TODO TITULO SUBRAYADO ES VÍNCULO A LA PÁGINA
CORRESPONDIENTE
Amanda Patarca
Welcome to Peace for our time and the timeof our children and the children
of their children
through the culture of the Fine Arts in the gardens of their minds and of their hearts. The world of Poetry turned into constructive facts of Peace and universal Harmony.
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Bienvenida a la Paz
para nuestro tiempo y el tiempo de nuestros hijos y los hijos de sus hijos a través
del cultivo de las Bellas Artes en los jardines de su mente y sus corazones
patarca.amanda@gmail.com
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EL COSMOS. (Díptico).- Ganador del Primer Premio "Mi
Rosal, 2024",
otorgado por COVE RINCÓN,Institución Cultural de Miami, E.E.U.U.
I.-COSMOS Y EL ORIGEN DEL REZO
Amanda Patarca El cosmos que no muestra fundamento se encarga de ocultar su fortaleza atándonos, sin vueltas ni argumentos, al ritmo terrenal de su grandeza. Impulsado
hacia el vértigo extremo sin
concebir razón reconfortante, vive el hombre, en su cuerpo, el bien supremo cuando acepta gozar como ignorante. Ese estado pendiente
de la nada provocando
la ira del viviente, mantuvo
su conciencia atormentada. Por el hilo que oscila sentencioso, Incrustado en el torso del pensante, trepó un rezo -inicial- muy temeroso
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II.-LA GRANDEZA Y SU EXTRAÑA EXACTITUD. En la extraña medida de las cosas proclamada por el hombre con certeza, la exactitud no engarza con justeza, porque huyendo se evade, y no reposa. La Justicia se ha negado a la Piedad. Y hoy, ya es Pi la metáfora del hombre que por su expresa razón y en su nombre se me ofrece, iluminando, su verdad. Hay
que dejarse ennoblecer sin llanto. Ser
templado denota la prudencia del
humano que expuesto a la locura apuesta, sin dudar, por la cordura, permitiendo, con gozo, a la paciencia tomar calor bajo su mismo manto. Amanda Patarca.
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UN ANHELO ESPERA (Poema libre dedicado al año
2020) Acápites
aclaratorios del concepto CAUSA.
Acápite I: Con el auxilio de nuestra propia experiencia, hemos comprobado que la VIDA cotidiana
ACTUAL se nos está
presentando como insospechada tanto de culpa como de responsabilidad. Y es precisamente, debido a ese especial atributo registrado a su nombre, que a nadie
se le ocurre molestarla en circunstancias aciagas, aunque
ella, a veces, usando algún pretexto -escapado de sus leyes- consiga atribularnos. Acápite II: La vida, como entidad reanimadora en continuo movimiento, entronizada
dentro de la naturaleza, se
rige por sus propias leyes: las que el ser humano va descubriendo, aumentando así, con su conocimiento, el mejor manejo de su protección. Yo,
persona consciente, participando inmersa dentro de la humanidad entera, considerándola, por ahora insospechada, de constituirse en responsable involucrada en
causa alguna -como intuyen todos- replegada en mi misma, con paciencia espero. Anhelando percibir pronto su inquietante proceder milenario, formulado en
alguna norma resolutiva hasta ahora ignorada,
concerniente al cese de esta situación considerada insostenible.
Acápite III:
Algo sobre la causa de un efecto -necesaria siempre: El verano lleva un anhelo agazapado:
Remover
las flores para que aparezcan los frutos. Entonces, lo cierto sería -y habría que aceptarlo- que sin la existencia del verano la aparición de
los frutos carecería de causa. Una
causa, cualquiera, se mantiene agazapada en el anhelo hasta que la oportunidad, haciéndose presente, favorezca la puesta en marcha de la circunstancia que habrá
de tornarla posible. Ya que, al soltar sus resortes, permite la concreción de los hechos y de las cosas resultantes de los hechos.
Bienvenida a la Paz para nuestro tiempo y el tiempo de nuestros hijos y los hijos de sus hijos a través del cultivo de las Bellas Artes en los jardines
de su mente y sus corazones . El mundo de
la Poesía convertido en hechos conductores de Paz y Armonia universal.
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POEMA Un anhelo mío, entre millones ajenos, espera la oportunidad
de concretarse para
transformarse en causa. Y aquí estoy yo, aportándole mi paciencia y algo más. La voluntad no espera: ella actúa, lo sé. Pero
a veces se cansa y sobre la trama espesa multicolorida, despliega su conciencia poniéndola al servicio de alguna explicación. Y la prudencia, entonces, -ese algo más
que agrego en el telar de todos- sabiendo que ella frena los frutos proyectados por la urdimbre, sufre replegada y sumisa, los efectos angustiantes de su frustración. La
paz de la quietud exige controversia, me digo. La inmovilidad, necesitada de anhelos cumplidos, entrega su mutismo a manos llenas cuando la incertidumbre se hace dueña de
los hechos en la situación planteada. Y así como el futuro se construye accionando, todo se deteriora fatalmente con el tiempo. Alguien, con la aguja aferrada a su mano, del otro
lado del tapiz frenado se
complace en observar, pretendiendo dirigir el tráfico de hilos enredados, -lo intuyo- pero la lentitud de los que tejen algo y la quietud de los que exigen siempre, no lo dejan.
No permiten al espía complacerse. Y así como la vida, sin mediar deseo ni intención alguna,
sola y sin ninguna ayuda, desde los inicios de su gestación en los tiempos remotos, se encargó de reanimar
sus repetidas inercias vejatorias, aciagas, funestas... funerarias... de igual forma se reactivará algún
día, cuando iluminada descartando dudas y remordimientos, pensando en su bien y el de todo el mundo; sin temblar de espanto al firmar
su mano ni soltar lamentos por posibles causas de arrepentimiento vano DECRETE, CON FUERZA DE LEY sin derecho a veto, ni revocación:
QUE ESTA PAUSA ACABE. Con respeto "humano", tolerancia mutua y comunión de hermanos. Amanda
Patarca.
AMANDA
PATARCA Currículum breve Escritora argentina, mujer de campo, amante de la naturaleza, productora
rural, abogada-escribana, nacida en Capital Federal
y residente desde 1975, en la
ciudad de Arrecifes, ubicada en el norte bonaerense. Lugar
apacible de predios rústicos cuyas campiñas de tierras onduladas, transitadas por suaves brisas y abundantes lluvias, le permitieron, ya desde su llegada, colmar sus pupilas con todos los tonos que surgen del cielo
y que sólo el suelo fértil y cuidado
como allí lo cuidan, puede reflejar.
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URDIMBRE Y TRAMA EN CONJUNCIÓN PATRIÓTICA
Acápite -¿Cómo será la llegada, a nosotros, de la Paz pura; sin manchas? ¿Y cuándo? Pregunto. Como para que no nos encuentre en pausa.
Esa urdimbre
paralela trabajaba esos hilos en sentido del largo. Y ese ancho en la trama, el que apretaba, nos daba el cuerpo para el trago amargo. Todos tomamos parte de esa guerra: la de la Libertad; y otras peores... hasta que un grito atroz partió esta tierra la que exige, hoy, de todos ser mejores. Con las señas y claves boca abajo, trenzando hilachas de aliento hice un tapiz que uní a la manta que hoy nos cubre a todos. Su endeble trama de lucha y trabajo cruje con dolor sobre esta pampa gris. Sus grietas sin luz ya acarrean lodos.
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OSTRACISMO (como aislamiento, ofrenda y desprendimiento) Yo soy la que está del otro lado de las cosas generadas por mi aliento; del otro lado de los hechos, concretados por mis ganas, en otro tiempo; del otro lado del espacio en donde ayer imperaba la certeza. Lejana dimensión inolvidable aquella, dentro de cuyo
centro se embrionó mi ser sin
imaginar nunca -como hoy, desde este remoto lugar lo estoy haciendo que un día, la vida cotidiana terminaría para mí, sin dejar yo de existir; ganada por la muerte, mucho antes de morir. Yo soy la que ahora espía sosegada detrás
de las colinas que ocultan
los fulgores del sol sobre los mares; la
misma que hoy añora lo vivido y registrado en mi ayer; el que me sonreía al cruzar por los puentes, mediadores pasivos de rústicas labores. Esos, los que allanando escollos del camino y actuando de
soporte, exaltaron sin voz
desde su génesis, la firmeza pesada de su estirpe social y la grandeza secreta de esta prosperidad global. Pero la incertidumbre, que oscurece las mentes, angustiando hasta el alma de los que como yo, detectan a los que tejen lento y a los que exigen pan sin transpirar sus frentes, no permite que yo espíe. Ella, con su energía
incierta, sólo instiga
a sus aliados, sugiriendo. Y así,
asociada a ellos, mitigando la destreza de mis ojos, terminaron, todos, reduciendo mi accionar. normal Por eso mi conciencia -la que observa conmigo replegada y ansiosa, envuelta en la penumbra de este ocaso que aspira a eternizarse, implora suplicando, el fin del singular suceso que engendra
esta cuestión Y es ella,
mi conciencia, la que desde el indicio de la luz del día, hasta el último espasmo del sol en el poniente, me invita a contemplar, desde su propio
ensueño, -atrapada
como estoy, y adormecida- el
trazado certero de mi sino al cual, ubicada de este otro lado de las cosas y los hechos, me es imposible llegar a vislumbrar.
Si a mi conciencia mi destino inquieta, hermoso y cargado de sorpresas, debe ser, me digo
Él es el que implorándome, desde
su línea horizontal, precisa y quieta, a
través del cielo diáfano en su azul de cristal puro, me sugiere anhelante; gritando y repitiendo como un eco, lo que mi ser desea, sin estar del todo
convencida. Y escuché
lo que dijo: "Que sólo regresando a lo que entonces era, proseguirá mi vida cotidiana, activada a mi manera, palpitante y feliz" La vida que hoy percibo detenida, a oscuras todavía,
y en vano secuestrada moviéndose
hacia abajo lentamente en silencio y en constante desliz, motivo por el cual me encuentro aquí, que me mantiene al márgen. Y a pesar de todo, sintiéndome asombrada, me escuché
respondiéndole: ¡Lo lograré!... Lo lograré sin prisa. Sin pensar en venganzas por mi tiempo perdido; desechando mi apego a este ostracismo gris que me mantiene
al márgen. Ubicándome
lejos de las noticias falsas; olvidando recuerdos de forzadas caídas y de la incertidumbre que se pasea airosa, indecisa y nerviosa, por todas las orillas. Curándome la herida asestada con saña, la
que aún carga mi cuerpo con malsano rencor. Sabiendo, sin embargo que la mía, florecida y sangrante todavía, ya dejó cicatriz.
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RESPUESTA DE UNA INMIGRANTE ITALIANA A UN REPORTERO GRAFICO.
(soneto) He venido de lejos
como todas añorando trabajo y más
que nada descontando que Dios de todos modos dispondría un camino a mi llegada. Yo soñé que al venir renacería descubriendo un revés iluminado y esa fuerza vital que da alegría... he venido de Italia y me he quedado. Hecha lazos de sangre que atraía; convertida en asombro al alejarme cuando supe que el sol no se escondía. Hoy tan solo yo quiero de algún modo que comprendan que aquello no fue fuga yo me vine no más, eso fue todo. Amanda Patarca.
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ELLA: LA FELICIDAD (Trashumancia) Y esa era
la felicidad que compartíamos, sin reparar en su presencia ni reconocerle sus valores; sin siquiera rendirle un pequeño tributo de amor, jamás. Por eso un día, sin que nadie de la casa lo notara -y éramos
ya muchos- se fue yendo despacito, sin quejarse,
sin sonido ni ruido, ni recriminación. Ahora que ya es tarde para hacerlo, la evoco, entristecida;
convencida de que en algún lugar cercano, -al seguir viviendo como en casa lo hacía: injustamente inadvertida- la estará pasando mal. Tanto, como para que hoy me resulte fácil intuir que, por idéntico
motivo, abandonándolo todo y sin
remordimientos, resuelva dolorida irse; volar hacia otro hogar.
Volar, como ella sabe, hacia otras
vidas jóvenes: inexperimentadas... parejas
principiantes, recién adentradas en la ciega ternura del estreno hogareño amoroso. Juventud arrogante, indiferente, confiada... E ignorante, como siempre ocurre, de su abnegado, silencioso, sublime y, hasta exagerado, humilde transcurrir.
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El paraíso y sus cuentas. (Instantánea) Una lluvia de flores cae del paraíso y en mi pelo se anidan las cuentas del collar que mi madre enhebraba hilvanando mi hechizo mientras me perfumaba con su dulce mirar. Mi patio está exaltado, su palidez me asombra, titilan en la noche estrellas desde el suelo. Y el paraíso enorme desbordando su sombra... me envuelve con su manto regalándome el cielo. Y mientras
me detengo al roce de este instante, oscilando
aferrado a un brote de glicina un pájaro
pequeño de color fulgurante me regala su
gloria, cantándole a la vida.
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Amanda Patarca, Continúe leyendo. Gracias,
OTOÑO EN BUENOS AIRES
Si es propio de los pueblos pintarse de colores, volverse fluorescentes, despertar sensaciones, exaltar su paisaje con cuentos de amadores para quedar prendidos sin más explicaciones... Si en Italia su ocre me transportó a otro
tiempo: Al de aquellos cristianos que por Jesús
morían cuando a la lex romana la propalaba
el viento y en el gran Coliseo los césares
reían...
Si París es plateado, lo supe en primavera recorriendo sus calles hasta que amanecía... Si a Londres vi colmado de bronces y maderas mientras en sus tejados el sol languidecía...
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Si toda España es blanca; blanca como su suerte gritando que no engendra ninguna anomalía -pues sus mujeres ríen y sus hombres son fuertes- demostrándole al mundo que no hay melancolía... Yo añoro a Buenos Aires invadido de otoño, mientras lucha el verano tratando de durar. La imagino arrogante rodeada de retoños, con colores brillantes que tienden a cegar. Lo que sucede es simple, se explica de algún modo: En su otoño he vivido cuando empecé a crecer, cuando, siempre, asombrada lo preguntaba todo. Yo creo que su otoño debiera florecer.
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¡Jacarandá!
-Dijo la flor celeste desde el
suelo-. Mi plaza reza y si florece llora. Reza con Dios cuando
se acerca al cielo, llora con Él cuando en su suelo implora. ¡Qué hermosa está mi plaza colorida! ¡Qué extraña
paz se asienta en su follaje! El vibrar de una luz cerró mi herida. Su
azul-violáceo transformó el paisaje. Todo es quietud; mil
flores allá arriba aplacando el fulgor de las retamas me informan
de la vida que se iba desprendiendo capullos de sus ramas. No saben de morir pero se mueren renaciendo caídas sobre el suelo. No saben de nacer pero sonríen cuando me ofrecen duplicado el cielo. Como lluvia de plumas sublevadas desde donde está Dios caen y caen para poder planear como ellas saben entregando su vuelo a mi mirada. Cuando el día se va, la plaza queda semioculta detrás de su alegría. Pero al volver, la luz de cada día viste de azul lo que en la calle
rueda. ¡Jacarandá! me dice mi alma en celo. Tu plaza
reza y si florece implora. Reza con Dios cuando refleja el cielo Ora
con Él cuando su suelo llora.
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Poema Mi Plaza Acápite
Cómo será de grande mi desierto/ bajo este cielo gris, tan prolongado/ si esto siguiera siendo como ahora. Bajó una nube y envolvió la plaza, la que sumida en sombras se derrama buscando en su tanteo cobijarse. La niebla que la cubre no la ampara, la
moja. Y empapada en la penumbra convoca pajaritos
en sus copas. Todo es bullicio allí. Aquí
congoja. Congoja y soledad. Sórdidas notas. La vibración de trinos se agiganta. Su invisibilidad nos desespera. Mi nostalgia se adentra en madrugadas indiferentes
al vaho del amor que fluía aquí,
tras este ventanal cubierto de azahares aromados. El que atrapó a mi plaza en su cristal y al que hoy le es imposible no observarla.
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EL LIBRO Y
LA HORA DIGITAL El libro -algo
concreto- preservó, preserva y preservará, seguramente en el futuro, como lo hizo hasta ahora, la longevidad
o persistencia de lo escrito, manteniendo custodiado, a través del tiempo, su contenido, el que se corresponde con
todo lo real, ideal o ficcionalmente vivido. Con él ha conseguido
el hombre -pensador anhelante y creador prolífero- desplazar hacia delante, es decir hacia el futuro, la línea
ilusoria del horizonte temporal, trazada por su propia alma, relacionando, así, funcionalmente, el efímero "ahora"
con el más allá de la duración de la vida. La
era digital, dentro de la cual los seres humanos nos encontramos inmersos hoy, fue la encargada, mediante su aporte tecnológico,
todavía incomprensible para muchos, de transformar en inmaterial o abstracta esa "bíblica" custodia,
hasta hace poco de foliatura vegetal. Aquí debemos detenernos para reconocer que el hombre, valiéndose de la tecnología, escribe
y publica en soportes varios y lo está haciendo con inmejorables intenciones. Una buena parte del conocimiento obtenido,
se encuentra, hoy, suspendido en la "dimensión virtualidad", difuminado, desintegrado, atomizado con forma
de nube o niebla de rocío o polvo de cristales minúsculos. En la "nube", es decir en las alturas.
Y así parece, (ya que así nos lo imaginamos todos) por cuanto es allí, en lo alto, donde los humanos
ubicamos todo lo que se nos presenta como misterioso. Nube, a la que concebimos deslizándose lentamente y en expansión,
envolviéndonos de a ratos . Pues bien, de ella debemos decir varias cosas: a) No sólo que se mantiene, en ese sitio conformando
"la nube" concebida por nuestra imaginación, sino, también, b) que, de manera excelente, se encuentra
sostenida por "lo tecnológico", en algún disco rígido gigantesco el cual, -funcionando de la
manera en que lo hacen las neuronas y otras partes del cerebro humano- al sobrevenir las ganas de saber algo o conocer algo
o volver a insistir en antiguos saberes, conocimientos o informes "almacenados" allí, con sólo llegar
a activar, de manera correcta, cierto mecanismo, esa sola acción nos permite tomar parte del ritual mediante el cual
se consigue, como por arte de magia, que el acceso o el retorno deseado respecto de todo cuanto concierne a ese universo,
-ya sea estableciéndose o restableciéndose- se cumpla. Y se cumple (somos todos testigos de esa verdad) cuando
se produce el reencuentro, de la idea expresada por medio de una frase enviada en su momento a "la nube", con algo
relativamente consistente, concreto y hasta comprobadamente firme, ubicado en la dimensión "real", como lo
es "la pantalla", en medio de la cual encontramos escrita plasmáticamente (es decir sobre agua) esa idea,
luego del requerimiento provocado, las tantas veces que hacerlo fue considerado necesario. Idea, ésta, expresada,
previamente, en la frase enviada a la dimensión virtual y de la cual sólo sabemos que fue depositada allí
para quedar apresada con su forma delineada ya perdida, movida, borroneada, de palabra no expresada, ni emitida, ni
escrita, siquiera. Pero mantenida, allí, en suspenso, en tren de espera, jugando su pasivo rol, sin posibilidad de
huída. Diremos por último c) Que esa pantalla,
(la generadora y receptora) siempre actúa, de manera natural, en su calidad de "intermediaria", entre la
idea, en estado de preservación y absolutamente cargada de represión (represión al sólo efecto
de permanecer obligatoriamente escondida por el tiempo que dure su latente espera), y el papel u otro soporte a crearse en
el futuro (impensado, todavía), los cuales habrán de servir, cuando la impresión se concrete, para testimoniar,
de manera "real" y "fehaciente", sobre la persistencia de la existencia de las ideas contenedoras del
conocimiento e información, resguardados de ese modo, en la dimensión virtual. Conocimiento e información que permiten al ser humano
ir acercándose paulatinamente a la Verdad. Verdad siempre relativa, considerada por Nietszche en su Artículo
"Sobre Verdad y Mentira, en sentido extra moral" contenido en el libro: "Sobre verdad y mentira Friedrich Nietzsche
Hans Vaihinger", Editorial Tecnos. Madrid 1998, como "metáfora conceptual de la realidad" (en constante
acercamiento). Cuando
del "saber" se trata, todos anhelamos, respecto de él, un buen resguardo; una sobrevivencia, del mismo, "efectiva".
Palabra, esta última, proveniente de la idea de "acción efectora" o dicho de otro modo: "Acción
concreta: la que cobra efecto. Acción contundentemente real, por "efectivizarse" sobre base sólida. Entonces y por todo lo expresado, sólo
nos resta decir, al respecto, lo que ya todos sabemos: 1º Que el ser humano común, práctico conocedor del
manejo de la tecnología, carece del grado de conocimiento suficiente, necesario para comprender, en profundidad, las
verdaderas claves de las fórmulas cuyo dominio posibilita el control funcional de lo depositado en "la nube".
Y 2º Que actualmente los ingenieros, técnicos electrónicos del mundo entero; investigadores especializados,
todos, de modo conveniente, en este asunto, son, quienes se encuentran capacitados, precisamente, para expresar la última
palabra y actuar en consecuencia, respecto de los casos que este tema genere. Y que, de entre ellos, son, en realidad, muy
pocos los que tienen acceso al ejercicio de ese tipo de control franco. El ansiado. El que garantice de aquí en más
el cumplimiento de la hoy declarada sagrada consigna: La de mantener con vida eterna esa información compleja acumulada
y ese grado superlativo de conocimiento adquirido, al que, los humanos, hemos arribado. A ellos y sólo a ellos, les
solicitamos, puntualmente, que consideren la posibilidad de que ese resguardo resulte rigurosamente efectivo, especialmente
cuando la humanidad se encuentre inmersa en algún momento de los llamados "críticos" (Por lo
peligrosos). Momentos en los que el papel, por ejemplo, o cualquier otro tipo de soporte, de preservación real y lógico,
por causas diferentes, dejen de requerirse.
Amanda Patarca (2020) Es miembro del Instituto Literario y Cultural Hispánico, (ILCH),
con sede en Carson, distrito próximo a la ciudad de Los Ángeles, EE.UU (Presidenta: Juana Arancibia); de "Cove/Rincón
Internacional" con sede en Miami (Presidenta Marily Reyes); de U.H.E (Unión Hispano/mundial de Escritores), con
sede en Lima Perú (Presidente: Carlos Hugo Garrido Chalén); de Asociación Americana de Poetas Ester de
Izaguirre (Última Presidenta); del Grupo "Marta de París" (Ex Té con Palabras", T.C.P.),
(Presidenta Marta de París); de Gente de Letras, con sede en la ciudad de Buenos Aires (Presidente Adalberto Polti);
y de Fundación para la Poesía. Las cuatro últimas instituciones nombradas con sede en Buenos Aires, Argentina.
Tiene actualmente once libros publicados, relacionados con los rubros "Poesía", "Ensayo",Dramaturgia",Narrativa", "Cuento"
y "Novela". Recibió por su obra premios, distinciones y menciones a nivel provincial,
nacional e internacional,destacándose
el recibido,el 2 de mayo de 2001: Primer Premio de Novela Corta Inédita otorgado
por La FUNDACION "EL LIBRO",con auspicio de la Empresa XEROX, en el marco(de
la XXVII Feria Internacional del Libro, de la ciudad de Buenos Aires,precisamente por
esta novela: "El Convite de la Mora" (Luego llevado por suautora a guión
cinematográfico (concretado en película de largometraje artístico y libro teatral);
y los dos primeros premios de poesía otorgados por Cove/Rincón de Miami, EE.UU, por sus poema "Otoño en Buenos Aires"(2011),¡Jacarandá!
(2012) y por el cuento A los tres Gauchos de Renca (2019. Como invitada a distintos Encuentros
de Poetas y Narradores,recorre constantemente el país y el extranjero estrechando lazos de amistad y camaradería. Su dramaturgia, así como sus novelas, fueron estudiadas desde diferentes puntos de vista, con trabajos de investigación y análisis,expuestos
en simposios, organizados por entidades independientes y dependientes de la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de la Ciudad de Buenos
Aires -Estudios de Teatro (TEALHI) y Área Literatura- Prof. Estela Castronuovo; de la Universidad de Luján Prof. Valeria Badano, como así también por Paula Margulis, escritora
ganadorade un Primer Premio MC de novela, a nivel internacional. En 2015,m dentro del marco de la Feria del Libro de la Ciudad de La Plata,m correspondiente a ese año, le fue adjudicada la Faja de Honor de la S.E.P (Sociedad de Escritores dem la Provincia de Buenos Aires), a su último libro de poemas: "El altar de los acordes
en sol mayor", como en años anteriores a otras obras.
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El HUMO En aquella, época, anterior
al fuego, todo era sol y luz o penumbra de lluvia y niebla durante el día y espesas sombras funerales bajo la inmensa
bóveda del cielo durante la noche. Sombras que, al girar amenazantes envolviendo con su manto cuanto abarcaban, imponían,
sin remedio, a partir del inicio del ocaso desarrollado lenta e imperceptiblemente, la más aterradora oscuridad. Para
los hombres, de manera coincidente, todo era allí presencia pura y transmisión oral. } Alguien, un demonio quizá o acaso un ángel, tentando un fuego al que imaginó cálido
y capaz de iluminarlo todo, logró quemar sus propios cabellos a los que envolvió, apretándolos, en forma
de cilindros, en hojas secas de alcanfor. Ello así, para que no perdieran su genuina fragancia. Ocurrió, entonces, que el ardor sabroso percibido al aspirar esa extraña cosa apenas encendida, duró
lo que el humo. Sin embargo, el efímero placer del fumar otorgado por el pequeño fuego -adquisición
previa a la epopeya del dominio total de aquel otro fuego, el formidable- permitió a sus gestadores, así dijeron,
el logro de una gran satisfacción en miniatura. Minutos más tarde, sólo unos
pocos, aquel fuego intrascendente, ahogado entre sollozos y sin fuerza, trepando por un hilo, presagio negro de su propia
suerte, se fue apagando. Y así sucede siempre... desde época inmemorial, los fumadores lo saben bien. El fuego afortunado, el verdadero, el que toma parte de la "feliz coincidencia", el que abrasa creando
renovadas trascendencia, no consiguió aparecer sino más tarde. Después de que a algunos hombres se les
ocurriera convocar a gritos, proferidos con toda el alma, a "la verdad". Verdad que a aquellos hombres les estaba
haciendo falta, en paralelo con la luz. De allí el reclamo doble, iniciado con un solo grito determinante y establecedor
de la meta a la cual deseaban arribar. Grito proseguido con la ininterrumpida repetición de esa palabra "verdad",
vocalizada y multiplicada en infinidad de tentativas concretadas en pos de su logro. Todo, para que con la persistente energía
producida a partir de ese grito intencional -así dijeron y, también al fin lo consiguieron- las tenebrosas
sombras que generaban miedo a todos, llegaran a neutralizarse. Tanto al convocador
inicial como a los demás que le siguieron, no les fue nunca posible encontrarse, cara a cara, con "la verdad absoluta".
Debido a eso, ellos intuían no sólo su "relatividad", en función de las precarias circunstancias
del comienzo, sino también su "progresividad" en la manera de manifestarse al hombre. Hoy, sin que a la especie
humana la movilice duda alguna al respecto y habiendo tomado conciencia de la existencia de sendos atributos, asegura testimoniando
lo que el tiempo en su correr le permite corroborar: Que la verdad, actuando en un todo de acuerdo con la teoría de
la evolución, cuyo fundamento se concretó mucho después, fue manifestándose gradualmente a aquellos
que, con energía, la convocaban. Y la verdad fue manifestándose en etapas, cuyos segmentos denominados "capítulos",
para una mejor comprensión, dosificados en la medida que consiguieran completarse, facilitaban la toma de posesión
de "esa verdad convocada", disminuyendo la distancia existente hacia la misma, acrecentando "el saber"
llamado también "conocimiento". Fue así como el pequeño fulgor
de ese fuego generado para crecer resplandeciendo desde la nada se fue transformando en luz disipadora de tinieblas, proveedoras,
estas últimas, de terrores y ansiedades. Ambos, son reconocidos como manipuladores intrigantes de sensaciones, sentimientos
y pensamientos, los cuales siempre giran alrededor de las dos perpetuas y antagónicas situaciones, las que, desde el
origen de los tiempos y comprobadamente, generan en todo ser humano inteligente muchísima impaciencia. Él sabe
que la felicidad de hoy, indefectiblemente se encuentra condenada a trocarse, tarde o temprano, en infelicidad. También
sabe -porque la experiencia también se lo demostró- que la infelicidad de hoy, por suerte, se encuentra, también,
empujada a trocarse en felicidad. Ambas posibilidades, respecto de cuyo cumplimiento consecutivo
la ley de estadística, al presentarlas, convence, inquietan al hombre tornándolo ansioso. Y es así como,
entonces, al llegar a este punto, esa constante atención, unida a los conocimientos gradualmente dosificados en capítulos,
(aprendidos en un primer momento por transmisión oral y más tarde por transmisión escrita manual y mecánica
gracias a la feliz creación de la imprenta) consigue, despejando incógnitas, calmar a cuanto espíritu
clame por aquietar su inquietud. Inquietud atribuida hoy, en gran medida, al grado superlativo de ignorancia acumulada -léase
oscuridad-. Aquí, ya en esta instancia, no debemos olvidar que con la imprenta
se logró facilitar enormemente la trascendencia de su perpetuación a través de los tiempos. Y eso, sólo
con la simple presencia de la página escrita, es decir: sin la necesidad de contar con la del emisor del mensaje/consigna/enseñanza.
Por esta simple razón es que ya no existen dudas al respecto: ese fuego trascendente -llamado así por cuanto
desde su propio interior emana potentes efluvios de llamas generadoras de luz esclarecedora- torna posible el conocimiento
de todo cuanto al hombre se le ocurra aprender investigando, experimentando. En
fin, llegamos a afirmar, entonces, que estudiando, en primer término, los antecedentes orales o escritos llegados hasta
ese hombre, respecto del caso, asunto u objeto colocado en la mira para su análisis, podrá éste proseguir,
luego, la tarea expresando el consecuente al cual ha accedido, por medio del análisis. Consecuente resultante que,
de considerarse necesario, será recogido en un texto (libro escrito) con el cual se habrá conseguido su proyección
hacia la posteridad. El texto (no referido; difícil ahora de encontrar) de la leyenda genuina del Humo; concerniente
al antecedente del fuego exaltador de la lectura gozosa, al cual, sin conocerlo, se nos ocurriera complementarlo con el análisis
conjetural precedente, según lo transcripto, hace años, en un pequeño recorte impreso en un antiguo diario
de Buenos Aires, fue encontrado escrito en un rollo de papiro, dentro de un cofre cerrado, desenterrado bajo uno de los árboles
del Monte de los Olivos, lugar en donde predicó Jesús. Probablemente (conjetura en medio) dicho texto decía
lo siguiente: "Había una vez un fuego fatuo dentro de un cigarro alcanforado al que correspondía una pequeña
llama de luz intrascendente. Fuego y llama fueron transformándose entre los dedos del fumador hasta convertirse, en
muy corto tiempo, en un hilo negro de humo, elevándose desde un montículo insignificante de cenizas ya despojadas
de toda energía". Y bastó eso para poder agregarse a lo dicho,
lo que la lógica reflexiva nos dicta a todos: Sobrevino, luego, otro fuego: El feliz fuego verdadero, llamado fuego
afortunado en razón de su trascendencia. El cual a partir de su inicial resplandor mantuvo viva la portentosa y clara
llama otorgadora de la luz que hace posible, a los seres humanos, acceder al conocimiento gradual, de cuanto se les ocurra. Conocimiento que, sistemáticamente dosificado, es entregado a éstos en capítulos progresivos
con cuya fragmentada fórmula de lenta asimilación consiguen el delicioso goce -éxtasis interior- que
proporciona la ascensión al aprendizaje, segmento inicial del magno emprendimiento que constituye el extenso viaje
hacia la sabiduría. PODEROSO AUN, EL CONOCIMIENTO, ASÍ OBTENIDO (En forma
de Capítulos segmentados), TODAVÍA, DESDE SU MORADA (ATALAYA), UBICADA EN NUESTRA INTERIORIDAD, NOS SALVA, RESGUARDANDO
NUESTRO SER COMPLETO: MENTE Y CUERPO. Eso así, porque el día que captemos
al instante el pensamiento de nuestro interlocutor o de la persona que, ubicada cerca o lejos de nosotros, pretendamos transformarla
en objeto de investigación en su faz abstracta, mental, ideal o anímica-espiritual, aprisionando, en nuestra
memoria, de manera natural, lo que habremos de obtener (como resultado de esa investigación), tal como hacemos con
las imágenes o los sonidos o cualquier otra sensación generada por los sentidos, dirigiéndonos, sin escala,
hacia el caos, habremos iniciado, en ese instante, la cuenta regresiva hacia el Big-bang. La grabación,
en general, de cualquier cosa es un acto de poder. Para conseguir hacerlo bien, es decir referentemente (con causa y objetivo
a la vez), es necesario saber sobre esa cosa, que es mucho más que estar informado. Es imprescindible, además,
para que la captación y su grabación adquieran un sentido coherente, llegar a interpretar esa cosa y/o la trayectoria
evolutiva de esa cosa para que quede en la memoria del que graba, de manera perfecta. Eso, para que del análisis efectuado
por él mismo, respecto del grado de ahonde conseguido en dicha interpretación pueda surgir, entonces, recién
entonces, la posibilidad de testimoniar sólo lo considerado por él atesorable. Que es lo que hoy deberíamos
hacer con todo lo capturado y atesorado indiscriminadamente por medio de la tecnología.
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