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CORRESPONDIENTE
EXHORTACIÓN Llueve
y entre la lluvia se
escucha tu llamado, tu
grito enorme sobre
el silencio mudo... tu voz profética sobre la humanidad. La
rueca hiló su tiempo de
regresar a Dios, regresar a su huerto a transformarnos. Allí, donde ninguna peste nos invada, ni política obscura ensombrezca los caminos del amor. Donde el oro y la plata no sean dominación, juego de las potencias que arrebatan y huelen a dolor. Es tiempo de encontrar el reflejo perdido, de engrandecer la luz, que nos da vida. Cuánta dulzura Tú, infinitud del cielo, eco divino de un nuevo amanecer.
Amanecer de sueños, donde
la mezquindad no nos
alcance y el agua cristalina, murmure su canción. Donde el ala del tiempo, dance feliz en trinos y haya fiesta de cantos, de vuelo y libertad. Donde aflore el crepúsculo y tome entre sus brazos, Ias familias unidas con lágrimas de amor. Dios quiere que cambiemos y que nuestra palabra, no modifique códigos ni relaje moral. Quiere, que
duerma la ambición sueño
eterno y sean libres
los patios de nuestro
corazón. Quiere
que nuestra barca, viaje en aguas tranquilas, entre los continentes de su infinito amor. ------ Somos hechos de lluvia y de dolor de tierra, de malva nuestros pies atestiguando el tiempo viajes de siglos somos conjugando colores con la hierba, sonrisa de agua limpia, espejo donde puede mirarse la inocencia y la simpleza de la flor silvestre.
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Sueños sin pandemia Al navegar por ese mar secreto del alma, vi en el horizonte resplandeciente estrella, era Dios... como si con el hombre caminara debajo de los cielos. Poderosa y radiante su mirada, nos contemplaba... Nos contemplaba, desde el profundo azul de la distancia. Parecía
remover a la tiniebla, para
abrir las ventanas de
las almas, e irradiarlas
de luz y de esperanza.} Murmurante el silencio le invitaba, para que con su lumbre iluminara, la inmensa humanidad dudosa y fría, uniéndola en la fe jamás tardía. Mientras tanto, ya nos había dejado sobre la tierra, salvadoras huellas de su palabra... Tras el cristal de su sabiduría, en el libro sagrado de la vida. Noviembre Ha caminado mucho.... ¿O ha llegado noviembre a visitarme? Pero aún sigue ahí la mata de Jazmín y el alcaparro. La niñez pasó por el rosal la juventud, bordó muchos ensueños, quiso volar y ya era tarde. Tuvo hijos... crecieron, se miró en el espejo sus ojos no brillaron igual que antes. Miró por la ventana la ruta inalcanzable y en sus pálidas sienes lluvia de nieve halló.
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La Poesía "Poesía
es la música de la melodía del universo en el corazón humano." Tagore Estrella solitaria del misterio. Silencio que me envuelve en la brisa, de todo lo que toca. De mis lágrimas hago infinitos lagos, bebo el azul aljibe dulce y profundo, bebo el grito de mundo entre tus sueños. Descorro el velo de esta invisible lucha, estas en todo, en la piel de la noche, yen el perdón... estas ahí, de las cenizas resarciendo vida. En mi ser insaciable te desmoronas, y si busco tu esencia una llama arde en mí, unidad de lo etéreo y lo terreno. Voy contigo en el viaje de los siglos, recorro los caminos y en tus fantasmas duermo. Delirante
me habitas, tienes
olor y aliento, tu
aroma me persigue, me
despierta, me embriaga y
no se comprenderte. Recorres
mis sentidos, hablas,
y se llena mi casa de
emociones. A través
de tu piel percibo
el mundo, tu palabra
es esencia indispensable. Solitaria en el filo de mi vida te recuestas, y yo me apoyo en ti para no morirme.
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Aprendo "Quien
volviendo a hacer el camino viejo aprende el nuevo, puede considerarse un maestro." Confucio Día
a día aprendo
a tolerar la rutina
del tiempo, a viajar
en su sueño. A mirarme en las mañanas tristes, a acompañar las tardes grises donde se esconde el sol. A estirar las manos para abrazar el infinito azul, y tan solo alcanzar, un muro de ilusión. Aprendo a soñar la libertad, en la violencia de mi sonrisa triste . Eclipse Se eclipsa el sol en el corazón del hombre y sus rosas desgarradas, rodean las orillas de su mar. En la noche impasible de su impotencia, la hambruna y la violencia se pasean, por la pradera gris de su sollozo. La
amenaza rompe el tallo
tierno de los pueblos, la
necrofilia avanza, el
viento sabe a sal. La
luna tiembla en el corazón de los que sueñan y el llanto de su alma deforma
la palabra en alaridos. El
sol se eclipsa en los
desiertos cielos de su ser y
eleva un trono ciego, la tiniebla.
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LA CANCION DEL SILENCIO Allí, donde reposa la canción del silencio, hay lunas en el tiempo que entretejen los sueños, hay luceros muy altos en las tardes serenas, hay torrentes de angustia si no regresa el alba; allí, donde reposa la canción del silencio, se cruzan laberintos de insospechadas puertas. Viajes de la conciencia sobre el tapiz del alma, en el largo camino, que proyecta sus soles y proyecta sus sombras; allí, donde reposa la canción del silencio, la voz de Dios palpita sobre el paisaje eterno, y canta nuestro espíritu evocación de salmos. Allí, donde reposa la
canción del silencio, florecen
girasoles anchura del
aliento, se deshojan
poemas y nacen nuevos
sueños.
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Dolor de Patria Los
ojos de los siglos atisban
con horror tu sol agonizante. Oprimido por sombras y fantasmas muere tu resplandor; procesión de caníbales destrozan tu sonrosada piel de terciopelo y se beben tu mar.
Bajo el desierto arrullo de palomas, en noches taciturnas, un enjambre de almas tiembla sobre el rio de la desesperanza. De tu jardín
amado nada queda, han profanado el cáliz de tus flores y han robado su aroma; las mariposas sumergidas en la melancolía existencial, claman bajo un oscuro cielo sin estrellas. La luna alumbra tarde entre noches de ruina y en vuelo de alas rotas olvida sus alondras; los himnos de la vida, son lágrimas, adioses y lamentos. El vientre de los tiempos, se ha tragado la rueca donde se hilan los sueños. Las
emociones rotas del habitante triste siempre en duelo, llora entre los silencios del camino. Se han inmolado: el canto de las aves, la dulce voz del niño y las hondas plegarias de las madres; silencio de silencios... de gritos acallados sobre el soplar del viento.
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En la silente
selva monstruos con
sed de sangre, rompen
el tallo tierno de
los pueblos, y un chorro
gris opaco de miserias, pulula por doquier. Atribulado
el cielo se enternece, y
recoge las lágrimas; más,
en la tarde grave hundida
en las tinieblas los
caminos torcidos desatan
la tormenta y devastan
la vida; entre la soledad, los ojos de los árboles lloran los niños muertos. El
corazón del hombre en
su deshonra centellea
en las pupilas, tiene
miedo del reguero de
huérfanos, en
rezos salpicados. Miedo a la sombra incólume de las cosas vacías, a la puesta del sol de nuestras almas, miedo a la tempestad de nubes vagabundas que con su mano oculta como insaciable buitre, devora al inocente; miedo a tanta abundancia de tus campos violetas sazonados y nadie calma el hambre, allí se bate el viento de todo lo saqueado en amalgama impura; cavan tu entraña bajo la oscuridad y desangran tus venas. Un lucero escondido, desgrana su sollozo sobre un paisaje de pañuelos blancos, donde aroman los lirios y gimen las orquídeas, donde la luna llueve su fría luz de cirios, donde se han sepultado tantos hijos, y hermanos, tantos padres amados, sobre valles de muerte.
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