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La mano de todos nuestros hermanos sostiene esa llave al hogar colombiano recuperado. Todos en espera de la buena siembra, por fin, en un campo de promesas, verdes y calmas lejanías, cumbres empinadas hacia nuevos amanecers y sabrosos presentimientos de banquetes de amor y de fe bajo los cielos de una Colombia nueva y redimida de su terrible cautiverio actual. // !Que Dios permita que todo colombiano ausente , pueda forjar su propia llave de paz y de esperanza para entre todos abrir y mantener abiertas las puertas de la felicidad colectiva en un universo de progreso y hermandad.
Hermano: Has recibido esta semana, las Llaves del Reino. Llamo asi esa llave de nuestra casa, entregada en nombre nuestro, a quien, como tú, representas nuestra raiz colombiana, precisamente la razón para haber logrado al fin, lo que fuese hasta hace muy poco tiempo un sueño aparentemente irrealizable. Con la adquisición de un rincón colombiano con título y derechos inalienables, se cumple una jornada larga, larguísima que solo nosotros conocemos en toda su asombrosa dimensión de prodigios pasados y de no pocas calamidades superadas.. Al llegar a esta hora del regreso a la patria, llena de insospechadas proyecciones, tantas que aún desconocemos sus posibilidades, nos sentimos en posesión -- más que de una simple llave-- de una euforia y entusiamo solo comparables a las emociones de un amanecer de verano luego de una larga noche invernal en despoblado. Bien sabes, hermano, que ha sido en despoblado, metafórico, aunque muy real en su carácter anímico, nuestra vivencia de cincuenta años por tierras extranjeras; a pesar de todos los halagos recibidos; las tantas metas alcanzadas y las tantas jornadas maravillosas cumplidas en distantes y variadas geografías, éstos viajeros, no habían logrado, hasta hoy, forjar la llave que abriese la puerta de un hogar propio en su patria de cuna y de herencia ni alcanzar por consiguiente la dicha de sentir bajo sus cabezas un hogar al que pudiesen llamar, colombiano. No exagero entonces, al llamar esa llave o llaves--(según me dices, te dieron una separada para el garaje), Las Llaves del Reino. Hoy, se encuentran en tus manos esas llave, Protector Encargado del Reino , en tanto empacamos nuestras pertenencias, cerramos la tienda miamense, e izamos velas, pronto, muy pronto, en viaje definitivo hacia Colombia. Hermano , en prevención a nuestro regreso, y para estimular tu aporte y tus cuidados, quiero decirte que esas llaves que guardas son el instrumento que hoy conduce nuestra vida hacia un mundo de muy esperadas y gratas posibilidades. Pero hay otro universo mucho más valioso que el material, de piedra, ladrillo y arandelas que no espera; uno al cual esperamos llegar poseedores de otra llave que solo nosotros podemos modelar: la llave que abra las puertas del amor de nuestros hermanos colombianos sin excepción y nos gane su confianza ( que al fin y al cabo no podemos evitar un algo de "pinta" extranjera ni controlar el pasajero proceder "agringado" ni pausar nuestro gesto apurado y excesivamente metódico. Herrmano. Nuestra jornada anunciada, solo tiene un objetivo: Intentamos avanzar junto a nuestros hermanos colombianos hacia campos de Paz y de prosperidad material y espiritual, hoy, más que nunca, cuando todos los hijos de Colombia libramos desde todo los frentes, la batalla más decisiva de toda nuestra historia: La de la recuperación de aquella llave de la concordia nacional perdida entre los socavones insondables de la conducta humana corrompida en horas aciagas de ingrata recordación. Esa llave al altar de la Paz cuya falta nos impide vivir en permanente disposición afectiva, y honesto disfrute de lo mucho o poco del haber que nos corresponda, por desproporcionada que sea la diferencia. Hermano. No queremos volver al abrir de una puerta cualquiera. Anhelamos volver al paisaje soleado de los nuestros; a sus esquina de luchas y alegrías; todos reunidos en un total de anhelos compartidos y situaciones de paz y de bonanza extendida; en ésta ocasión, como residentes permanentes , recuperada gloriosamente la nacionalidad perdida antes de que la Constitución del '91 nos devolviera el derecho a "renacer" del extranjerismo formulado por el destino. Hoy, regresamos, con pasaporte colombiano a ese rincón ameno bogotano, "pegadito" a los cerros, un "poquitito" más cerca de las estrellas, como lo son todos los hogares de nuestra ciudad amada. Esa esquina que cuidas con esmero es, para nosotros, el lugar de encuentro definitivo con todo lo perdido, y lo ganado en tierras extranjeras; hoy, en proceso de remodelación, esa esquina es nuestro nuevo hogar, esquina donde ensayar nuestro "cuento" y sin, lugar a dudas, vivir la estación más frondosa de todas nuestras jornadas por el mundo. Es esa la esquina dibujada mil veces en los planos no siempre tranquilos de los cielos norteamericanos, europeos, africanos, caribeños, latinoamericanos, en tanto y tanto refugio extranjero en tantas ciudades, pueblos, villas, condados, islas y continentes, con sus tantos rincones, salas, dormitorios, estudios, balcones y jardines, caminos y aventuras: Esa esquina -- sentida en todo funeral, en toda boda, en todo nacimiento, en todo olvido, en todo recordar, y e las tantas horas amargas de oir el mal decir de lo patrio y de lo propio -- es hoy la propia y muy amada esquina de nuestro hogar en Bogotá. De no haber sido porque el cielo nos concedió una sonrisa, un beso, un triunfo por cada pena, por cada hora de ausencia, por cada noche de invierno, por cada ser ido sin poder enfrentar la pena con nuestra presencia; de no haber sido por el Amor por Colombia que condujo nuestra barca a lo largo del tiempo y las distancias, -- estas llaves que hoy poseemos a la Vida, se hubiesen convertido en las de un lejano valle e ignorada muerte. (Tu hermano, Joseph & Familia) Gioconda...La Ultima Cena...El Genio...Huellas de una Esclava? Enter content here Enter content here Enter content here |
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