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CARMEN AMARILIS VEGA OLIVENCIA

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Carmen Amaralis Vega Olivencia,
 
Bienvenida a la Paz para nuestro tiempo y el tiempo de nuestros hijos y los hijos de sus hijos  a través del cultivode las Bellas Artes en los jardines de su mente y sus corazones
 
 

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Carmen Amaralis Vega Olivencia, Doctora en Química , ejerce como Catedrática de Química en el Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico (RUM), en la que desarrolla su labor docente e investigadora, compaginando estas actividades con una fecunda labor cultural, tanto en el campo de la literatura, como en el de la música y otras ocupaciones plásticas y artísticas. Quizás sea, por encima de tantas polifacetias, su curiosidad vital, su imparable alegría, su contagiante naturaleza positiva, lo que más podría destacar de su abigarrada esencia personal. Una alegría íntima que siempre ha sabido derramar en sus escritos, y que ha dejado huella a través del tiempo, trasgrediendo lo puramente científico en una literatura esencial contagiada de intimismos y de ritmos de una tierra, la suya, que se imbrica metafísicamente en su poética. Su poesía entrelaza entre lo científico y lo esencial, con fuertes raíces rítmicas apoyadas en los cantos de la tierra cálida de Puerto Rico, ritmos que han ido evolucionando hacia estructuras abstractas y sugerencias abiertas y que han rotado hacia una poética mucho más honda e intimista en la que la mirada crítica, fuertemente vivencial, alza la voz y los dolores en sus poemas y prosas. Literatura mixta que se pelea, cotidiana, con las injusticias sociales y a la que duele la soledad y el silencio irreverente, luchando con su vitalidad personal de mujer inteligente, básicamente romántica y tierna, críticamente científica, que siempre ha sabido casar con sus creaciones literarias. Posee muchos textos cortos en prosa, cuentos infantiles y poemas y ha publicado seis libros: cuatro de poesía, uno de relatos y uno de cuento infantil. Actualmente se encuentra escribiendo su primera novela. Luis E. Prieto Vázquez

CRUZANDO CON FE

Crucé la línea que separa el infierno de la gloria,
dejo lo que más se puede parecer al 
averno.
Necesito fuerza
resucitar la piel reseca.
Me esperan los muros,
altos muros del Paraíso,
el sueño de sentirme limpia,
sin hambre en las entrañas,
sin llagas en los ojos.
Ojos que puedan guiar mis alas,
que puedan llegar a la cumbre de mis sueños.
Ojos que enfoquen al destino,
y se rían solo al distinguir la luz.
Crucé la frontera buscando un refugio,
un techo sobre mi cabeza,
sobre las cabezas de los míos.
Faltan kilómetros de agua viva,
olas impulsadoras que levanten mi barca,
flechas que recorran los azules en línea directa,
donde solamente se valore la fe en sí misma,
y pueda envejecerse con el corazón estrujado,
pero en paz.

 

 

 

 

 



Carmen Amaralis Vega Olivencia

Su poesía entrelaza entre lo científico y lo esencial, con fuertes raíces rítmicas apoyadas
en los cantos de la tierra cálida de Puerto Rico, ritmos que han ido evolucionando hacia estructuras abstractas
y sugerencias abiertas y que han rotado hacia una poética mucho más honda e intimista en la que la mirada crítica,
fuertemente vivencial, alza la voz y los dolores en sus poemas y prosas...

Como una gran alquimista, tus versos convierten a las palabras comunes en fuego que en ocasiones queman lento,
y en otras, como una gran hoguera, fulminan sin aspavientos. Después, como una niña juguetona, añades a tu probeta,
puños de suspiros y nostalgias para que emerja de su fondo vapores azulados que nos den calma...
ALETSE SANTIAGO, Cancún, Q.R. Mex. 

ARDIENDO EN LA TINTA DE UN POEMA
 
Libélula feliz,
con las alas mojadas,
hoy tengo los colores que buscabas.
Se terminaron los grises insufribles.
Puedo camuflar mis ardores
Y escribirte un poema
con el verde esperanza
centelleando en los ojos.
La negrura alejándose del verso,
con el azul tenue de la piel nacarada.
Llueve, y el arco iris crece en los delirios
con chispas deslumbrando ese abrumado ser.
Y me parto en dos, dices, dos en una,
redoblada en la carne del placer:
La que vive en la jaula dorada del poema,
Y esa que se acomoda entre tus versos
para arder en las llamas
que encendieron los elfos.
Soy malabarista de miel que reverbera,
pebetero ardiente
enredada en tus alas,
en bosques misteriosos
canción celeste,
volando en la alfombra que te eleva
descifrando el futuro
y ardiendo en la tinta de un poema.


MI ESPÍRITU ES MÍO

 

Cuando estoy desolada
a veces me encuentro llamando a mi espíritu,
para que me siga.
para que me acompañe en mis locuras.
Le veo a mi lado.
Está ahí, lo sé.
Le siento mirarme extrañado,
curioso,
inquieto.
No me riñe,
No me obliga a nada.
Soy yo la que hace siempre lo que desea,
con este tangible cuerpo de pasiones necias,
aún sabiendo que pueden lastimar,
que pueden quitar la paz,
esa que el espíritu necesita.
Acumulo sentimientos tocados,
los que pide este cuerpo al mirarme al espejo,
y mi espíritu sigue ahí, a mi lado,
aunque le confundan mis deseos,
mis terquedades,
mi necedad.
No deja de seguirme,
me pertenece,
es parte de mí,
es mi espíritu,
inquieto, permanente, eterno.

VENGO DE VISITAR LAS ESQUINAS DEL DOLOR

 

¿Y qué pasa con esos que no tienen oídos para oír,
y te cierran las compuertas de sus almas,
con esos que creen lo que ellos mismos cantan?
Y qué pasa con esos laureles de paz
colocados en cabezas que solo esperan fama,
con esos que no escuchan las canciones del alma,
con esos que creen cantarle a la justicia,
y brillan sus botas en las esquinas del placer?
Si el gran desafío es inhalar miseria,
Corrupción,
Odio,
Violencia.
Metabolizarlo todo con ideologías de amor,
exhalar tolerancia,
aumentar la bondad en corazones fríos,
calmar el delirio de los poderosos,
y limpiar lacras sin temor a contagiar las manos.
Esas manos que acarician sus propios rostros.
Rostros que se miran mucho al espejo
buscando la belleza de la piel
en lugar de sondear la belleza del alma.
Escribo en el limbo del dolor,
Es que sé que el sentido de la vida queda atrapado
en el papel de un poema,
en las ondas del aire que resuenan en el desierto,
colocando muecas en el perfil del tiempo perdido.
No me contradigan,
lo suplico,
que hoy vengo de visitar
las esquinas del dolor y la sangre. 

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