Del libro: Identidad Latinoamericana
LOOR Y GLORIA CANTO PRIMERO, A LA MADRE TIERRA Desde lo más profundo de mi ser hoy comienza a despertarse, luego que la cimiente dormida, al contacto con la historia diera su primer flechazo, sobre el surco del arado y la serpiente de fuego, penetrara en mis entrañas. Fue
la madre primigenia, la
tierra y el agua puras, que
forjadas por los vientos y
la amalgama dorada, cayendo
de las alturas, originaron
las huestes, que
del linaje aborigen, emergió
la sangre viva, que
infundió sacra cimiente. Siendo Jeque sacerdote, de Nemequeme a Bochica; el pueblo al que me refiero no fue en vano su linaje, pues ahora y en los cuerpos, de miríadas y miríadas, se nutren y se amamantan los nuevos hijos del Muisca, que en la mente fresca y pura de generaciones futuras, harán la gloria de América.
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Su sangre
que es nuestra sangre rindió
vasallaje insano al
español soberano, que
reinara en nuestras Indias, desflorando entre sus vientres un mestizaje cansado, que hoy limpio y fructificado arroja nueva cimiente del Maya, el Inca y el Quechua, de Cardeñosa y Caribe, del Panche y de los Pijaos, Guanatás y de los Muzos, Was y Motilones, guardianes todos del cosmos y nuestra madre la tierra y en la sierra los taironas, en el golfo los Aztecas son los hijos predilectos del nuevo mundo nacidos profanados y matados que hoy brillan como titanes. Con
la fuerza sacrosanta del
maíz la cementera dieron
vida a nuestra América; del tubérculo al baluy, algodón y tierra viva, de verdor en las comarcas y miríadas de esmeraldas, que aún hay en los Usaques del templo de Guatareta; en los campos del oráculo caminan sobre los vientos del Vijagual y de Iguaque. El
hijo del sol naciente, que
loara en los altares, de las tribus estelares, con Bochica, Modán y Quisiba hacia los cerros de Mamapacha y Caguata.
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