ORACION DESDE LA BLANCA CATEDRAL DE LA
MONTAÑA MONSERRATE, BOGOTÁ, COLOMBIA 6 de Abril Viernes Santo 2012
Viendo desfilar a mis hermanos colombianos,
acongojados, ante el Señor Caído, igual veo la humanidad entera caminar con la misma pena y con la misma
muerte a cuestas. Las calles del viejo Bogotá son testigo fiel de mi peregrinaje a visitar al Redentor en su
nicho de cristal en la blanca catedral de la montaña. Piadoso trepo el sendero que me lleva a su divina gracia sintiendo
liviana la cuesta pero intranquila mi alma. Su
patética estampa lacerada; sus carnes torturadas; su rostro ensangrentado; su cabeza coronada de espinas, el Redentor
contempla la Colombia triste que lo venera, llegar silenciosa, adolorida, piadosamente atropellada, a suplicarle que le conceda
la Paz y la Armonía, maltratada como Él. Larga e interminable es la procesión humana que busca desfilar ante su altar. Como
Yo, en racimo con mis hermanos colombianos, sin distinción alguna, todos de la misma grey y con la misma angustia de
ver morir asesinados a tantos de los nuestros, día a día, noche a noche, sin que para ellos brille la
esperanza que a nosotros nos concede la paz de poder orar ante la inmensidad de su agonía. Hoy, doliente
de su pena, voy sintiendo en su calvario, el de aquellos que aún padecen el horrendo infierno de la guerra
colombiana. En el horizonte
de la inmensa planicie bogotana, aparece la Plaza de Bolívar epicentro de todas nuestras glorias patrias. Sus
senderos están marcados con el nombre de todos los que marcharon al olvido del secuestro. En sus garras se perdieron
y de ellos solo queda su nombre grabado en memoriales trazados con su nombre y la fecha de su muerte. ¡Aunque
no se hayan muerto! -- Si regresan...solo el Señor de Monserrate, podrá resucitarlos a la vida que dejaron. Como no suenan las campanas, ni nadie
se alborota de fiesta y alegría, ni se escucha ya el grito del Caudillo asesinado un 9 de Abril, de 1948, el
pueblo que lo amó, tampoco existe. Unos pocos quizá, ya viejos, como yo que lo escuché, recordararemos
su grito de batalla: !A LA CARGA! con el que creyó convocar la Paz para Colombia. MURIÓ DEJÁNDOLA EN LA GUERRA QUE AÚN NO ACABA!- Hoy, con un millón de muertos
más, igual, a bala y a traición, contemplo el mundo que marcha hacia el único Caudillo que tenemos: ¡Cristo
en su Calvario! . Hoy,
Viernes Santo 6 de Abril 2012, el Redentor morirá en la cruz una vez más... y con El, nosotros... un poco más
de lo que ya estamos...Mas llegado el día, al otro lado de la noche larga de la Cruz , El Mártir resucitará,
y con El, ¡Nosotros!... no a la Gloria de los Cielos, sino a la Patria liberada de sus males. Nuestros Verdugos por fin escucharán
el lamento del corazón de Colombia atravesado por su inquina, y vendrán, como Yo, como los niños, como
juventud en semillero de esperanzas, como los abuelos, como toda Colombia, en oración postrados, como los mimos inconmovibles
en sus altos bancos en todas las esquinas de la Calle Real, que no respiran por temor a no ser vistos, como los soldados de
guardia ante Bolívar, como las palomas en vuelo por el espacio encapotado, fúnebre, de esta día
santo. ...!Ellos, arrepentidos, y nosotros, perdonando sus afrentas, vendrán y alzarán en hombros al Señor
resucitado, y convertirán la blanca catedral de la montaña en el FARO DE PAZ Y AMOR QUE TANTO NECESITAMOS!. Desde allí, contemplo el ancho horizonte
de mi patria y juro no mancillarlo nunca. Joseph Berolo Abril 6 2012 Bogotá, Monserrate. Colombia
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