Nochebuena en la casona Esta noche no lloraré
por alguien que se va de la casona.... Estábamos casi siempre encerrados. Solo salíamos al patio después de almorzar, a jugar un rato
a la pelota o a tomar un poco de sol. Detrás de una parecita baja, había un jardín enorme, lleno de árboles
viejos y ramas tiradas por el viento. Atrás, al fondo, un enorme agujero que servía de basural, alejado de la
casona para evitar los malos olores. A eso de las cuatro, volvíamos a entrar para empezar con los talleres.Esa era la parte del día que más me gustaba. El "profe" era buena onda y
nos enseñaba las cosas que nosotros queríamos aprender así que poníamos atención en serio.
Noéramos muy duchos con las tareas manuales y eso generaba algunas veces
un poco de ira en el profe, que luego de retarnos nos sonreía con lástima. Lástima, sí, eso era lo que generábamos
en la gente. "Los pobrecitos huerfanitos de la casona de la calle Salguero", así nos llamaban. Nosotros no
nos sentíamos tan pobrecitos, aunque más de uno había perdido a su familia; siempre había alguien
que nos visitaba, o nos llevaba a su casa el fin de semana. Éramos bastante dóciles, en el grupo hubo uno solo
que era un tanto rebelde, pero lo derivaron a Mendoza, donde había otra casona parecida. No nos permitían decir
"hogar, orfanato" o cosas parecidas. Ellos nos decían que esa era nuestra casa, provisoriamente, hasta que
alguna familia bien constituida pudiera llevarnos a la suya y formar parte de ellos. Yo no perdí las esperanzas. Aunque ya había cumplido los diez, seguía soñando con estar
armando un arbolito de Navidad en el comedor y que un padre y una madre me prepararan comida de Nochebuena. Los años pasaron, crecimos, y cada Navidad alguien terminaba llorando porque ya no volvería
a la casona, y nosotros seguíamos esperanzados en que el próximo mes, o año, quien sabe, tendríamos
la misma suerte. Hoy
cumplo 40; la verdad, no puedo quejarme después de hacer el balance de mi vida. Dicen que los 40 son la mitad. Ojalá
viviera hasta los 80, aunque como están las cosas hoy en día no creo. Me siento en un enorme sillón al lado del ventanal de mi departamento en Urquiza. Miro
los balcones de enfrente y los veo repletos de luces de colores. Algún que otro atrevido armó su arbolito al
amparo de los vientos, en un rinconcito. A las diez, mis padres vienen
a cenar. Leo, mi mujer, los fue a buscar para que no viajen solos.
Pienso en mi infancia en la
casona, en lo diferente que es a la de mis hijos hoy, rodeados de cosas electrónicas y sin problemas graves en sus
cabezas. De todas formas, añoro las tardes de fútbol, rodeado de árboles, las clases de profe...¡Uh! ¡El profe...tengo que llamarlo antes que me olvide! Gracias a él, pude estudiar
y tener el título que hoy me permite mantener dignamente a mi familia. Ya son casi las 9. En un rato, estará el comedor lleno de gente, las luces del arbolito encendidas,
la cena sobre la mesa y mis hijos peleando por la play. Esta noche no lloraré por alguien que se va de la casona, y tampoco
tendré que esperar la próxima nochebuena para saber si una familia me lleve a su casa. Hoy abrazaré
a la mía propia, y agradeceré una vez más haber tenido la gracia de que mis padres adoptivos me hayan
elegido.
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Bienvenida
a la Paz para nuestro tiempo y el tiempo de nuestros hijos y los hijos de sus hijos a través del cultivo de las Bellas
Artes en los jardines de su mente y sus corazones _______________________
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Las musas despiertas Blog literario y periodístico,
desea destacar a quienes colaboraron con sus obras y aportaron a la cultura drante este año 2019. Gracias a quienes nos brindan la posibilidad desde todo punto de vista enviando sus obras, sus actividades
y agendas culturales para ser difundidas. Sabemos que es simbólico, pero
es nuestro deseo hacerles llegar el agradecimiento desde nuestro humilde lugar. Como editora, me siento orgullosa
de este trabajo que realizo. Deseamos a todos una Navidad plena de emociones y un próspero Año
Nuevo lleno de salud, amor y trabajo para todos
Silvia M Vázquez
lasmusasdespiertas.blogspot.com www.silviavazquez.com.ar Gral.San Martín-Buenos Aires-Argentina
Reconocimiento a Uniletras PDF
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