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A ELLA...
No fatigues la jornada, mujer de sabia alcurnia, no tu paso por la enconada senda del pasado, no la gira desvelada por tu mar de angustias, no tu vuelo azul detengas para llorar lo amado. Todo vale y nada vale del embrujo aquel alado-- del lecho los pliegues fatigados solo albergan brumas de noches atrapadas, el sabor salado de lo que fuesen mieles, espasmos que navegan corrientes de nostalgia, aquel haberlo sido todo, la verdad de lo perdido, el fuego que agotara la fuente del querer; el infinito mar de logros, en fangoso lago convertido-- razón a sinrazón-- el regreso largo de la noche a nueva aurora, que todo aquello vale y nada vale al corazón. Joseph Berolo. Ave Viajera Mayo 3, 2006 |
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