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JOSEPH BEROLO RAMOS:
ESE OJO AVIZOR QUE NO LE HACE CONCESIONES A LA NOCHE.
SU NOVELA HISTORICA: LOS FANTASMAS DEL TEQUENDAMA
Por Carlos Garrido Chalén

El gran estratega chino Zun Tzu, decía que quien conoce el arte del acercamiento (directo e indirecto) y de la maniobra, tiene asegurada la victoria; y le hacía eco a Takeda Shingen, que aconsejaba "Cuando acampes, hazlo tan rápido como el viento; en la marcha reposada sé majestuoso como un bosque; en el ataque y el saqueo, como un incendio; cuando te detengas, permanece firme como una montaña. Insondable como las nubes, muévete como un trueno". Y lo traigo a colación, porque eso mismo es vital para trascender dentro de la literatura, como imprescindible, de otro lado, es acreditar entrega y consecuencia: ese albor de sabia nutriente que crece en los nogales, y mueve e impulsa, sin excepción, para que puedan volar, todas las aves del Cielo.

Pero cualquiera no escribe una novela histórica. No porque haya perdido en este siglo, la inmensa vitalidad que tuvo como sub género narrativo en el romanticismo del siglo XIX, a través del escocés Walter Scott (1771-1832), con su "Waverley" (1814), el norteamericano james Fenimore Cooper (1789- 1851), con "El último mohicano" (1826); y los franceses Alferd de Vigny (1797-1863), autor de "Cinq-mars" (1826), Víctor Hugo "Nuestra Señora de París" y Alexandre Dumas (padre) "Los tres mosqueteros", sino porque exige una suerte de búsqueda más minuciosa y deliberadamente racional de los datos y acontecimientos que se narran, sin que eso signifique abdicar de la imaginación.


Ese aire socio político investigativo, ese mirar hacia el pasado para proyectarse hacia el futuro, ese ojo avizor que no entra en concesiones con la noche, que se sumerge en rituales idiomáticos de fe, es el que ha elegido, el gran poeta y escritor colombiano, Joseph Berolo, para escribir su novela "LOS FANTASMAS DEL TEQUENDAMA", como antes, lo hicieron los polacos Józef Ignacy Kraszewski y Aleksander Glowacki (Faraón, en 1897) y, el premio Nóbel Henryk Sienkiewicz, que escribió "A sangre y fuego" (1884),"El diluvio" (1886), "El señor Wolodyjowski" (1888) y su obra maestra "Quo Vadis?" (1896); el italiano Alessandro Manzoni con "I promessi sposi" (o "Los novios"); el alemán Theodor Fontane y su "Antes de la tormenta" (1878); y los rusos Aleksandr Pushkin con "La hija del capitán" (1836) y León Tolstoi (1828-1910) y su "Guerra y paz".


Actuando a la manera de Winston Graham, quien compuso una docena de novelas sobre Cornualles a finales del siglo XVIII, Gustave Flaubert ("Salambô", 1862) o Benito Pérez Galdós con sus "Episodios nacionales"; la finés Mika Waltari ("Sinuhé, el egipcio o Marco, el romano") y Robert Graves, (Yo, Claudio, Claudio y su esposa Mesaina), "Belisario", "Rey Jesús...), Joseph Berolo Ramos, ha conseguido arribar a la plenitud de una obra extraordinaria, escrita con el corazón y el alma, para mostrarnos los interiores multicolores de una historia que sus propios personajes han pintado con las brochas del dolor, de la incomprensión, de la vergüenza, de la venganza, del celo y de la envidia, pero también de la esperanza más incontrastable.

En esa obra, que puede competir en calidad con las novelas de los puertorriqueños Luis López Nieves "El corazón de Voltaire" y Mayra Santos-Febres "Nuestra Señora de la Noche", del cubano Alejo Carpentier (El siglo de las luces o El reino de este mundo, entre otras), del argentino Manuel Mújica Láinez con Bomarzo, El unicornio y El escarabajo, del peruano Mario Vargas Llosa "La fiesta del chivo" y de la chilena Isabel Allende "La casa de los espíritus", Joseph Berolo Ramos oficia, no de nigromante para hablar con las sombras, sino de ángel bienhechor para retro juzgar con aires de plenipotenciario del corazón, las maneras humanas de sus personajes y las costumbres de su país tiznados por el tiempo.

Me hace recordar mucho, no a Mariano José de Larra (1809-1837), que en "El doncel don Enrique el Doliente" compite con "Sancho Saldaña o el castellano de Cuéllar" de José de Espronceda (1808-1842), pero si a Manuel Fernández y González, que escribió con aires de rompedor de estigmas "El cocinero de su Majestad". Más cercano al realismo de Luis Coloma que al de Benito Pérez Galdós o Pío Baroja. Si viviera, José María Merino, diría que tiene su galope, esa magna carrera de galgos que hace resonar las palabras de "La tierra del tiempo perdido". Pero yo digo que antes que eso, el ajuste de miradas, la contemplación heroica, que llevó a Miguel Delibes a escribir "El Hereje".

 

"Los Fantasmas del Tequendama" recrea su argumento, a partir del asalto guerrillero perpetrado en la madrugada del 6 de Abril de 1929 a un pueblo indefenso llamado Palmarito, situado en el Valle de las Palmas, al oriente de la capital de Colombia, retratando el rostro íntimo del fantasma de la guerra fratricida que ha herido y sangrado de muerte a Colombia desde comienzos del siglo XX.Sin pretender en verdad asumir la novela como un tratado netamente histórico, Joseph Berolo teje con maestría un escenario ambientado a la época de los hechos, de proporciones muy cercanas a la realidad del mundo social, político y religioso de la época; y en ese terreno donde se juegan las más extrañas fichas del sentimiento familiar, social, cristiano y político de sus actores, hace aparecer como un milagro del infierno, a Matilde Cienfuegos. Su furtiva figura escurridiza por el apacible ambiente de la plaza mayor de Palmarito, delata rápidamente la inminente llegada del amanecer de un drama sin precedentes en la historia de ese pueblo. Uno de sus tres hermanos, Amadeo Cienfuegos, Alcalde militar del lugar, es asesinado durante el ataque cumplido por unos cien hombres dirigidos por su propio hermano, Calixto Cienfuegos, el belicoso alcalde civil de un pueblo cercano.


La sangre fraterna derramada ese día correría por las calles de Palmarito y el cauce formado a su paso se engrosaría con la de los lugareños y asaltantes caídos por esa causa y seria precursora de muchos otros ríos de sangre brotados de las venas abiertas de miles de colombianos sacrificados desde entonces.Libres del yugo español ciento veinte años atrás, los colombianos no habían podido liberarse del tirano más cruel y vengativo que un pueblo pueda tener cuando se convierte en depredador de su propia libertad y encuentra eco en dirigentes de la calaña de Calixto Cienfuegos.Curiosamente, este hombre en particular tiene a su lado, para bien o para mal, a un hombre santo pero fatídicamente unido a su infame proceder: su otro hermano, Monseñor Simón Tadeo Cienfuegos cura párroco de Palmarito en quien recae la decisión de condenar o perdonar a Calixto y así dar fin o principio a su desmedida ambición política. 

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Hechas las paces sobre la tumba de su difunto hermano, aparece entre ellos y su pueblo el más esperanzador de los personajes que pueda surgir en cualquier contienda humana: La Paz, descrita en una asombrosa alegoría de proporciones metafísicas, los Cienfuegos y todos los actores del drama vivido, juran sembrarla en todos los rincones de su agitado Valle y lo hacen con tanto esmero y consagración que logran cosechar sus frutos en tal cantidad que les sobra para dar y repartir Paz al mundo entero.Así lograda, se establece entre ellos un paréntesis de calma, chicha obviamente. El acuerdo terminaría siendo menos valioso que el arrugado papel periódico de los edictos donde fue inscrito. Sus garantes serían los instrumentos de su debilitamiento y desaparición. Simón Tadeo con su empeño en mantener su hegemonía política y espiritual sobre sus feligreses; Calixto Cienfuegos, convertido en camaleón para tomarse el poder político del pueblo y la región, y Matilde Cienfuegos con su horrenda capacidad para conspirar contra ellos. Bajo sus oscuros designios, la Paz dejaría de crecer y las consecuencias a sentirse con el advenimiento de peores calamidades nacidas de su diabólico proceder y el no menos infernal de Calixto.

Al igual que muchos de sus homólogos en la política nacional, Calixto Cienfuegos finge arrepentimiento por el crimen cometido y engaña a la sociedad entera que desconoce el alcance de su ambición política."A partir de ese momento, y con la callada aceptación de Simón Tadeo, fue notoria su presencia dominante de la vida de sus contemporáneos confiados en su palabra de líder capaz de conseguir la Paz tan anhelada. Lejos estaban de saber el alcance de sus ambiciones.

Por su lado, Matilde, esperanzada en ser reconocida y valorada por los servicios que presta a sus engrandecidos hermanos, se prepara para ejercer los derechos que cree merecer, que le son negados por ellos. A su vez, Simón Tadeo impone la justicia divina a quien la infrinja, condenando o perdonando según su criterio de clérigo inclinado a servir causas favorables a la suya. Es así como se crea un nuevo escenario dantesco. Simón Tadeo muere de pena moral a causa de su descarriada hermana Matilde. Su muerte precipita los acontecimientos que habrán de conducir a la muerte política de Calixto Cienfuegos. Matilde, huye hacia su enclave familiar construido siglos atrás y Calixto abandona igualmente del pueblo y desaparece sin dejar rastro alguno de su paradero.


Mientras todo eso sucede, Joseph Berolo con su pluma fulgurante, abre el escenario para permitir la actuación de nuevos personajes cuyo destino será el de cruzarse y enredarse con el de la infame Matilde Cienfuegos. Es el de presentación de la grandiosa inmigración europea hacia América y su impacto en la historia inmediata y futura de Colombia. La privilegiada tierra colombiana recibía por esos años de la década de los 30, el alma, la vida y las esperanzas de los inmigrantes europeos y de otras regiones del mundo en apurada marcha hacia el fabuloso Dorado en la búsqueda de su conquista.Enigmático poderoso y eventualmente trágico es el encuentro de uno de esos inmigrantes con su destino: el de Giuseppe Bresni, un noble y distinguido joven suizo italiano, con Magda de la Rosa, la romántica hija única del hogar de un prestigioso hombre público.

Predestinados para vivir su amor y por vivirlo, a morir prematuramente y con su muerte condenar al bastardo que procrearon, al más horrendo de los castigos que pueda sufrir ser alguno por el solo hecho de haber nacido. Mío, así llamado por su desventurada madre, llega al mundo bajo la sombra de Matilde Cienfuegos, enigmaticamente convertida en chaperona de su amada Magda. No cuenta aún con unos pocos días de vida, cuando su padre es empujado al suicidio por la pérfida Matilde quien le niega el derecho a vivir para salvar a su amada y a su hijo de la vergüenza y el repudio de la sociedad bogotana. Magda, partiría igualmente unos meses después, dejando en manos de la pérfida Matilde el fruto del trágico romance. La tenebrosa carga mortal de su conciencia asesina, su frustrada ambición social y política, su fanatismo cristiano aplicado a la búsqueda de bienes materiales, su miserable condición de mujer consumida por el fuego de una agobiante sexualidad insatisfecha, la carencia de toda clase de afecto sentimental incluyendo el de sus padres y el de sus hermanos pese a su deseo de emularlos y servirles, y la más absurda de las circunstancias, la convierte en el tenebroso y trágico personaje, Némesis del infeliz huérfano condenado a ser el instrumento de sus horrendos designios.


En el horizonte de la época, se levanta y crece el monstruo de la II guerra mundial y sus consecuencias a sentirse en Colombia misma. Su noble capital, Bogotá, ardería un 9 de abril de 1948 y se partiría en dos y sus mitades abismales se verían pobladas de una nueva generación de seres encargados de mantenerla enfrentada a un destino sin final de barbarie social y política sin precedentes en la historia de su existencia soberana. En esa fecha, derrotada por la turba malhechora que estuvo a punto de acabar con el orden social y político de Colombia, y le arrebató a quien ahora proclamaba ser el hijo de sus entrañas, Matilde-- ("Única mujer y último retoño del General Simón Patricio Cienfuegos del Valle y su esposa Doña Justa Montero Méndez, prácticamente ignorada desde su nacimiento por su padre a quien solo le importaron sus hijos Simón Tadeo, Amadeo y Calixto, a quienes educó en máximos saberes culturales y logró ver crecer a su manera de ser de combatiente de mucha andanza, según contaban los conocedores de su historia"),-- se convertiría en una oscura delincuente errante por entre las ruinas de la capital colombiana, en donde se encuentra nuevamente con Calixto Cienfuegos convertido en líder de los incendiarios que quisieron destruirla y con él y sus seguidores se pierde en el misterio selvático de la cordillera oriental en cercanías del escenario de sus pasados crímenes, el Valle de las Palmas.


Joseph Berolo Ramos, con una sabiduría que le viene de sus antepasados, habiendo conocido y sufrido en carme propia el horror de la tragedia del 9 de abril , recrea en Mio, alumno como su creador, del Instituto de la Salle de Bogotá, el carácter noble y pastriotico de esa noble generación de juventudes de 1948, y lo convierte en abanderado de su generación, la que fuera entonces responsable de la reconstrucción de los valores morales de la patria. Es así como Mio se esmera igualmente en la reconstrucción de su propia vida. Es así como llega a Palmarito a desempeñarse en su primer empleo en el Banco Agrario de esa población. El destino lo colocaba nuevamente en el camino de Matilde Cienfuegos. Lo que le ocurre a partir de ese horrendo instante de su reencuentro, es sólo comparable con la huida de todos los seres de la tierra que desde la Creación han venido escapando de algo o de alguien.

Creo con seguridad que estamos ante una obra excepcional por donde se le mire, incluso sin llevar la correlación de los acontecimientos o hacerle un seguimiento secuencial al argumento, lo que, para comprobarlo, me he permitido adrede, desgranar líneas arriba y más abajo. Joseph Berolo Ramos, con "Los Fantasmas del Tequendama", se consagra como un escritor felizmente no del montón, sino de colendas. No por la turbulenta pero atractiva historia que con oficio de desgranador de mazorcas de maíz, ha magistralmente expuesto, sino por el lujo en el trato de un idioma que se prestó para los logros concomitantes de la novela. Maestro en el trato de la palabra, pero sobre todo de la descripción minuciosa de las circunstancias, le ayuda excelentemente su trabajo de poeta. Y entonces juntos: el aeda y el narrador que para ese efecto se unifican, emprenden el conteo, la prédica de una historia rica en sabores y contenidos, que estoy seguro dará mucho que hablar a las distintas generaciones de su país y el mundo.

La novela de Joseph Berolo Ramos inquieta al enemigo, porque sabe que una victoria no se consigue repitiendo tácticas, sino respondiendo a las circunstancias, con una variedad infinita de caminos. Como lo hicieron en su oportunidad Marguerite Yourcenar con "Memorias de Adriano"); Noah Gordon, con "El último judío"; Vaquib Mahfouz con "Ajenatón el hereje" y Umberto Eco con "El nombre de la rosa", entrando con habilidad a una dimensión insospechada, como el viento, como el rayo, como el relámpago, dándole a las palabras el valor y el suspenso exacto, la fuerza necesaria justo ahora que necesitamos de una literatura vital innovadora que nos respalde contra la injusticia, la debacle y la muerte, pero que además cree belleza y tenga la fuerza y la potencia de una ballesta completamente tensa que se lanza como el halcón tras su objetivo.


Carlos Garrido Chalén

"Los Fantasmas del Tequendama" o EL HIJO DE MATILDE, recrea su argumento, a partir del asalto guerrillero perpetrado en la madrugada del 6 de Abril de 1929 a un pueblo indefenso llamado Palmarito, situado en el Valle de las Palmas, al oriente de la capital de Colombia, retratando el rostro íntimo del fantasma de la guerra fratricida que ha herido y sangrado de muerte a Colombia desde comienzos del siglo XX.Sin pretender en verdad asumir la novela como un tratado netamente histórico, Joseph Berolo teje con maestría un escenario ambientado a la época de los hechos, de proporciones muy cercanas a la realidad del mundo social, político y religioso de la época; y en ese terreno donde se juegan las más extrañas fichas del sentimiento familiar, social, cristiano y político de sus actores, hace aparecer como un milagro del infierno, a Matilde Cienfuegos. Su furtiva figura escurridiza por el apacible ambiente de la plaza mayor de Palmarito, delata rápidamente la inminente llegada del amanecer de un drama sin precedentes en la historia de ese pueblo. Uno de sus tres hermanos, Amadeo Cienfuegos, Alcalde militar del lugar, es asesinado durante el ataque cumplido por unos cien hombres dirigidos por su propio hermano, Calixto Cienfuegos, el belicoso alcalde civil de un pueblo cercano.Continúa Ebbok URL https://www.amazon.com/dp/B007M2T4C4

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LUIS LANDERO   25 de marzo de 1948 , Alburquerque, España Nombre de nacimientoLuis Landero Durán

Procedente de una familia campesina, pasó los primeros años de su vida entre su localidad natal, Alburquerque, y la vecina finca de Valdeborrachos, propiedad de su padre. En 1960, tras vender parte de la finca, la familia trasladó su domicilio a un piso del barrio de la Prosperidad (Madrid), en el cual su padre instaló un taller de punto y de costura. Luis comenzó a trabajar desde los catorce años en diversos oficios: aprendiz en un taller mecánico, recadero en una tienda de ultramarinos, auxiliar administrativo en Clesa, Central Lechera... La muerte de su padre en 1964 dio alas al joven para dedicarse profesionalmente a la guitarra flamenca: junto a su primo fue guitarrista acompañante de diversos cantantes durante algunos años. Aproximadamente por esta época, y a pesar de haber tenido una niñez en la que los libros estuvieron ausentes, comenzó una afición casi obsesiva por la literatura que ya no abandonaría nunca nunca.

Estudió Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid y ejerció en la misma como profesor ayudante de Filología Francesa. Fue profesor de Lengua y Literatura españolas en el instituto Calderón de la Barca de Madrid, en la Escuela de Arte Dramático de la misma ciudad y en la Universidad de Yale. El éxito de su primera novela, Juegos de la edad tardía, publicada cuando su autor contaba más de cuarenta años, le sirvió para poder dedicarse a la escritura de una obra de la que la crítica ha destacado sus raíces cervantinas y el uso de un lenguaje cuidado y denso tras una aparente sencillez.

En su honor se dio nombre al Certamen Literario de Narraciones Cortas Luis Landero, que se convoca a nivel internacional para todos los alumnos de secundaria de los países hispanoparlantes.

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Juegos de la edad tardía


Juegos de la edad tardía es una novela de Luis Landero, publicada en 1989, que obtuvo el Premio de la Crítica de narrativa castellana, así como el Premio Nacional de Narrativa.

Parte de una idea central que se prolonga a través de matices infinitos: el protagonista, Faroni, evoluciona a partir de una impostura, del planteamiento de un doble mediante el cual se procura lo que la vida le ha negado o, mejor dicho, lo que se ha negado a sí mismo al haberse asentado en la mediocridad de una existencia rutinaria.

En esta novela se percibe un realismo mágico sutil que crea una conexión entre la realidad y el ambiente onírico que puebla sus páginas. En un principio, Gregorio Olías (alias Faroni) se encuentra inmerso en una existencia un tanto fragmentada; el pasado que se va revelando establece un puente entre el presente y los sueños dirigidos a intentar resolver diversas situaciones y a lidiar con lo más concreto.

Landero toma personajes vulgares, varados en una existencia opaca, y los convierte en héroes de aventuras rocambolescas, en los protagonistas de hazañas creadas por la imaginación con consecuencias en escenarios reales.

LA ESTETICA NEOBARROCA EN JUEGOS DE LA EDAD TARDIA, PDF

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Juan Goytisolo tercero de cinco hijos (Antonio, Marta, José Agustín, Luis y él mismo) de un matrimonio barcelonés de clase media, pronto conoció las penurias de la guerra: hambre y, muy especialmente, la muerte de su madre Julia Gay a mediados de marzo de 1938 en un bombardeo en Barcelona por parte de la aviación italiana cuando Juan contaba solo con siete años. Una vez concluida la Guerra Civil estudió en el colegio de jesuitas de Sarriá y, posteriormente, en el colegio de la Bonanova de los hermanos de la Doctrina Cristiana. En 1948 ingresó en la Universidad de Barcelona, en la que comienza la carrera de Derecho con la intención de convertirse en diplomático. Durante su época universitaria descubriría la literatura contemporánea y manifestaría inequívocamente su ateísmo.

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Señas de identidad Prólogo Juan Bonilla

Es  la novela con la que Juan Goytisolo empieza a ser Juan Goytisolo. Es bien cierto que desde sus primeros libros Goytisolo luchó por encontrar una identidad auténtica, y en esa búsqueda insomne ha llegado, en palabras de Juan A. Masoliver Ródenas, a una radical desacralización de los valores establecidos.
Señas de identidadinaugura pues la etapa esencial de la obra narrativa de Juan Goytisolo, aquella en la que se hallan sus obras principales, timbradas todas por la arriesgada indagación de los recursos expresivos y por el examen minucioso del presente y las mentiras de la historia reciente de nuestro país. Como sus admirados Blanco White y Cernuda, la mirada de Goytisolo no necesita disfraces, va exigiendo la pura verdad, a sabiendas de que en esa búsqueda es imposible no toparse con la decepción. La huella de Cernuda es tan evidente en Señas de identidad que uno de los recursos esenciales en la poesía del autor sevillano es llevado aquí a su extremo: el empleo del tú testaferro, esa segunda persona utilizada por el autor para susurrarse a sí mismo como si fuera a otro lo que va aconteciéndole. Y no es exagerada ni está, traída por los pelos la mención de Cernuda: la prosa narrativa de Goytisolo se caracteriza por un aliento poético constante, pues, como él mismo ha confesado en alguna ocasión, aspira a un modelo de literatura prosódica que prefiere ser recitada a ser leída, pues entiende que hay un oído literario como hay un oído musical. En esa búsqueda de una literatura para leer en voz alta, hay un evidente entronque entre la literatura de vanguardia -Joyce, esencialmente- con la literatura medieval -el Arcipreste de Hita es otro de los maestros germinativos de Goytisolo-. Así pues la propuesta de Señas de identidad se continuará de forma imparable, coherente y ascendente en obras posteriores, Reivindicación del conde don Julián, Juan Sin Tierram(que están hermanadas con ella), Makbara, La saga de los Marx, La carajicomedia, Las semanas del jardín.
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Señas de identidad, como corresponde a una obra que dice cosas que son dichas para que sea peligroso oírlas, se tuvo que publicar en México en 1966 y hasta el año 76 no circuló por España. Juan Goytisolo se marchó de España en el otoño del año 56, si bien no fue hasta 1964 cuando rompió lazos con su país de origen, al empezar a escribir y firmar con su nombre en la prensa francesa. Desde el año 62 hasta el 76 la totalidad de su obra estuvo prohibida en España. Hago mención de estas fechas para probar que la relación conflictiva de Goytisolo con España ha terminado siendo apenas un tema literario: España es la Ítaca de la obra de Goytisolo, una imagen poética que le ha servido para reflexionar acerca de las miserias de un tiempo en el que la autenticidad es una herejía. La España dibujada en los libros de Goytisolo es así un territorio donde la mentira es la única moneda que da valor a las cosas, donde la mezquindad es la que rige las relaciones humanas, donde llegar a ser uno mismo es una empresa que puede conducir a la destrucción y no hay guarida mejor en la que sobrevivir que aceptar la hipocresía que rige el propio destino del territorio novelado. En esta novela y en las que seguirán, por debajo de un discurso que sustituye -en apreciación de Pere Gimferrer- a la historia, Goytisolo plantea la necesidad de crear una nueva moral, de construir, con sus transgresiones estéticas que son también tomas de postura éticas, un sujeto que desenmascare la intolerancia secular de la sociedad española. Esa España, «de hombres encantados», ese país «decrépito y abocado a la ruina» que aparece en su última novela, La carajicomedia
 ya está presente en Señas de identidad  pues ese país es el territorio de ficción caligrafiado a partir de la realidad que ha ido creando en toda su obra fuan Goytisolo. Para abordar esta ambiciosa tarea, resultaba imprescindible una prosa que prescindiera del conformismo realista, de los meros tintes documentales, tan gastados y empleados en la época en la que se escribió Señas de identidad¿ Goytisolo supo encontrar la bisagra que unía a las dos épocas que más le interesaban: las vanguardias literarias de principios de siglo y la literatura medieval anterior a la invención de la imprenta. En una entrevista declarará: «Antes la gente escribía para ser recitada, entonces había un ritmo y prosodia que yo he encontrado en los textos medievales españoles. Incluso por ejemplo en La Celestina
o en El Lazarillo hay una prosodia extraordinaria. Ahora esto ha reaparecido en el siglo XX con una serie de autores como Céline o Joyce. Me parece esencial ese entronque de la modernidad con la literatura medieval».


Señas de identidadse nos presenta como un documento en el que un personaje se decide a hacer memoria: pero las relaciones entre personaje y autor sufren aquí una criba antológica, y de igual forma la propia crítica de la escritura narrativa enmascarada en una suculenta crítica a la sociedad y a la identidad individual-herencia del primer paso dado por Gide en Los monederos falsos -- constituye otra de las aportaciones de la novela al avance de un género que desde hace ya varias décadas ha sido una y otra vez dado por muerto y sepultado por los sacerdotes de la literatura. «Tus esfuerzos de reconstrucción y de síntesis tropezaban con un grave obstáculo. Tu aventura propia y la de tu patria habían tomado rumbos divergentes: por un lado ibas tú, rotos los vínculos que te ligaran antaño a la tribu, borracho y atónito de tu nueva libertad; por otro, aquélla, con el grupo de tus amigos que persistían en el noble empeño de transformarla pagando con su cuerpo el precio que por indiferencia o cobardía habías rehusado pagar tú, alcanzando su madurez a costa de los indispensables errores, adultos ellos con el temple que te faltaba a ti: la dura experiencia.

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Señas de identidad
es una novela escrita en 1966 por Juan Goytisolo, que inicia la etapa de madurez creativa de su autor. Novela de derrota, búsqueda infructuosa y desarraigo, es la primera de las tres protagonizadas por Álvaro Mendiola, personaje que también aparecerá en Reivindicación del Conde Don Julián (1970) y Juan sin tierra (1975). Ninguna de estas tres novelas pudo ser publicada en España hasta 1976.En su primera edición, Señas de identidad incluía el cuento Pausa de otoño, que fue suprimido en ediciones posteriores.Muchos críticos literarios la han considerado como una de las novelas españolas más importantes del siglo XX;3​ el diario español El Mundo la incluyó en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX.


Argumento


Álvaro Mendiola, fotógrafo barcelonés exiliado en París, vuelve enfermo el verano de 1963 a España. Su reencuentro con los paisajes y las gentes de su país, oprimido bajo la dictadura franquista, sirve de detonante para rememorar su infancia y juventud, recordar las narraciones familiares sobre sus antepasados más próximos y analizar la historia reciente de España y las esencias del pueblo español. Los sucesos de Yeste, en mayo de 1936, la guerra civil española vista desde la perspectiva de un niño de clase acomodada, la oposición estudiantil al régimen, la represión policial, la miseria de muchos de sus compatriotas, la emigración, el turismo y la vida cotidiana de los exiliados españoles en París constituyen el collage al que Mendiola se enfrenta con desesperanza. Solo parece existir una alternativa para el protagonista: romper todo vínculo con sus gentes y su historia, completando así el proceso de desarraigo de sus raíces, de deshojamiento continuo a lo largo de su vida de esas "señas de identidad" que de ningún modo puede considerar como suyas.

Pero Señas de identidad es también la historia de la búsqueda individual infructuosa de un ideal que dé sentido a la propia existencia, más allá del mero rechazo de todo aquello que repugna al protagonista. La necesidad de encontrar a otros con los que pueda sentirse identificado, con los que fundirse y abandonar así su soledad, le conducirá siempre a la decepción; ni siquiera su apasionado amor por Dolores podrá redimirle.

Estilo Entre las características del estilo de Señas de identidad pueden destacarse las siguientes:

Ruptura del orden cronológico lineal: los hechos son narrados mezclando pasado y presente sin ninguna ordenación cronológica, por medio de flashbacks. Incluso muchas de las historias aparecen claramente fragmentadas, solapadas con otras diferentes.

Alternancia de la segunda y la tercera personas narrativas: el narrador en ocasiones trata al protagonista como un ente ajeno (Álvaro), mientras otras veces se dirige a él en segunda persona, especialmente cuando el protagonista ve, piensa o escucha desde su presente o desde una postura emocionalmente más cercana.

Empleo de gran variedad de estilos: un informe policial de seguimiento a sospechosos, el programa de los festejos de un pueblo, la transcripción del testimonio oral de un emigrante, el poema de un exiliado o el cartel anunciador de una corrida de toros son elementos que, entre otros, aparecen en la novela completando o incluso sustituyendo a las narraciones.

Fragmentos en los que desaparece todo signo de puntuación: estos fragmentos son muy diversos entre ellos. En uno de ellos, como emitido de forma coral por los representantes de la España biempensante, se exponen acusaciones contra el protagonista; en otro, especialmente emocionante, un personaje cuenta las penurias de su vida (hambre, cárcel, injusticias, muerte de su hijo...) con el lenguaje propio de una persona iletrada.

SEÑAS DE IDENTIDAD. RESUMEN CAPITULOS INCLUYE VIDEO SOBRE EL AUTOR, OPRIMA AQUI

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El viaje a ninguna parte

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Una de las grandes virtudes que tiene este autor -tal vez la más importante- es que no se coloca por encima de sus lectores, no trata de mostrarnos su sabiduría, ni hace alardes retóricos con el lenguaje, sino que comparte con nosotros sus dudas y perplejidades. Utiliza el lenguaje como comunicación intencionada, sobre todo el que coloca en los diálogos de sus personajes

Fernando Fernán-Gómez
El viaje a ninguna parte
Prólogo de José Luis Alonso de Santos


Debo aclarar en primer lugar que no soy objetivo al hablar de Fernando Fernán-Gómez, pues es una persona por la que siento un gran afecto, no por nuestra relación personal, que hemos tenido muy poca, sino porque siempre he sentido su trabajo como algo cercano y entrañable para mi sensibilidad.Conocemos a F. F.-G. por su extensa obra como actor, director y escritor a lo largo de más de medio siglo, y todos sus trabajos en esos diferentes campos, en cine, teatro, televisión y literatura, tienen una característica común, un toque personal y único que los unifica.

 

Hay un delicado humanismo en su obra, una sorpresa vigilante ante el misterio de nuestros actos, hasta de los más cotidianos. Sus personajes tratan, ante todo, de sobrevivir, tarea bastante titánica ya que las circunstancias que les rodean suelen poner aprueba su medida como seres. Surge entonces toda su ironía y ternura por sus criaturas, ya que sus personajes no son grandes héroes trágicos que acepten gustosos su dimensión heroica, sino personas normales cuya grandeza consiste en la aceptación de sus limitaciones. Aceptación que hacen, eso sí, con mucha dignidad, buscando siempre -por muy peculiares que sean sus circunstancias- el respeto propio y ajeno.


Otra de las constantes en la obra de F. F.-G. es, creo yo, el miedo. Sus personajes están desposeídos de poder y temen -como inocentes, se sienten sospechosos- al que puede ejercer ese poder sobre ellos. Y más en un país como España, en el que -como dice el autor- siempre hay que ir con mucho cuidado. Por eso el poder, y sus órganos representativos, será una de las fuerzas negativas con la que sus personajes tienen que vivir.


En este El viaje a ninguna parte, como en el resto de su obra, el autor nos reconforta, incluso en los momentos más duros de su peripecia por medio de esa gran arma comunicativa que maneja con perfección: el humor. Es un humor compasivo y humano, que descarga a los acontecimientos de la pesadumbre que aparentemente tienen. Ese humor hace que sus pequeños seres se engrandezcan en la lucha con un entorno hostil. Son tipos, tan definidos bajo un punto de vista humano, que hacen creíble todo lo que les ocurre.Es una literatura, pues, de personajes, llena de oralidad y de imágenes. Por eso ha podido pasar al cine con tanta facilidad. Da la impresión que nació en la mente del autor como seres vivos en imágenes, antes que como literatura.



El mundo del teatro de las compañías populares itinerantes de una época histórica, en el momento de su crisis y desaparición, es aquí una metáfora del río de la vida pasando, indiferente, sobre los que caminan con sus pequeñas historias por sus orillas. No es necesario que les cuente el argumento ni los acontecimientos de esta historia ya que si están ustedes leyendo estas líneas es que piensan a continuación leer la novela, y no les haría ningún favor anticipándoles datos y eliminando el placer de la sorpresa, uno de los elementos principales de la ficción literaria. Lo que sí puedo decirles es que es todo un fresco realista e irónico sobre el misterio de la existencia, de nuestras costumbres, deseos y sueños. En este gran teatro del mundo tenemos que inventarnos el personaje que somos cada día para poder seguir viviendo, nos dice el autor. Y lo más honesto que podemos hacer en ese viaje es tirar para adelante con nuestras maletas, aunque no sepamos muy bien adónde vamos, sin mentirnos, aceptándonos como somos, ni un centímetro más altos, ni más heroicos, ni más nobles, ni más magníficos.


Es también el autor un cazador de añoranzas de toda una época pasada, dura e injusta según él, pero entrañable, porque allí quedaron partes importantes de nuestro pasado.
Por último, otra de las grandes virtudes que tiene este autor -tal vez la más importante- es que no se coloca por encima de sus lectores, no trata de mostrarnos su sabiduría, ni hace alardes retóricos con el lenguaje, sino que comparte con nosotros sus dudas y perplejidades. Utiliza el lenguaje como comunicación intencionada, sobre todo el que coloca en los diálogos de sus personajes. Se dibujan así los seres por sus palabras, con sus deseos profundos, y su sentido de la vida. Vemos sus conflictos, sus metas, sus emociones, y sus relaciones con el entorno y consigo mismo, su posición social, y sus logros y fracasos. El lenguaje de cada uno marca, además, los contrastes con los demás, ya que les da la singularidad y peculiaridad de cada momento. Es decir, gracias a lo que dicen «les conocemos» y «conocemos lo que les pasa». Se tiene la sensación al leer a E. F.-G. de que es un amigo con el que hablamos deforma cercana, entrañable e irónica, de esa cosa difícil, asombrosa y tantas veces cómica, que es nuestro viaje a ninguna parte.


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VIAJE A NINGUNA PARTE PDF

Nos han enseñado -parece decirnos en esta novela- que todo a nuestro alrededor es bueno y somos nosotros los que no estamos a la altura conveniente. E. F.-G. no deja que aceptemos ese papel de víctimas avergonzadas por no saber hacer el papel que nos ha tocado, y nos dice -al decírselo a sus personajes- que hay que vivir pase lo que pase, sin creer demasiado en nada, y que si alguna obligación tenemos es la de tratar de ser lo más felices y auténticos que podamos. Lo demás son cuentos. Siguiendo este principio, él disfruta al escribir, nosotros al leer sus obras, y sus personajes al encarnar el imaginario de millones de seres a los que representan, con sus deseos y esperanzas.

Es por todo ello por lo que las pequeñas cosas y las pequeñas gentes de sus obras, esconden esta sorprendente grandeza. La vida pasa sin preocuparse de nosotros, pero esa búsqueda que hacemos de la supervivencia y la dignidad humana, es siempre la principal fuerza que mueve la tierra.


El escritor crea esa galería de seres en los que nos muestra a la vez sumergido y distanciado, conmovido y compasivo, irónico y profundo. Nos muestra así un retablo de desahuciados de la historia, estampas de un fracaso que es herencia de la mejor picaresca española y toda la literatura de antihéroes y supervivientes.Entra en ese mundo siempre con un sentido del humor lúcido e indulgente. La vida es difícil, pero merece la pena intentar salir adelante y sentirnos estupendos por el solo hecho de intentarlo, nos dice en ese saborear constante de pequeñas felicidades y desgracias cotidianas, creando así un vínculo de unión afectiva entre el lector y los personajes.El humor surge en sus líneas como venganza a las limitaciones y como punto de vista humano a esta dura aventura que es cruzar la selva de este mundo con tan poco equipo para el camino.

Fernando Fernán Gómez
Novelista
Fernando Fernández Gómez, conocido como Fernando Fernán Gómez o Fernando Fernán-Gómez, fue un novelista, dramaturgo, actor, guionista y director de cine, de teatro y de televisión español. Fue miembro de la Real Academia Española, en la que tomó posesión de la silla B el 30 de enero de 2000.​ Wikipedia
Nacimiento: 28 de agosto de 1921, Lima, Perú
Fallecimiento: 21 de noviembre de 2007, Madrid, España

El viaje a ninguna parte La Pelicula }El viaje a ninguna parte es una película española de 1986 dirigida por Fernando Fernán Gómez y basada en la novela homónima de la que es autor. Oprima este vínculo para verla.

HAMBRE

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Hambre (Sult en noruego)  es una novela escrita por el Premio Nobel noruego Knut Hamsun  La obra ha sido aclamada y considerada la primera novela moderna escandinava, como también un ejemplo sobresaliente de la novela psicológica. Tras haber publicado El enigmático en 1877, es con esta obra que el autor consolida su estilo, plasmando en su protagonista un alto grado de inestabilidad emocional, similar a la que Kafka (quien señaló a Hamsun como referente) demuestra en sus obras. La historia corresponde a un relato en primera persona, en donde el personaje ficticio, de nombre desconocido, narra la miseria en la cual se encuentra sumergido debido a la carencia de un trabajo estable, sumado a la difícil situación que se vive en la ciudad de Cristianía del siglo XIX. Fundamentalmente, se aborda el tema de la irracionalidad de la mente humana, de manera intrigante y a veces humorística.


Una novela narrada en primera persona que reproduce de modo pionero el flujo de la conciencia, con toda su espontaneidad y contradicciones, antes de de que James Joyce hiciera lo propio en Ulises. Además lo hace de modo más ameno y no tan hermético. La leí por primera vez porque Henry Miller siempre la mencionaba como una de sus influencias fundamentales y desde entonces la he releído un par de veces más. Y siempre me deja fascinado su surrealista sentido del humor y la contradictoria personalidad del protagonista; sus peripecias para sobrevivir, así como su quijotesca lucha para lograr su sueño de elevarse por encima de las comodidades burguesas y, considerándose un artista, convertirse algún día en escritor. Más que kafkiana, es una novela existencialista, una novela en la que afloran las contradicciones ocultas, los meandros y autoengaños en los que incurre el alma humana descubiertos por el psicoanálisis, y en la que se exploran los limites de la cordura, pero también los resortes que operan en un individuo a la hora de perseverar en pos de sus ideales, sobrellevando situaciones de absoluto desvalimiento y soledad. Una novela imprescindible, en definitiva, y un pilar fundamental -aunque casi olvidado- de la literatura moderna.

Esta historia y, sobre todo, su personaje principal, puede parece un poco excéntrica y surrealista, donde predomina la forma de verbalizar las propias sensaciones, emociones y sentimientos del protagonista, descrito como una persona sin pasado, sin nombre, pero con oficio de escritor o articulista. Tal como indica su nombre, todo gira en torno al hambre y a la necesidad de comer, usando como trasfondo la sociedad de la época y aderezado con tintes de soledad, autocrítica, inseguridad, ironía, contradicciones y tristeza por parte de su protagonista. Considero este como un libro para reflexionar sobre las vicisitudes de la vida o la época que ha tocado vivir, la fuerza de voluntad, la inspiración y la perseverancia.

Estamos hablando de un premio Nobel que por si fuera poco creó una nueva forma de contar una historia: desde el interior del protagonista, un nuevo recurso que fue copiado sin disimulo por otros genios de la literatura. ¡Eso merece todas las estrellas! Más allá de lo anecdótico, de lo que se relata, que es en grado sumo entretenido, incluso angustiosamente moderno, hasta se puede sentir uno identificado (a pesar que fue escrita en 1890), lo que a mi me dejó extasiado es la capacidad de desarrollar el perfil psicológico del personaje de tal forma que lo cincela con precisión y exactitud de tal forma que vamos viendo en primera fila cómo un ser humano, en sus altos y bajos, se va deteriorando hasta llegar a la
orilla del abismo de la locura, de la cual, solo un barco, el mar, un destino incierto, podían curarlo.

 

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AUDIO  1a PARTE NARRADOR JOSEPH BEROLO

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La historia corresponde a un relato en primera persona, en donde el personaje ficticio, de nombre desconocido, narra la miseria en la cual se encuentra sumergido debido a la carencia de un trabajo estable, sumado a la difícil situación que se vive en la ciudad de Cristianía del siglo XIX. Fundamentalmente, se aborda el tema de la irracionalidad de la mente humana, de manera intrigante y a veces humorístico. Considero este como un libro para reflexionar sobre las vicisitudes de la vida o la época que ha tocado vivir, la fuerza de voluntad, la inspiración y la perseverancia.Extracto narrado por Joseph Berolo especialmente para la Serie Grandes Novelas de la Historia. PDf adjunto en Español e Inglés.

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