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Solo el mapa del antojo dibujaba el retrato de mi ayer de bogotano...

Antología "Ave Viajera" - ( I)

Lugar. Plaza de Bogotá, Colombia.

Cuando por fin llegué del viaje largo al extranjero suelo, caminé los caminos recordados, el lugar que habitara la fiebre del huir temprana, la noche aquella de ilusiones cargadas de fugaz partida, la sorda dentellada de un tiempo consumido en la hoguera engañosa de infiernos ajenos a los míos.

Solo hallé mi propia tierra hueca de petardos, la cosecha de muertos míos y de todos, la pared erguida de todas las tristezas sobre la tumba de los sueños que soñara y el dolor de ahora de los que atrás dejara.

Las formas que tuvieron escultura, marchitas yacen bajo Las Furias de una guerra infame. Al susurro de la risa cantarina de los viejos manantiales paternales, se pliega el rictus amargo de mis viejos que miran mudos mi planta aventurera como si no existiera, ausente de sus vidas, como ellos ausentes de la suya.

Ni la calle angosta existe de alfareros toledanos, ni el alto balcón de los amores callados, vigilantes, ni la plaza de abrigos taciturnos ni la fuente que lloraba la pena de olvido de la estatua, ni el atrio aquel de Santa Inés para el raigambre humano dominguero.

Nada queda y todo queda y el dolor se ahonda del viajero ante la puerta de lo que fuera aquella estancia suya de abrigos y quimeras. Solo escucha la comparsa de nuevas mascaradas.

Del Hondo abismo Hirviente de la Mente
Paint Splash
el alma clama Paz, Paz por Siempre



Ya no la fiesta propia ni fisgonear por entre cortinas rotas el romance secreto de la hermana en su fiesta de cumpleaños, ni poder llegar de tarde y encontrar la puerta abierta, la cena puesta y el abrigado lecho, lanzar guijarros cautos a la bondad materna, trepar la casa propia por la casa vecina, tener de amigo al perro fiel del patriarcal abuelo, o dormir bajo la entrada hasta un alba de excusas borrachas.

Ya no existe nada de todo aquello nuestro, la casa fue vendida al primer llegado de otra tierra, el hogar aquel bendito lo habita suerte despiadada.

Doblé la esquina esquivando lo cierto, me fui de largo sin saber a donde, caminando lento mis memorias hacia las amplias avenidas nuevas; por las frías madrugadas escolares de mi infancia lasallista, circulaban sombras enruanadas, coches negros del Taxi Real, y los tranvías largos, y el mundo todo en mustia procesión de espejos retratando la muerte de los años.

Solo el mapa del antojo dibujaba el retrato de mi ayer de bogotano...sobre la fría desnudez de la Plaza Mayor dormía el Prócer su soledad de piedra a la sombra del viejo capitolio. Todo estaba allí y nada estaba, solo yo quedaba inmóvil bajo la eterna majestad de la Basílica Primada.

Nadie a quien llamar de tanta gente nueva que vociferante pasa sin que a nadie pueda del ayer hablar; ¿Dónde están mis amigos del ayer, dónde están? De semejante embrujo solo la mirada extraña de un canino amigo de los parias indiferente acusa...

Si fue bien cierto que de lejos nos hablamos tanto, nada pudo de la ausencia derrotar la suerte de perderlo todo... y asi un día y otro día, otra fecha y otro año, cien aniversarios....el Adiós, las nuevas, lo viejo, todo fue pasando y el retrato aquel de antaño no cambió>>> (Continúa)

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