un deshecho no nos está permitido porque conocemos que de nosotros depende que no existan las barreras, ni obstáculos,
ni umbrales, ni fronteras para crear un presente lo suficientemente satisfactorio que haga que el pasado pierda importancia.
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Un año ha pasado desde aquel día en que se reunieron
los poetas que creyeron en Joseph Berolo y su epopeya. Porque la creación de Naciones Unidas de las Letras - Uniletras
- constituye una epopeya en todo el sentido de la palabra. Reúne en sí misma muchas acciones de sus miembros
dispersos por el mundo que son dignos de ser "cantados" en poemas gloriosos. Porque entre todos sus integrantes
dejarán impresa en la historia de las letras la tradición de cada pueblo, de cada hombre, de cada sentir y hacer
universal para futuras generaciones y para regocijo de quienes hoy formamos parte de un sentimiento en común que nos
hermana, de un ideal compartido. Ese ideal es que no muera la poesía, que la palabra se recupere, que el sentir de
los pueblos se dé a conocer a través de la palabra y desde allí lograr que la lucha por la unidad de
los pueblos y la armonía de la humanidad sea una causa universal. Un mismo ideal hizo salir de su tierra hace un año
atrás a cada poeta que llegó a Colombia para sumarse en la búsqueda de un espacio, de una agrupación
en donde trabajar aunados por la palabra, por esos sueños, por los proyectos, por sumarse en la búsqueda de
esos ideales propuestos. Otros, quedamos en nuestro lugar pero con el espíritu en vuelo con ellos, con el mismo regocijo
y emoción. Hoy, la siembra se ha multiplicado.
Los miembros de Uniletras se van sumando a diario. Somos coro de poesía que emigra al mundo, aves en vuelo, latidos
de ideales en un mismo pulso. Eso somos los Miembros de Uniletras. A Joseph Berolo, Presidente Fundador; Ernesto Kahan, Presidente
Honorario; Ady Yagur, Vicepresidente Ejecutivo y todos y cada uno de quienes trabajan denodadamente por Uniletras, mi eterno
agradecimiento por permitirme ser parte de esta gesta. Celebro que la aventura de las Naciones Unidas de las Letras esté
en marcha. Numerosas han sido y seguirán siendo las acciones en distintos países del mundo que, aunadas en el
libro de la historia de la literatura universal, constituirían una magnífica epopeya. Mi especial gratitud a Joseph Berolo, por ser ese héroe visionario
que supo advertir, convocar, congregar, conciliar, esperar, respetar, perseverar y compartir con cada uno de nosotros las
alegrías y tristezas que semejante hazaña ha significado. En su figura se encarnan los valores de muchas naciones
que él ha convocado. El mundo de las letras, agradecido y la cultura universal se encargará de darle el lugar
que se merece. FELIZ PRIMER ANIVERSARIO, UNILETRAS!
MARTA INES GOLUBENKO FERREYA
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MIRANDO, AL SOL Me gusta estar al sol. Siento los rayitos tibios que me dan en el cuello, las manos y las piernas. Son rayitos
que no pinchan, sino que me acarician. Creo que así son las caricias. No conozco muchas. Sólo algunas en la
cabeza la vez que me siento en la puerta de la iglesia cuando la gente sale de ahí. Y bueno... por supuesto las mías.
Porque yo me acaricio cada tanto. Quién si no. Me paso las manos por las piernas, acá, al sol, cuando me las
miro y me quiero sacar las cascaritas. Porque si me rasco, es peor cómo me pican. Tengo las piernas flacas, largas
y sucias también. Bah... me dice mi hermana mayor, la Magda, que las tengo mugrientas. Pero ella no sabe que el agua
del canal está re fría y por eso mañereo. Claro. Como ella se baña en otro lado con agua calentita,
no se entera. Ya la quisiera ver yo metiéndose por la bajadita del patio hasta el agua fría y hedionda, esquivando
las bolsas que ya ni siquiera nadan sino que se estancan y amontonan en el fondo. Nada pasa. Ya la quisiera ver! Acá al sol, veo todo. Me siento sobre el carro desensillado y para
no aburrirme, me pongo a contar las bolsas de basura nuevas que hemos tirado en el patio, o veo cómo los chanchos se
pelean por una. Habiendo tantas, cómo se les ocurre pelearse por la misma. Para mí que lo hacen de puro malos
que son o de desesperados. Tal vez será que no ven más allá de sus narices. Yo no me meto a separarlos
porque el barro se me pega todo en los pies y después me tendría que lavar. Con los pies con barro mi mamá
no me deja que me acueste. Dice que le ensucio la colcha grande. Y claro. Si se moja ésa, nadie más se tapa.
Pero no sé por qué me dice eso si las más de las veces está re mojada y con un olor que ni se
aguanta. Claro, a la Soraya no le dice nada que la mee porque es chiquita y como mi mamá no tiene ganas de levantarse
a cambiarle el pañal, la deja. El papi, a veces, cuando llega a la mañana y se quiere dormir, insulta porque
le mojaron la cama. Y la ligamos todos... como si yo tuviera la culpa. De todos modos, yo corro al patio y me hago que lo
voy a buscar al padrino para salir en el carro. Cómo me gusta salir y andar por ahí! Me encanta andar libre
por afuera, por la calle, sin nadie que me diga "qué hacés, estúpido", "salí de
ahí, tonto". Siempre el comentario acompañado de algunos coscorrones en la cabeza porque me empaco. Aunque
pensándolo bien, allá afuera, aunque parece que meto miedo, también me tengo que cuidar. En ningún
lado me dejan en paz. Siempre, siempre se la agarran conmigo... porque hice o porque no hice, porque traje o por lo que no
traje, por lo que digo o porque no hablé... Cuándo será el día en que me avive y sepa lo que debo
hacer. Así me dicen. Que no sirvo para nada. Muchas veces, cuando se agarran entre ellos, ahí en mi casa, yo
me vengo acá, al patio. Ya ni los escucho. Porque después me pongo peor. Y sí... cuando me pongo a pensar
en los otros chicos, la mayoría de las veces me digo: "Jonathan, no hablés! Vas a terminar mal!" Y
para no pensar, cuando todos se van, me meto a la casa, prendo la tele fuerte y me pongo a ver el partido. Eso me distrae
un poco. Al menos, dice mi mamá, si me quedo adentro, evito las malas juntas. Las que no se me distraen viendo la tele
son las tripas. Si a veces suenan más que el gol. Trato de pensar en otra cosa... pero, en qué? Y espero a que
alguno traiga algo para comer. Más de una vez se me dio la loca de querer abrir alguna bolsa del fondo. Ya veo que
si encuentro algo, me lo manotean para la Soraya que es la más chica! Ésa algo come. Pero es cierto que si a
ella no le dan, el doctor la reta a mi mamá y es para peor porque nunca más le van a dar nada de nada. Por eso
la cuida. Yo soy más grande y me la rebusco. Perdé cuidado que me la sé rebuscar. Para eso no soy estúpido.
Salgo de día y miro. Miro todo. Aunque no parezca, conozco más del mundo que muchos otros que se pasean por
ahí. Bueno... del mundo... de mi mundo, que es el único que conozco. Pero de eso, no quiero hablar mucho. Siempre me dijeron que es preferible callarse y dejar
que hablen los otros.
Los otros... ¿quiénes serán los otros? Porque acá
en la villa no entran los otros, salvo alguno cada tantos años. Visitas faltan. Lo que sobran, y vaya cómo sobran,
somos los chicos, que no hablamos, sólo miramos y hacemos lo que podemos. Acá, sentado al sol, espero a que los otros hablen...
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POETAS POR LA PAZ Tantos vates sofocados hay de versos adornados, sin arrojo ni pasiones, sin entrañas ni visiones, desoyendo el clamoroso y noble
anhelo del hombre. Pide el mundo
al poeta que exhale rimas que
bramen en el fin del universo. Pide coplas hechas carne, encendidas, seductoras, convertidas en fragores por la voz del niño hambriento, la del hombre moribundo. Pide cantos por el agua que
se cela y se diluye, por la tierra
confiscada. Pide gritos de impotencia por el voto que no elige. Pide llantos por el hombre de la celda equivocada. Únete a cantar, poeta, por las almas exiliadas, por quien se ha muerto en vida deambulando sin derechos, por el pan que nunca llega, por
el remedio retaceado. Que sea
hoy tu palabra canto y acto en
sinfonía, la que virtuosas
leyes pida, la que despierte conciencias y denuncie pudrición. La que instale sobre el plato la amistad como alimento y la palabra conciliada. Suenen voces que su hundan en
océanos de almas, redimiendo
ilusiones y conciencias doblegadas. Voces en coro florezcan en episodios cotidianos, que no sean diluidos por la sinrazón ni el olvido, en un himno universal. Tu
voz sea la de todos y repique
enaltecida. Déjala flamear
en sueños, Maquillarse
y sumergirse en insondables corazones, transformando toda guerra en alianzas por la paz. Marta Golubenko Ferreyra MIEMBRO FUNDADOR Villa Carlos Paz - Pcia. de Córdoba_ Argentina Marzo 2012
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Hoy abrí las ventanas de mi casa Hoy abrí las ventanas
de mi casa para dejar salir la tristeza. Una ráfaga de aire casto, diáfano, amoroso, se
llevó consigo tiempo de dolores, horas de angustias, negros fantasmas. Un rayo de sol me empujó hacia afuera y en mi vestido quedaron prendidos los afectos. Como flautista de Hamelin, la caravana
de risas saludables por noches contenidas purgó los malos recuerdos, y las manos se alzaron como
pájaros libres en el festejo de la vida. Confieso que he muerto y que he vivido a través
de las palabras.
La ternura se hizo palabra. El tiempo se hizo palabra. La angustia se hizo palabra. La
sabiduría se hizo palabra. Las lágrimas se hicieron palabras. Hasta
el Supremo derramó su Palabra sobre mí. Y las vuelco en este canto por la vida, que escapó al mundo cuando hoy, abrí
las ventanas de mi casa.
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REDENCIONES Marta Golubenko Ferreyra Obra inédita EXTRACTO
¨Abrí la puerta de la clínica y desde ese momento
preciso en que entré, me invadió un vaho penetrante e incomprensible
que me persiguió hasta la habitación. Imbuida en penumbras, como perdida en la profundidad recóndita
de una noche oscura, estaba la cama. Cubierta con sólo una sábana
blanca que contorneaba el cuerpo inerte, estaba ella. Más de cuatro dolores clavados en su piel y una cascada de cabellos, negros como su mal, le tapaban el rostro. No pude ver su mirada
perdida hasta muy pasada la tarde. No sé si era por el sueño
profundo que la aquietaba o su intención de que yo la creyera dormida. Me limité a sentir los pasos lejanos
de los otros huéspedes y sus visitas, que deambulaban los pasillos
del hospital al compás de una llovizna persistente que se desvanecía por los vidrios de la ventana, como lágrimas.--- -Seguramente
traspasaban su cabeza las imágenes fantasmales, turbadoras, pavorosas de esa locura incansable. Cuántos dolores! Cuántas ausencias y soledades! Si hasta los pisos se teñían
del color del desamparo. Al mirarla, no dejé de pensar en un
animalito agazapado, semiinconsciente y en profundo letargo.--- -Deseaba
yo escuchar sonidos de encuentro, pero no. Un silencio impenetrable sofocaba la pieza. Mi mente repasaba imágenes del espanto reciente. La sangre era de ella; el dolor era mío. Allí, ante mi vista, me castigaba las entrañas. ¿Tanta enajenación
puede caber en un ser? ¿Tanto desamor al parir puede expulsar
a un niño y condenarlo desde siempre a semejante locura? ¿No
basta tanto amor florecido en otro hogar para impedir la pena del abandono? ¿Puede más la locura que el amor?--
Allí estaba, con su
alma vagabunda, extraviada en alcohol y noches blanca y la mirada perdida
en algún pasadizo remoto del que quería yo que regresara. Por momentos abrió los ojos. Instaló en mí su mirada. Percibí
que su corazón se detenía al bordecito del abismo de su piel, y agonizante me pedía que la ayudara a
redimirse. Parecía que sus penas iniciaban el éxodo y
se apresuraban a escaparse al olvido. Pero luego, gestos de desidia
me señalaron que esa vez no sería.---Y así me quedé.
Otro día más con la impotencia de no poder rescatarla de su angustia y entregándole mi oración, como único gesto de amor que pudiera liberarla. Y seguirán mis días,
uno a uno, suplicándole una tregua al envejecido corazón
de esa joven muchacha que no le perdona a su madre, a su padre, a vos
y a mí el abandono ni el olvido. ---Marta Golubenko Ferreyra
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PERRO MUERTO Desde la cama, sus ojos se hundieron en la espesura de la verde hojarasca del parque.
Una esquelética cortina de agua se contornea y se desgrana, en dúctiles acordes, acomodándose entre las
hojas y en las canaletas del tinglado. Se amontona en la esquina de la columna y entonces, se desploma con ímpetu,
buscando la tierra sedienta que abre sus entrañas macabras, para respirar con gozosa saciedad.---Sale al parque una
vez que la lluvia cesa por completo. Baja los escalones que lo separan del galpón en donde guarda las herramientas
y hacia allí se dirige. Busca la pala porque aprovechará de cavar un pozo para plantar un laurel próximo
al yuchán, que despunta, centinela, en una esquina. Zigzaguea el sector de los canteros con tomates, rúcula,
zanahoria, orégano, perejil y romero, y va arrancando uno a uno los asomos de hojitas invasoras, aprovechando la tierra
blanda. ¡Faena ancestral. Vuelven a la memoria los recuerdos de la niñez, en el viñedo de su abuelo, cuando
solía acompañar a su hermano mayor a hacer el recorrido por la plantación en búsqueda de los mismos
adversarios. Pala en mano, rumbea hacia la esquina, dispuesto a proceder con el ceremonial recurrente de esa mañana.
Busca la incipiente planta que había preparado y se detiene en el lugar exactamente estudiado para el enterramiento.
Clava la pala una y otra vez. Sosegado, pero con la determinación que lo caracteriza, continúa con el protocolo.
Como siempre, comienzan a irrumpirlo los recuerdos. En sus ojos melancólicos, aparecen las imágenes. Su hermano,
los viñedos, las sandías sembradas con su mujer cada primavera, los pimientos rojos, verdes y amarillos que,
en fila, hacían de centinelas, y contribuían con su colorido al verde disímil de la huerta. También
los libros, enterrados precisamente allí, sobre cuyos lomos tuvo que sembrar la lechuga cómplice. La pucha...
casi que lo había olvidado. La pala canora se
detiene en seco. Quizás haya allí algún pedrusco como los que aparecen en todo el patio, considerando
la proximidad del cerro. Pero no. Algo se quiebra. Pronto aparece la osamenta de un perro, sepultada en la parcela. También
lo había olvidado. En su evocación, comienzan a agolparse los recuerdos presurosos, como imágenes de
una película. Su corazón se aligera, sus piernas se inmovilizan, cierra fuertemente los ojos. Ya no es la quinta
su continente. Escucha el primer compás que detona en
la ciudad. Corre su hermana con él en alza. Sus bracitos en el cuello se aferran a la vida. El miedo y el vértigo
le desdibujan el paisaje de las primeras casas. Cierra los ojos borrosos. Ya no ve. Estruja el pecho y con sus piernas cierra
el lazo en la cintura de su hermana hasta sentir los calambres. Confía en la niña mujer. Corren hacia el refugio,
allí donde se "es nadie"."Basta". "Basta"... grita, suplica en el oído de su hermana.
"Diles que paren" entre sollozos le implora. Sólo quince segundos necesitan para llegar al refugio. Quince
segundos son una eternidad en la guerra; efímeros para una canción.
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Nacida en Villa del Rosario (Córdoba - Argentina). Reside actualmente
en Villa Carlos Paz. Profesora de Castellano, Literatura y Latín y de Dibujo y Pintura. Apasionada por la lectura y
la escritura. Es docente desde hace 30 años y actualmente es Gerente de la Editorial "Sherezade Editores".
Creadora y Conductora del Taller Literario "Alaspalabras", integra el grupo literario "La Magia de la Palabra".
Miembro de SADE - Córdoba. Ex -Miembro de SALAC Filial Villa Carlos Paz y organizadora del Café Literario "Arte
a la carta", en Villa Carlos Paz. Correctora de manuscritos y Presentadora de libros y Prologuista.Autora del libro "El
cáncer y yo. Confesiones íntimas". Co autora del "Libro de oro de los 200 años de Villa del
Rosario" Co autora del "Libro de Historia del Colegio San José La Salle" Participante de la Antología
"Fulguraciones" - SALAC - Va. Gral. BelgranoParticipante de la "Antología Literaria 5º Encuentro
Prov. De Escritores" - Va. Del RosarioParticipante de la Antología "Delicadezas del Alma" - Magia de
la Palabra - Va. Carlos PazParticipante de la Antología de autores internacionales "Pensamientos literarios para
la Paz" Redactora de artículos varios en el Periódicos locales, regionales e internacionales Participante
de Encuentros Literarios de Poetas y Escritores de nivel Internacional.Conferencista en Congresos Nacionales e Internacional
de Educación y Cultura. Columnista de Revista Cultural El cuervo, de la Universidad de Puerto RicoIntegrante de Jurados
en diversos Concursos Literarios en ciudades de la Pcia. de Córdoba Conferencista en Ferias del libro.Premio YWCA
2010 como una de las 25 mujeres destacadas de Carlos Paz y de una ONG por la labor solidaria en el periodo 2010 - 2011. PARA USO EXCLUSIVO DEL AUTOR DE ESTA PAGINA. MENSAJES AL EDITOR berolouniletras@aveviajera.org
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