Rodolfo Atilio Griffa A Buen AMIGO: De mi vida hay poco que contar. llegue a la a vida en mayo de 39, de familia de trabajo en un mundo que ya no existe, selva virgen y mucho
rio, en una colonia de vascos que fueron por bendición de Dios los únicos abuelos que conocí y sin dudas lo mejor de mis primeros
años. Inquieto,
de terror, apañado por los abuelos vascos, que eran muchos, amigos de mi padre, un tipo genial, maravilloso, pero duro, derecho, inflexible, su autoridad
en la zona era indiscutida, padre,
juez, amigo, componedor, la gente lo amo de manera increíble, solo no podía conmigo si los abuelos se interponían, jamás
discutió con ellos si me salvaban de mis tropelías. Jamás le discutieron sus medidas o sus fallos. . . Solo cuando de mi se
trataba, no podía. Mi
madre fue maestra durante años, sin título, cuando se construyó la primer escuela, no la nombraron por no tener diploma, pero el ministro
de Educación le encomendó la escuela, y la cuidó más de 50 años. Fui un tiro al aire, estudié un poco, años después, ya grande
conseguí cursos, tantos como se puede,pero sin brújula, aprendí de todo, doctor en nada. A los 16 años por primera vez enfrente
a un micrófono en la que entonces fue la radio más importante de Argentina, hoy casi no existe. El desparpajo, lo atrevido, caradura, prepotente,
decidido me llevaron a la naciente T.V.Pero los éxitos me aburrían y ya quería otra cosa.Intente mil,
y gane en mil y una, pero nada me tenía.Cuando ya tenía más de 30, descubrí la emoción
de comunicar, desempolvé recuerdos, fechorías, y como nunca pase la barrera de lo correcto, jamás se
cerraron puertas a mi paso, y los mejores maestros del periodismo de mi juventud, me sembraron fantásticamente bien. Y sin apuro, pero sin pausa, me interne en la
pelea por la Verdad y la Libertad, fundamentalmente laLibertad de expresión.Fui, volví, anduve caminos, muchos
años de radios comunitarias, de baja frecuencia, escribí en periódicos regionales, alguno propio, que
duraron poco, en pueblos pobres, sin el gobierno no se puede, y yo les mordísiempre los talones. Así y todo, recorrí casi todo mi
país, me conocen bastante, nadie me puede apuntar con el dedo, jamás mepersiguió la justicia por contar
una mentira, y eso que mordí gente muy dura. Y aquí estoy, no hay mucho más. Ahora, con más prepotencia que nunca,
digo lo justo y necesario, y entre nota y nota, pongo conocimientos, cultura, buena gente, para dar a conocer a quienes tienen
buenas cosas que brindar en la vida. Con eso me alcanza para esperar el final, junto a mis bastones canadienses y mi paraguas tengo listo el bols
opara cuando el Jefe me llame a rendir la caja. Eso soy y si pudiera repetir, creo que sería igual.ICambiar ahora,
es un delirio, yo elegí mi camino, y no me rindo.Saludos cordiales, con afecto. Rodolfo Griffa
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