"Light" ente seudo cultural, |
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ubicuo, desvertebrado e invasor |
Cuando pienso en lo tormentoso que resulta, para la gente inteligente, plácida y sensible, el mundo "light" de
este traslape de siglos, se me vienen a la cabeza las zonas de tolerancia que aún existen en ciertos poblados de Colombia.
Vaya analogía! Preguntémonos: ¿Qué hizo posible estas zonas alejadas y atestadas de vagabundos y casas de prostitutas? Lo
hizo, la
sospecha de la existencia, por parte de las autoridades municipales y religiosas, de lo
que consideraban la arista más deleznable
de la condición humana: aquella relacionada con el eros, la libido, la necesidad de satisfacción
sexual en el hombre; y la triste
necesidad de ciertas mujeres de derivar su sustento de una actividad para que la que siempre
ha existido mercado.
Si yo fuera alcalde de un pueblo, o párroco de una comunidad... u obispo de una diócesis,
no me opondría, quizá a la
existencia de esas zonas.
Algo similar sucede con el mundo light de hoy, pero al revés; inventada, patrocinada y
promovida por los medios de
comunicación de masas y por el establecimiento político, la sub-cultura light es garantía
para dos cosas: la aceleración del
consumo en la franja joven de la sociedad y la castración política de esa misma franja,
la que a lo largo de la Historia --imposible
negarlo--ha sido la gestora de cambios y portadora del ánimo de sacralización de la vida.
Si no, echemos una mirada a lo que
fueron las décadas de los sesentas y los setentas.
Lo light se entiende, y hasta se justifica como un arma válida en los empeños alienadores
de los adalides del
consumismo y de la llamada economía de mercado...quienes intentan --y hasta logran-- legitimar
la juventud y la vacuidad
como razón suprema de la existencia humana.